¿Te sigo amando?

Lauri García Dueñas | 29/07/2022

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En junio de 2022, un juzgado de Virginia, EE.UU. condenó a la actriz estadounidense Amber Heard a pagar una cifra millonaria a su exesposo, Johnny Depp. Lauri García Dueñas critica la campaña de odio que recibió la actriz por no ser «víctima perfecta», y teme que más mujeres crean que están obligadas a «amar» hasta las últimas consecuencias a quien las lastima.


«Lo amo. Lo amé con todo mi corazón. Y traté lo mejor que pude de hacer funcionar una relación profundamente rota, y no pude», dijo la actriz estadounidense Amber Heard (36 años) en una entrevista con Savannah Guthrie de NBC News, luego de un juicio extremadamente mediático en el que se le condenó a pagarle 10,4 millones de dólares al actor estadounidense Johnny Depp (59 años) por una supuesta difamación hecha en un artículo en el periódico The Washington Post en 2018. Y él fue condenado a pagar 2 millones de dólares por acciones del abogado de Depp,  Adam Waldman.

El artículo en The Washington Post, que originó siete semanas de pruebas en las que tanto Heard como Depp —así como una serie de amigos, familiares, empleados y peritos— contaron versiones de los incidentes en la relación y, al final del cual, el jurado deliberó durante un total de 13 horas; sigue en línea, con una edición a la nota original:

«En 2019, Johnny Depp demandó a Amber Heard por difamación derivada de este artículo de opinión de 2018. El 1 de junio de 2022, tras un juicio en el Tribunal de Circuito del Condado de Fairfax, Virginia, un jurado declaró a Heard responsable de tres cargos por las siguientes declaraciones, que Depp afirmó que eran falsas y difamatorias».

Las declaraciones incluyen el titular: «Hablé contra la violencia sexual — y me enfrenté a la ira de nuestra cultura. Eso tiene que cambiar».

«Entonces, hace dos años, me convertí en una figura pública que representaba el abuso doméstico, y sentí toda la fuerza de la ira de nuestra cultura para las mujeres que hablan». Y: «Tuve la rara ventaja de ver, en tiempo real, cómo las instituciones protegen a los hombres acusados de abuso».

La nota del editor termina con la línea: «El jurado determinó por separado que Depp, a través de su abogado Adam Waldman, difamó a Heard en uno de los tres cargos de su contrademanda».

Heard fue condenada a pagar a su exesposo US$10,4 millones en concepto de daños y perjuicios, y él deberá pagarle US$2 millones por las acciones de su antiguo abogado, Waldman.

Seguí las noticias del juicio y el juicio con mucho detenimiento. Me dolió la misoginia a la «n» potencia que particulares, medios de comunicación y redes sociales le dedicaron a Heard. Sí, ella también actúo de manera violenta y reconoció que no fue «buena víctima», pero no merecía el trato que recibió. Nadie merece algo así. 

Los titulares, según mi investigación del caso, dejaron bastante de lado que, en febrero de 2020, en el Tribunal Superior del Reino Unido, en la ciudad de Londres, Adam Wolanski, representante legal de News Group Newspapers, aseguró que tenían mensajes, cerca de 70.000, que probarían lo publicado en The Sun sobre que Amber Heard sí fue víctima de violencia de género.

Durante la vista oral, el juez pudo escuchar algunos de ellos: «¡Ahoguémosla antes de qu*m*rl*! Después f*ll*r* su cadáver quemado para asegurarme de que está m**rt*». Este sería uno de los mensajes que Depp envió en 2013 a su compañero de profesión Paul Bettany y que aceptó en el nuevo juicio en Virginia. 

Por su parte, Heard narró la vi*l**c**n de su expareja con una botella de vodka, lo que los expertos legales criticaron, pues en otros países del mundo no se revictimiza a las mujeres de esa forma en el estrado. 

Ella participó definitivamente en lo que los sicólogos denominan relaciones de abuso mutuo, pero fue tundida por la opinión pública mundial y sacó lo peor de las expresiones misóginas planetaria. Esto causó preocupación en quienes atienden a las víctimas de violencia de género porque la forma en que fue revictimizada y violentada puede convencer a muchas víctimas de que no es conveniente romper el silencio o denunciar, porque serán acusadas de difamación y exhibidas. 

Entonces, millones de abusos seguirán llevándose a cabo a puerta cerrada. 



Volviendo a su frase «Lo amo. Lo amé con todo mi corazón. Y traté lo mejor que pude de hacer funcionar una relación profundamente rota, y no pude», considero que la cultura Occidental adiestra a las mujeres y a las madres —sí, Amber es madre de una bebé— a seguir amando a sus violentadores y abusadores. Esa concepción de que «el amor todo lo puede» está lastimosamente, muy enquistada en la cultura Occidental y ha causado mucho dolor moral y hasta la muerte de muchas. 

Por eso, mi primera propuesta es que, independientemente de que Heard no fuera una «buena víctima» y haya mentido o no en sus declaraciones, no merecía el odio mediático que recibió. Millones de mujeres se defienden física y verbalmente de sus victimarios cuando son insultadas y golpeadas y no por eso dejan de ser víctimas de violencia de género. 

La violencia de género es compleja y tiene que ver con la dominación estructural y no necesariamente con una dicotomía violentador malo activo – víctima buena pasiva. 

El que tantos hombres y mujeres hayan celebrado a Johnny Depp a pesar de sus horrendas palabras ¿qué dice de Hollywood, la sociedad y la opinión pública? Recordemos que esto no es simplemente el juicio entre dos personas millonarias, sino que los medios de comunicación fijan la agenda pública e influyen en las opiniones de las personas, aunque no las determinen según los estudios de recepción. 

A pesar de que un colega periodista me «instruyó» a que no debería ponerle atención en este caso, decidí hacerlo porque es una cátedra de cómo se construye la opinión pública. Si se fijan, las palabras de Heard en 2018 fueron lastimosamente predictivas de lo que le sucedió en 2022. 

Mi segundo aporte es que no, y por ningún motivo, debemos seguir amando a quien nos hizo daño. Ni siquiera estamos obligadas a desearles lo mejor. El «amar» hasta las últimas consecuencias ha cobrado la vida de muchas mujeres. Huir, buscar ayuda psicológica y legal, me parece más plausible que seguir amando a quien nos abusó. 

Tampoco debemos enseñarle a las infancias a amar a quienes les hacen daño, aunque sean de su familia. Pero ese es otro artículo.

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