4 desafíos que viven las personas con VIH en El Salvador (con y sin pandemia)

Graciela Barrera | 15/01/2021

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¿A qué se enfrenta una persona con VIH en El Salvador? La sobrecarga de los servicios de salud por la pandemia por COVID-19 puso en pausa los tratamientos y consultas de algunas personas con VIH. Quienes lo padecen pertenecen a uno de los grupos de personas más vulnerables, no sólo en términos de salud, sino económica y socialmente.

El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) debilita el sistema inmunológico, el cual protege al cuerpo de infecciones y enfermedades. Esto provoca que la vida de la persona que lo contrae sea más vulnerable y enfrente mayores riesgos. Con la llegada de la COVID-19, las 26,893 persona que viven con VIH en el país, según cifras del 2019 del Ministerio de Salud (MINSAL), han tenido que enfrentarse a diferentes limitantes para tener acceso a sus tratamientos y consultas durante la pandemia.

Todas estas personas requieren de sus tratamientos de forma constante e ininterrumpida para el resguardo de su salud. El acceso a estos y servicios de salud se dificultó durante el confinamiento obligatorio, debido a que no se distribuyen en unidades de salud cercanas a la comunidad de las y los pacientes.  

En un contexto tan complejo como la crisis sanitaria actual, este es uno de los grupos poblacionales que necesita respuestas inmediatas por parte de las autoridades de salud.  Platicamos con Jaime Argueta, jefe del Departamento de VIH y Derechos Humanos de la Procuraduría Adjunta para la Defensa de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sobre los desafíos que enfrentan las personas con VIH en El Salvador. Esto fue lo que nos contó: 


1. Estigma y discriminación 


Las personas con VIH se enfrentan al estigma y la discriminación porque socialmente existe la idea de que es una enfermedad adquirida por tener comportamientos indebidos. Sin embargo, cualquier persona puede contraer VIH.  


«Cuando tienes otra enfermedad lo que obtienes es solidaridad, apoyo. Con una persona que por ejemplo tiene cáncer, eso tiende a unir a la familia, a llevarla a que todos estén en función de esa persona. En el caso del VIH no, usualmente la familia te huye, evita y te acusa de que has cometido algo indebido».

—Jaime Argueta, jefe del Departamento de VIH y Derechos Humanos de la Procuraduría Adjunta para la Defensa de los Derechos Económicos Sociales y Culturales


Según el informe de 2019 Determinantes sociales de la salud en población con VIH de El Salvador, 25 de cada 100 personas con VIH mencionan que han sufrido discriminación.  

De estas, el 47.3 % dice haber sufrido aislamiento de sus familiares y amigos, 32 % rechazo por parte de sus vecinos y un 19 % menciona que otras personas divulgaron su padecimiento a terceros. 

Por otro lado, algunas personas con VIH se enfrentan a dificultades a la hora de buscar un trabajo. El mismo informe explica que, según el sistema de información del MINSAL, durante el año 2017 hubo 470 solicitudes de la prueba de VIH por motivos de trabajo. Esto no debería suceder porque ningún empleador puede exigir a una persona a realizarse la prueba para obtener un trabajo o permanecer en él. 

La llegada de la COVID-19 también agravó la situación de personas con VIH en el contexto laboral. Aunque no existen datos concretos, Jaime Argueta aseguró que conoció casos en los que una persona tuvo que notificar que padece de VIH y fueron los primeros en ser despedidos de sus empleos. La idea detrás del despido era que podían ser una carga para la empresa y un peligro para los demás, porque ellos podían enfermarse fácilmente por COVID-19 y poner en riesgo a los demás compañeros de trabajo.  


2. Falta de ingresos 


La mayoría de personas con VIH trabajan en el sector informal. Con la imposición de la cuarentena obligatoria desde marzo hasta agosto todo el sector informal se vio afectado y las personas que están dentro de este vieron sus ingresos reducidos. Esta es una de las mayores dificultades porque si las personas no salen, no pueden obtener los ingresos necesarios para cubrir sus gastos y comprar sus alimentos.   


«La persona, al no trabajar, no tiene qué comer y, posiblemente, no va a tomar el tratamiento porque son medicamentos que tienen sus efectos secundarios, son fuertes».

—Jaime Argueta


Argueta también comentó sobre casos de personas que ejercen el trabajo sexual, para quienes la llegada de la pandemia signigicó perder la manera de conseguir ingresos para costear sus gastos de vivienda, alimentación, entre otros.   


«Si salían a buscar clientes, también podían ser llevados a un centro de contención. Entonces estaban recluidos, no tenían cómo obtener un ingreso».

—Jaime Argueta


Un estudio del 2014 sobre VIH y pobreza, citado por el informe Determinantes sociales de la salud en población con VIH de El Salvador reportó que el 50 % de los pacientes con VIH se encontraban desempleados. Solo 3.5 de cada 10 tenían un empleo formal, mientras que el 1.5 de cada 10 estaba trabajando informalmente.  


3. Sin tratamientos ni consultas 


La pandemia por COVID-19 provocó una sobrecarga de los servicios y tratamientos de salud. Las personas con VIH dejaron de recibir sus medicamentos y las consultas con los especialistas. Quienes sí podían recibir atención médica se exponían a contagiarse de coronavirus. 

Por otro lado, Argueta reitera la importancia que tienen los exámenes y análisis de seguimiento del estado de la salud de las personas con VIH. Afirma que es necesario verificar niveles de triglicéridos, colesterol y creatinina de forma regular, debido a que hay medicamentos para tratar VIH que ocasiona daño renal y hepático en algunas personas, y si no se detecta de forma temprana puede llegar a causar daño irreversible.   


4. Deudas con los pacientes con VIH


Argueta asegura que se ha insistido a la Comisión Nacional contra el Sida (CONASIDA) para que elabore un plan de emergencia con la finalidad de brindar un abordaje integral de las personas en situación de vulnerabilidad, como los pacientes de VIH. Este plan debería brindar ayuda e información de los lugares a donde las personas puedan acudir, obtener sus medicamentos y, además, garantizarles confidencialidad.   


«Es importante que conozcamos cuántas personas con VIH tienen discapacidad visual o discapacidad motriz para poder ser las primeras que vamos a ir a buscar para brindarles ayuda con comida, medicamentos o monetariamente pero vimos durante esta pandemia que no tenemos nada».

—Jaime Argueta


Las Naciones Unidas, junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), han trazado como objetivo poner fin al VIH como un problema de salud pública en América Latina en 2030. En El Salvador, este es uno de los desafíos más importantes porque existe un retraso en las metas que se deben cumplir como país.  


«Aún antes de la pandemia ya estábamos atrasados, no estábamos cumpliendo las metas. Ahora con la pandemia creo que lo vamos a atrasar un poco más».

—Jaime Argueta




Las ilustraciones que acompañan esta texto son de Denisse Menjívar.




Corrección 24/01/2021: en una versión anterior de este artículo se utilizaba incorrectamente la palabra «contagiar» en lugar de «contraer». Actualmente se evita el uso del término «contagio» porque conlleva connotaciones estigmatizantes para las poblaciones con VIH.

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