Hagamos Alharaca

Editorial | 01/08/2019

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Hace año y medio cuatro mujeres salvadoreñas nos atrevimos a imaginar que podíamos hacer algo diferente. Alharaca es nuestra apuesta por un futuro de alianzas entre quienes estamos construyendo nuevas formas de hacer las cosas.





En noviembre de 2017, cuatro mujeres salvadoreñas nos juntamos por una idea: la de crear un proyecto para hablar sobre derechos sexuales reproductivos. Habíamos ganado el Premio IDEA a la innovación y el periodismo para hacerlo y queríamos investigar a profundidad, escribir; pero también usar nuevas tecnologías, datos, ilustraciones, humor. Teníamos ganas de combinar fuerzas, hablar de temas casi ausentes en las agendas y hacer un periodismo que nos apasionara. Aunque nos conocíamos de años atrás, nunca habíamos trabajado juntas, cada una vivía en un lugar diferente – San Salvador, Ciudad de México, Berlín y Colonia en Alemania – y así nos aventuramos, sin saber bien qué es lo que estábamos iniciando.

Tres meses después creamos Alharaca como un colectivo. Ahora, año y medio más tarde, nos lanzamos como un medio digital liderado por mujeres y enfocado en temas relacionados al género, la diversidad y el medio ambiente. Con este primer editorial nos presentamos y ponemos sobre la mesa nuestros objetivos y las contribuciones que aspiramos hacer para construir una sociedad justa e igualitaria para todxs.

Crear Alharaca fue una necesidad: la de tener un espacio propio para hablar sobre género y diversidad; y la de innovar en cómo contar historias en medios digitales sobre estos temas. Esto en un país en el que las personas con más poder en la mayoría de los medios de comunicación siguen siendo hombres y donde dichos tópicos aún no son tomados en serio o están subrepresentados en las coberturas.

Escogimos nuestro nombre inspiradas por una palabra que generalmente se usa de manera despectiva para decir que alguien —frecuentemente una mujer— está siendo exagerada y emocional sobre un tema que se considera poco importante. Es una provocación y una reivindicación de esas historias y personas que aún tienen poco espacio en el periodismo y el mundo digital. La resignificamos, además, como una contribución a los espacios que otras mujeres están abriendo en El Salvador, a los medios con liderazgos femeninos y a la diversidad dentro del ecosistema del periodismo digital latinoamericano.

Para nosotras, Alharaca es más que un medio digital. Es un espacio feminista porque es una forma de resistencia, de posibilidades, una red de mujeres para apoyarnos y apoyar a otrxs. Muchas veces nos creímos solas, pero trabajar juntas nos enseñó que solo no nos habíamos encontrado. Ahora que hemos hecho cosas que pensábamos poco posibles, ahora que somos más fuertes, queremos que este círculo siga creciendo.

Somos de diferentes generaciones y también vivimos en distintos países. Eso nos fortalece. No tenemos historias de pláticas en cafés o bares donde la idea de Alharaca se fue formando y creciendo. Tenemos horas y horas de reuniones en Skype y chats en nuestros celulares. Alharaca es realmente una hija de la digitalización. Nunca hemos estado todas juntas físicamente. Y así lo logramos.

El periodismo que hacemos y promovemos va más allá de contar historias. Es independiente, transparente y disruptivo de la fronteras que se le han impuesto frente a la academia, el arte y las tecnologías. Creemos en un periodismo con la posibilidad de transformarse e innovar en los formatos y métodos de investigación. Estamos en un constante ejercicio de cuestionamiento para encontrar las maneras más honestas de representación de la realidad.

Somos productoras de conocimiento y esto conlleva ciertas responsabilidades. Por eso, por honestidad y transparencia con nuestra comunidad, reconocemos que la realidad que contamos está traspasada por nuestra posición como mujeres con privilegios de clase social, de etnicidad y de acceso a la educación y la salud.

No aspiramos a la neutralidad. Tenemos una clara y firme posición a favor de los derechos humanos y en contra de las desigualdades sociales que provocan la violencia y discriminación, especialmente a mujeres y personas de la diversidad. En Alharaca los derechos de las mujeres y personas de la diversidad no son debatibles.

Nosotras no damos voz a nadie. Todxs, incluso aquellxs en las situaciones de mayor vulnerabilidad conservan su voz y son quienes conocen y entienden mejor su realidad, no nosotras. Por eso, no solo estamos haciendo periodismo de denuncia, sino también un periodismo constructivo y de soluciones que cuenta y muestra a nuestra comunidad que también hay historias de resistencia, de valentía y transformación.

Vemos potencial en combinar el periodismo y las nuevas tecnologías. No solo porque estas últimas están cambiando el panorama de todos los ámbitos de la vida humana, sino porque permiten contar historias en formas atractivas, inclusivas y colaborativas. Las herramientas digitales nos han enseñado que se puede romper la tradicional figura del autor y abrir la posibilidad de cocrear conocimiento y contenidos de calidad de forma colectiva con nuestra comunidad.

Queremos crear una cultura de trabajo segura. Estamos cansadas de nuestras experiencias y las de nuestras colegas en redacciones donde el acoso y el machismo off y online es tolerado y hasta celebrado. Si el periodismo quiere denunciar injusticias sociales, discriminaciones, corrupción y desigualdades, debe primero verse en el espejo. Nosotras estamos dispuestas a hacerlo.

Esto significa construir un espacio que posibilite la creatividad, el empoderamiento y el desarrollo profesional a través del respeto, la transparencia, la colaboración e igualdad.

Apostamos también a crear nuevas maneras de relacionarnos con nuestrxs colegas en las que dejemos de vernos como competencia por primicias y por las noticias más impactantes, y nos entendamos como aliadxs. No aspiramos al sueño de un lenguaje común, sino a una poderosa e infiel heteroglosia, como dice Donna Haraway, que desde las diferencias nos permita luchar del mismo lado. Al final queremos lo mismo: construir una sociedad más justa, solidaria y democrática, en la que todes podamos vivir en paz.

Por supuesto, nada de lo que hasta ahora hemos logrado lo hicimos solas. Desde el principio contamos con aliadxs que creyeron en nosotras y nos abrieron sus puertas. También con un grupo de mujeres maravillosas que han colaborado con su trabajo creativo y han hecho posibles cada uno de los proyectos que hasta ahora hemos desarrollado.

Formamos parte, además, de una apuesta inaugurada ya hace tiempo por mujeres y personas de la diversidad para hacer que otro periodismo, otra cultura de trabajo y otras maneras de contar historias sean posibles. Somos feministas y nuestra inspiración pasa por redes de conocimiento de los feminismos críticos, redes trabajo colaborativo como Chicas poderosas y medios disruptivos e innovadores como Pikara Magazine, Bitch Media, Presentes, Género y Número, Vox, entre tantas otras iniciativas que con su trabajo impulsan el nuestro.

Hace año y medio cuatro mujeres salvadoreñas nos atrevimos a imaginar que podíamos hacer algo diferente. Alharaca es nuestra apuesta por un futuro de alianzas entre quienes estamos construyendo nuevas formas de hacer las cosas.

¡Sigamos haciendo Alharaca!

Laura Aguirre, Gabriela Rivera, Lya Cuéllar y Jimena Aguilar

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