Marchar en bloque fue una decisión acertada. Todos los años solemos cubrir la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Hemos entrevistado, hemos escrito las demandas de otras mujeres y, en muchas ocasiones, hemos acuerpado las denuncias de diversas organizaciones feministas, pero este domingo dejamos la cobertura de lado por un momento y nos tomamos las calles junto a decenas de mujeres y población LGTBIQ+ para reivindicar nuestros derechos como mujeres y periodistas.
“El periodismo será feminista o no será”. “Las mujeres en los medios, resistimos”. “Por más feminismo en la prensa”. “Menos machos en la prensa”. Estas fueron algunas de las consignas que gritamos en medio de la multitud de personas que acompañó la marcha del 8M, que inició desde el Parque Cuscatlán y finalizó en la Plaza Cívica.
Los medios de comunicación no están exentos de la violencia de género. Si bien existen riesgos compartidos con hombres que pertenecen al gremio, las mujeres estamos expuestas a peligros específicos por el hecho de ser mujeres. De hecho, más del 90 % de mujeres periodistas entrevistadas para un informe de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y de la Procuraduría de Derechos Humanos, en 2018, dijo que en los medios de comunicación existen prácticas discriminatorias y el 100 % aseguró haber sido víctima de acoso. La violencia en línea, que incluye amenazas de agresión sexual y asesinato, acoso, abuso, violación de la privacidad y ataques a la seguridad digital, está afectando a las mujeres periodistas y a su labor, dijo en 2020 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Alzar la voz frente a esos abusos fue uno de los objetivos de la marcha del domingo 7 de marzo, previo al Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo. Marchamos como mujeres periodistas para señalar que la violencia de género que vivimos es perpetrada por funcionarios del Gobierno, fuentes de información, colegas hombres periodistas. Las calles, el lugar de trabajo y las instituciones gubernamentales no son espacios seguros para este sector.
Reiny Ponce, periodista de Revista la Brújula, medio digital feminista.
“No nos van a detener” fue otra de las consignas que retumbó ante a los ojos y oídos de agentes de la Policía Nacional Civil y del Ejército que custodiaban el paso de la marcha por el centro de San Salvador. Los policías aprovecharon para tomar fotos a los rostros de quienes participaron; incluso un agente policial dijo que las mujeres, por más que lucharan, jamás iban a ser igual que los hombres. La policía “no nos cuida”, les replicaron las mujeres.
Verónica Blanco, periodista de Radio 106.9 FM.
Callar o autocensurarnos ya no es una opción, dijimos las mujeres periodistas.
Metzi Martel, periodista de Alharaca.
Denisse Menjívar de Alharaca.
Periodistas feministas advierten más represión
Krissia Girón de la Colectiva de Mujeres Periodistas expresó que las marchas en las calles por parte de las mujeres periodistas será necesaria a partir de este primer intento, ya que el escenario político que vive el país amenaza la labor de las comunicadoras sociales y la violencia sigue en aumento.
“Yo creo que la educación en temas de derecho debe seguir y arreciar entre las mujeres, adolescentas, niñas, porque solo así vamos hacer que muchas personas abran los ojos y vean lo peligroso que se está configurando el escenario actual y el venidero, con esta Asamblea que casi será unilateral hacia el presidente y con un escenario donde hay instituciones al servicio del partido oficialista», dijo Girón.
Clanci Rosa de Revista La Brújula también afirmó que es importante que las mujeres periodistas feministas nos acuerpemos porque lo que se avecina con el Gobierno y la reciente conformación de la Asamblea Legislativa, que también queda con mayoría a favor del Gobierno en turno, exige que las mujeres estemos organizadas por los ataques reiterados a la prensa.
Al finalizar la marcha en la Plaza Cívica hubo intentos por parte de los policías de llevarse a una de las mujeres que nos acompañaba en la marcha. Las mujeres se enfrentaron a los agentes y lograron que la patrulla retrocediera. Las calles se sintieron más seguras cuando caminamos juntas, pero la irrupción del Estado cambió la atmósfera de golpe. Los alrededores del Centro Histórico estaban cercados por policías y militares. Las consignas pintadas en los espacios públicos fueron borradas de inmediato por trabajadores del Ministerio de Obras Públicas.
Fotos: Karen Domínguez de Imprudencia Colectiva
Textos: Graciela Barrera y Vilma Laínez
Esta fotogalería fue coproducido por Alharaca e IMPrudencia Colectiva.