Sacerdote Juan Vicente Chopin: «La megacárcel es un monumento al régimen»

Vilma Laínez | 06/03/2023

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Nayib Bukele inauguró el pasado 31 de enero un nuevo penal. El Centro de Confinamiento del Terrorismo fue presentado en cadena nacional como la cárcel más grande de América Latina. Centrar los reflectores en una megacárcel ha generado controversia y críticas internacionales, pero las voces que advertían sobre este proyecto lo hicieron desde antes de que se construyera. El sacerdote Juan Vicente Chopin lamenta en esta entrevista la destrucción del medio ambiente, el impacto en la comunidad, y el nulo aporte al desarrollo humano de esta nueva prisión.

Juan Vicente Chopin es un sacerdote originario de San Vicente. Actualmente dirige la parroquia del Calvario en el municipio de San Sebastián, de ese mismo departamento. Desde que supo que el Gobierno de El Salvador quería construir una megacárcel en Tecoluca, San Vicente, el religioso comenzó a advertir sobre los efectos adversos del proyecto.   

El denominado Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) se levantó en las faldas del volcán de San Vicente, y ha recibido cuestionamientos desde varios frentes, desde su ubicación y la falta de transparencia en las contrataciones para la construcción, hasta la visión de la seguridad meramente punitiva que se promueve desde el Estado.  

Hay preocupaciones por su impacto en el medio ambiente. Comunidades de la zona advirtieron que se está explotando mantos acuíferos vitales para todo el municipio. El padre Chopin señala también que la falta de información en torno a este proyecto no permite saber cómo se manejarán los desechos sólidos y las aguas negras del penal.  

El penal es, a criterio del religioso, «un monumento al régimen de excepción», que está por cumplir un año de vigencia en El Salvador. Desde finales de marzo de 2022, el Ejecutivo mandó a la Asamblea Legislativa a aprobar una suspensión de derechos ciudadanos que ha dado pie a miles de violaciones de derechos humanos. Los abusos cometidos durante el régimen incluyen detenciones arbitrarias, torturas, y la muerte de al menos un centenar de personas que estaban bajo custodia del Estado, hechos que han sido documentados por oenegés como Cristosal, y denunciados internacionalmente por entidades como Human Rights Watch.  

Entrevistado por Alharaca, el padre Chopin habló de estos aspectos y expresó también su preocupación por el impacto que se generará al tejido social de esta zona, conocida por su tradición cultural.  

Al cierre de esta entrevista, al menos 2 mil personas han sido trasladadas a la nueva prisión. 


Sacerdote Juan Vicente Chopin. Foto cortesía de Henry Fuentes, de La crónica vicentina.

El presidente Nayib Bukele ha presentado la megacárcel como parte de su propuesta al combate de las pandillas. Usted desde el principio ha cuestionado esta construcción, ¿cómo toma ahora este anuncio?  


Me pronuncié porque soy de San Vicente y el penal está en la jurisdicción del departamento de San Vicente, en el límite con la Paz. Como vicentino, me interesaba que me dieran la noticia de que iban a construir una universidad. En San Vicente hay una tradición cultural muy fuerte, es normal ver cantidades de niños y jóvenes con sus violines, con sus guitarras, con sus chelos, que van a la orquesta sinfónica. Entonces si tú me dices ‘mira, vamos a crear el conservatorio de música para que esto se desarrolle’, yo estoy feliz, pero me dices ‘voy a construir una cárcel’, eso no trae más que desechos, desechos sólidos, arruina el medio ambiente. Para 40 mil personas la descarga de un día es enorme, no sé dónde lo van a meter, eso no lo han explicado. Calcular los litros de agua potable que van a consumir, la cantidad de desechos sólidos que van a sacar ahí, de las deposiciones de los reos, eso no lo han dicho, ¿para dónde lo van a tirar? No tienen piscinas de tratamiento.  


¿Cuáles son las implicaciones de este anuncio?  


El Gobierno procede de un modo tipificado: Toma un aspecto que la población percibe como negativo y lo interviene, pero no soluciona el problema, sino que sólo hace la parte mediática, le da mucha fuerza, la gente queda con la percepción de que se ha solucionado el problema. Lo mismo está pasando aquí en el tema de este penal, porque está tocando el tema más delicado del debate nacional, que es la seguridad. Los mareros son un problema en sí, pero son la manifestación de otro problema, que son las oportunidades de vida de los salvadoreños. Él [Bukele] ha intervenido la parte sintomática, la que más se ve, que son los muertos y la organización pandilleril, eso lo tiene controlado, está bien, pero viene la pregunta: ¿Cómo piensan solucionar el problema? Porque no está resuelto. No se ha resuelto el problema de la falta de oportunidades de desarrollo y de realización de los jóvenes en El Salvador. Tal parece que el aparato mediático le va a dar más todavía a la parte represiva, es decir, ya tenemos la cárcel, ahí vamos a meter a 40 mil, y se acabó el problema. No, el problema no se ha acabado, porque si no solucionan las causas, va a resurgir. Nosotros como sacerdotes andamos en las comunidades. Ya viene otra generación de cipotes, ya lo empecé a ver yo en las esquinas, cipotes pequeños, de 10 a 15 años, ya están de nuevo en las esquinas, y como no ha resuelto el problema del desempleo ni la educación, va a volver otra organización que no sé cómo se va a llamar, pero casi es seguro que se van a organizar de nuevo.  


¿Esto es lo que más le preocupa?  


Eso es lo que me preocupa, ese es el punto. Ya la cárcel está construida y es un monumento que va a quedar en la memoria de las personas y se lo van a adjudicar a él, a Bukele. Ese va a ser uno de los monumentos del régimen. No va a ser el único porque van a construir más, pero ese va a ser uno de los más simbólicos.  


¿Marcará la ausencia de políticas de seguridad?  


Ahí se está enfrentando en este momento el tema cultural. Toma más fuerte la parte militar y represiva, y pierde fuerza en la parte cultural, porque si lo primero que construyes es una cárcel, entonces tu prioridad es esa, reprimir el delito. Si nunca hacen algo proporcional en el plano cultural, quiere decir que la cultura no interesa y por consiguiente el problema no se ha resuelto y no lo van a poder hacer porque esas dos cosas van a la par. Tienes que promover los valores culturales para poder quitarle fuerza al crimen organizado.  


Usted dice que le preocupa que la nueva generación de niños, que ya está viendo en las esquinas, puedan caer en este tipo de organizaciones criminales. ¿Cómo está la situación de seguridad en estos momentos en San Vicente? ¿Qué ha observado usted como sacerdote en las comunidades?  


No tengo datos específicos, depende de cada municipio. Hay algunos más controlados, pero en San Esteban y Apastepeque, que le apuestan mucho a la cultura, los índices de violencia son más bajos. Hay otros, como Santo Domingo, a la orilla de la carretera, fue muy peligroso en un tiempo. La misma ciudad de San Vicente, donde se cometieron varios crímenes, más o menos anda en los porcentajes nacionales, salvo estos municipios en los cuales se ha promovido más la cultura, como Apastepeque, San Esteban, San Lorenzo.  


Donde se ha construido el penal es un terreno libre, aislado, según el Gobierno.  


Sí, es un terreno libre, ahí hay una central de energía fotovoltaica grande y eso es en las faldas del volcán. Había varias manzanas libres y a la par se está expandiendo la planta fotovoltaica.  


El Gobierno dice que es un lugar estratégico por el espacio.  


Lo hubieran podido construir en el oriente del país, que hay más zonas desérticas. Pero claro, ahí está en las faldas del volcán, ahí hay bastante agua, deben captarla de alguna parte. Son 40 mil reos, póngale un litro de agua por cabeza, son 40 mil litros, es un impacto.  

Ciertamente es una zona muy fértil, hay agua, hay poblaciones cerca también, eso es peligroso. Extraño, porque allí hay muchos simpatizantes de ellos [del Gobierno], que fue antes del FMLN. De hecho, tienen la alcaldía de Tecoluca, creo que la tiene Nuevas Ideas. Hay gente que fueron comandantes y que están con ellos, yo conozco a algunos.  



Usted ha sido de los pocos que se ha atrevido a denunciar la construcción de este penal. No ha habido protestas fuertes de pobladores que lo hayan intentado impedir.  


 Es por el régimen de excepción. Eso estaba calculado, medido.  


¿La gente no ha salido a protestar por miedo a que los capturen en el marco del régimen de excepción?  


En parte sí, aunque no solamente es eso. Como le repito, hay gente afín a ellos en esa zona, excombatientes guerrilleros que ahora están afiliados a ellos. No tendría lógica que se opusieran porque están alineados, pero de los pocos que pudieran protestar no lo van a hacer por el régimen de excepción, porque los capturan, ahí nomás llega la protesta.  

Nadie puede estar contento con una cárcel a la par, eso no tiene lógica, como para que dijéramos: ‘mira, aquí van a surgir fuentes de trabajo’, ¿qué fuentes de trabajo? La gente va a vender a las afueras en unas champas, van a vender papel higiénico, jabón, probablemente.  


¿Qué otros impactos advierte, ya que conoce esta zona?  


Habrá un impacto en el medio ambiente, porque esa cárcel es bien grande. Habrá un impacto en el tejido social, porque ahí se va a instalar gente para poner sus negocios, si acaso la abrieran al público, o sea, en el sentido de que pudiera haber visitas y esas cosas, o si hacen audiencias ahí o permiten las visitas. En algún momento se va a empezar a instalar gente a la orilla de la carretera o más adentro porque la cárcel está más adentro. Entonces, entre la cárcel y la calle puede que se empiece a construir cosas, oficinas, casas, ¿qué sé yo? Va haber una mutación en el tejido social. Va a dañar el tejido de las comunidades originarias de ahí, va a llegar gente extraña, ya no habrá la misma serenidad que había antes, de ningún modo.  


El presidente ha vendido esta obra como algo muy positivo para el país…  


Aquí lo que hay es un hecho histórico. Las personas construyen monumentos a partir del modo como se autocomprenden. El presidente se autocomprende como constructor de cárceles, eso para mí no es malo ni bueno, sino que es un hecho histórico. Los hechos históricos no son morales.  

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