La vida encuentra su propio camino en una comunidad de ex refugiadxs de la guerra

Vilma Laínez | 05/06/2021

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Una 30 mil personas salvadoreñas se refugiaron en Honduras en la década de 1980 a causa de la guerra, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). En 1987, las familias, la mayoría campesinas, iniciaron un lento retorno a El Salvador. El último de esos retornos fue en 1992, después de la firma de los Acuerdos de Paz. Entre esas familias están las que ahora viven en Huisisilapa, La Libertad, donde cada año celebran con eventos culturales su retorno del exilio. Después de haber cancelado las celebraciones por la pandemia, este 2021 Huisisilapa celebró, una vez más, la vida después de la guerra.


Los habitantes del caserío Huisisilapa, en el municipio de San Pablo Tacachico, La Libertad, llevan 29 años celebrando con grandes fiestas su regreso a casa. El 1 de abril de 1992, tras vivir alrededor de 12 años huyendo de la guerra civil, salieron de los campamentos de personas refugiadas en Honduras y retornaron a El Salvador bajo la promesa de un país que acababa de firmar la paz. La mayoría de estas familias provienen de los departamentos de Cabañas y Chalatenango. Decidieron habitar las tierras de Huisisilapa por varias razones, una de ellas, para no encontrarse con el dolor en sus tierras de origen, desde donde hace más de 40 años fueron sacados a punta de balas y bombas por el ejército salvadoreño. No todxs lograron regresar de los campamentos: algunas personas fueron asesinadas mientras huían; otras murieron de enfermedades crónicas o de desnutrición en el exilio; algunas de las personas que ahora habitan la comunidad nacieron en el exilio o incluso después del retorno a casa.

El caserío Huisisilapa pertenece al Cantón Obraje Nuevo, en San Pablo Tacachico. Está ubicado a casi 38 kilómetros de San Salvador. Hasta 2014, su población rondaba las 679 personas, 308 hombres y 371 mujeres, según datos del Censo Socioeconómico comunidad Huisisilapa, elaborado por estudiantes de la Maestría en Metodología de la Investigación Científica de Universidad Evangélica de El Salvador. La agricultura y la crianza de animales domésticos son parte su actividad económica y, hasta 2014, un 17 % de su población recibía remesas de Estados Unidos 

Este pueblo se ha abierto camino entre el rescate de la memoria histórica y sus luchas por el desarrollo comunitario durante el período de la posguerra. 

En 2020, las fiestas fueron suspendidas por la pandemia causada por COVID-19. Este año su población decidió continuar celebrando la principal fiesta de su pueblo: “El retorno a casa”. Es la fiesta que más atrae a visitantes de otras comunidades repobladas y donde más actividades se desarrollan, según explicó Miguel Miranda, habitante de Huisisilapa. 

A 29 años del retorno, así vive y celebra esta comunidad haber sobrevivido uno de los períodos más oscuros de la historia salvadoreña. 


La tierra que Dios nos ha dado  



Huisisilapa es una comunidad rural que se fundó sobre una hacienda el 1 de abril de 1992, tras la firma de los Acuerdos de Paz. Su población conforma el último retorno masivo de personas refugiadas de un total de seis que hubo desde Mesa Grande en Honduras a El Salvador. Más de 600 personas fueron reubicadas en esta comunidad por sus condiciones geográficas o por decisión de las mismas familias, quienes prefirieron vivir en otra comunidad para no reencontrarse con el dolor de sus lugares de origen, donde algunos de sus familiares fueron asesinados. Ese es el caso de Wilfredo Mendoza, el director del Centro Escolar  “Caserío Huisisilapa. Es originario de Victoria, Cabañas. Su papá fue asesinado en la guerra mientras se refugiaba en Honduras. Frente a su mamá y su hermano mayor, su padre fue sacado de la casa por el ejército hondureño en acompañamiento del ejército salvadoreño y asesinado junto a otro grupo de personas. “Mi mamá tenía mal recuerdo. Salimos con mi papá y regresar sin él… A él lo mataron en el 82. Lo mataron a la orilla del río Lempa… por eso no regresamos a Victoria, porque ahí aún había gente de la que le pusieron el dedo a mi papá”, dijo Wilfredo. 

Huisisilapa significa para él un regalo que Dios les hizo en un contexto de esperanza para el país. “El mejor lugar que existe es donde uno vive… Por eso quiero a Huisisilapa”, detalló. 


Vivir en tres lugares diferentes  


Zoila preparó y regaló tamales durante las fiestas a toda persona que le visitó. Los tamales son el platillo típico que preparan la mayoría de las familias para compartir para estas fechas. Foto: Vilma Laínez 

Zoila ha vivido prácticamente en tres lugares a lo largo de su vida. Nació y creció en el municipio de San Isidro Labrador de Chalatenango. Fue parte de las familias que se vieron obligadas a huir a Honduras a causa de la guerra. Su madre y su padre, así sus como su suegro y su suegra fueron asesinados por el ejército porque sus hijxs fueron parte de las Milicias Cantonales de las Fuerzas Populares de Liberación «Farabundo Martí» (FPL). Temían regresar a su lugar de origen porque militares de la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), responsables de haber masacrado a sus familiares, seguían activos en el lugar, a pesar de la Firma de los Acuerdos de Paz. Temían que podían ser víctimas de asesinato. Para Zoila también había otra razón para reubicarse en Huisisilapa. “Me vine a esta comunidad por mi esposo y por mis hijas, quienes se acompañaron con hombres de otros lugares”, dijo. Zoila llevaba 6 hijxs cuando huyó a Honduras con su esposo. En los campamentos tuvo dos hijos y después de regresar a El Salvador nacieron 9 nietxs.


La fiesta de Regreso a Casa 


Foto: ADESCO Huisisilapa 

Este 2021, la comunidad celebró sus fiestas de “Regreso a Casa” del 5 al 11 de abril de 2021. Durante esa semana desarrollaron diversas actividades donde toda su población tuvo su espacio para compartir y celebrar. Amílcar Ayala Alemán es de la primera generación de jóvenes que nació en Huisisilapa. Nació en 1993, es decir, un año después de que sus padres regresaran del exilio hondureño. La fiesta para él, aparte de disfrutar, es un espacio de encuentro con la memoria y las amistades. “Es recordar la llegada de mis padres de nuevo a El Salvador después de 12 años en Honduras”, dijo Amílcar. 


Nacer en otro país 


Miguel visita uno de sus terrenos donde ha sembrado frutas para el consumo familiar y para compartir con familiares y amigos. | Foto: Vilma Laínez 

Miguel Miranda nació en Mesa Grande Honduras en 1983, dos meses después de que sus padres llegaran tras huir de la guerra. La restricción a la libertad de circulación y la presencia de militares en los campamentos de refugiadxs es lo que más recuerda de esos años de exilio. “Pues yo, como niño, lo vivía cuando quería ir con otros amigos a buscar frutas como nances, guayabas, guineos, naranjas y sirines. No podía salir. Uno siempre soñaba con los militares, yo los miraba en los sueños”. Miguel es de los pocos profesionales de su comunidad. Es sociólogo. En 2015, obtuvo la maestría en Metodología de la Investigación Científica de la Universidad Evangélica. A pesar de que vive y trabaja en la capital, todos los fines de semana suele visitar a Huisisilapa por el amor que le tiene a esta comunidad que le vio crecer y formarse profesionalmente. Cultivar la tierra es uno de sus principales pasatiempos, dice que lo hace para no olvidarse de sus raíces. En 2014, Huisisilapa, según el Censo Socioeconómico comunidad Huisisilapa 2014, solo el 1.6 % de la población había concluido estudios universitarios y un 0.4 % había sacado un técnico. 


Una semana para celebrar el regreso del exilio 


Foto: ADESCO Huisisilapa 

A la comunidad, que celebra el regreso del exilio durante toda una semana, también llegan los juegos mecánicos, los dulces de feria, la venta de elotes locos, las papas fritas y los juegos de peluche. Las festividades iniciaron el lunes 5 de abril y terminaron el sábado 10 con una fiesta y el domingo 11 con partidos de fútbol y piñatas. El sábado es el principal día de festejo. En la última noche de fiesta, la empresa de los juegos mecánicos Diversiones Lemus ofreció una hora gratis para todas las personas que llegaron a la zona de feria. 


La maestra popular 


Mariana muestra una de las guías de clase que imparte a niñxs de 2 a 7 años de edad de Huisisilapa, como parte de un programa de refuerzo que impulsa el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA). | Foto: Vilma Laínez 

Mariana Jovel es una educadora popular. Es del municipio de Victoria, Cabañas, pero junto a su familia decidió vivir en Huisisilapa para no reencontrarse con el dolor que vivió en el caserío el Aguacate de Victoria. Cuando apenas tenía 12 años vio cómo el ejército quemó las casas de sus vecinxs y degollaron a dos de sus tías por haberse organizado contra las injusticias de ese momento. Mariana no estudió en la universidad, pero asegura que su vocación de educadora la adquirió en los campamentos de refugiadxs. En los campamentos de refugiadxs, Mariana, de entonces 16 años, con tercer grado de escolaridad, empezó a enseñar a leer y a escribir a niñas y niños. A pesar de todo lo que vivió, está feliz de vivir en Huisisilapa. “Sí estoy alegre. Allá en Honduras no teníamos las libertades que tenemos aquí. Allá no trabajaba uno, le llevaban la comida, pero no era todo lo que uno necesitaba. Aquí uno puede trabajar”, dijo Mariana. Solo una vez ha vuelto a su lugar de origen. 


El rescate de la memoria histórica


Fotos: ADESCO Huisisilapa


Para lxs líderes de Huisisilapa, la promoción de la memoria histórica en las nuevas generaciones es un compromiso que tienen para no olvidar por qué vivieron en Honduras y por qué sus padres tuvieron que organizarse. La presidenta de la ADESCO, Ángela Gálvez, consideró que las fiestas de “Regreso a Casa”, como le llaman al retorno de Honduras a El Salvador, es un buen espacio para difundir la historia colectiva. En el marco de los festejos, exhibieron objetos y vestimenta que se usaba en los campamentos de refugiadxs. “Eso nos ayuda a mantener nuestra propia identidad”, dijo Ángela. 


Las nuevas generaciones de Huisisilapa 


Foto: ADESCO Huisisilapa 

Lxs niñxs de la comunidad tuvieron la oportunidad de demostrar sus habilidades artísticas. En el marco de las celeraciones se desarrolló la fiesta infantil, donde hubo baile, piñata y juegos infantiles. Ellxs forman parte de la segunda y tercera generación de personas que ha nacido en la comunidad de Huisisilapa, después de que sus padres regresaran del exilio de Honduras o nacieran después de regresar. Datos del Estudio Socioeconómico comunidad Huisisilapa 2014 sobre la población educativa de este lugar explicaban que hasta entonces, alrededor de 436 niñxs y jovenes nacieron después de la Firma de los Acuerdos de Paz


Atol, cohetes y fiesta 


Foto: ADESCO Huisisilapa

Los eventos en conmemoración de los 29 años de “Regreso a Casa” iniciaron con la reventazón de cohetes y el tradicional atol chuco que elaboraron las mujeres de la comunidad a tempranas horas del día. 


Promoviendo el arte y la cultura 


Pie de foto: Un grupo de mujeres adultas del municipio de Lourdes, Colón, quienes fueron invitadas a participar en las fiestas, bailan frente a la comunidad de Huisisilapa. Foto: ADESCO 

El arte y la cultura forman parte de las proyecciones que impulsan lxs líderes de esta comunidad para fomentar un ambiente de cultura de paz. En Huisisilapa se han registrado alrededor de 10 homicidios en más de 30 años, desde que sus habitantes regresaron de Honduras en 1992 hasta la fecha. El último asesinato se reportó en 2015, según líderes de la comunidad. La violencia intrafamiliar y el consumo de alcohol de jóvenes son algunos de los principales problemas que preocupan a la familia, dijo el sociólogo que ha realizado estudios sobre la comunidad, Miguel Miranda. 


Bailes y fiesta 


Foto: ADESCO Huisisilapa 

La comunidad se llena de visitantes en el día central de la fiesta, el cual este año fue el sábado 10 de abril. Personas de otras comunidades repobladas, familias de Estados Unidos y de comunidades cercanas, llegan a visitar a sus familiares, a jugar fútbol y, por supuesto, a disfrutar de la fiesta bailable con discomóvil. En la fecha que regresaron las familias de Huisisilapa, otras personas regresaron a otras partes de El Salvador, sobre todo en Cabañas y a Chalatenango. Solo 138 familias decidieron reubicarse en Huisisilapa, en el departamento de La Libertad. 

Esperanza Ayala, de camisa amarilla y falda negra, es una de las principales bailarinas de esta noche ranchera el viernes. Mientras baila con otras mujeres, su esposo la espera. El grupo artístico fue pagado por uno de sus hijos, quien vive en Estados Unidos. El baile es una de las pocas recreaciones que tienen las mujeres de esta comunidad. 


Foto: ADESCO Huisisilapa 

El grupo musical Eramón de Chalatenango está integrado por algunos hombres que pertenecen a las comunidades repobladas de Chalatenango. Para las fiestas de Huisisilapa fue contratado para alegrar la noche ranchera dedicada principalmente a las personas mayores.


Foto ADESCO Huisisilapa. 

Los policías de la zona también tuvieron su espacio en las fiestas: desfilaron y desarrollaron la exhibición de caninos antinarcóticos. Un evento que tuvo como principales invitadxs a niñas y a niños. 


La noche de fiesta  


Foto: ADESCO Huisisilapa 

Las fiestas terminaron con el baile de discomóvil. Las personas que asistieron se vistieron acorde a la ocasión, usando sus mejores trajes para la noche, los hombres casuales y las mujeres vestidos, minifaldas y algunas vistieron pantalones jeans. Bailaron hasta pasadas las 2 de la mañana, relatando con alegría aquellos momentos dolorosos que les impuso la guerra en un país que sigue expulsando a su gente. 


La actividad que no debe faltar 


Foto: Vilma Laínez 

El torneo de fútbol masculino es uno de los eventos preferidos de la comunidad y de las personas que la visitan. Este año, participaron 30 equipos de comunidades repobladas, y de otras comunidades cercanas a Huisisilapa. Se desarrolló durante todo el día sábado 10 de abril. El primer premio fue de 400 dólares, patrocinado por autoridades locales y jóvenes migrantes en Estados Unidos 


Las chicas tampoco se quedaron atrás 


Foto: Vilma Laínez

El domingo 11 se desarrolló el torneo de fútbol femenino con la participación de 6 equipos de mujeres. A diferencia de los hombres, el premio para el primer lugar del equipo ganador de mujeres fue de 150 dólares. Juana Torres (primera de la derecha) aseguró que este evento fue iniciativa de las chicas más jóvenes de la comunidad. “Como mujeres tenemos la capacidad para divertir en nuestra fiesta, no solo los hombres”, sostuvo Juana. 

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