El sol caía sobre la entrada principal de la Universidad de El Salvador el 12 de octubre, mientras un pequeño grupo de mujeres, lideradas por Las Hijas de Safo, alzaba pancartas con letras grandes y contundentes: «Lesbianas presentes». Con música, risas y abrazos, comenzaron su plantón, un acto simbólico que conmemoraba tanto el Día de las Rebeldías Lésbicas como los diez años de lucha de su colectivo.
Entre los autos que pasaban y las miradas curiosas de transeúntes, las lesbianas feministas leían su manifiesto con voz firme, exigiendo respeto y el cumplimiento de sus derechos en un país que sigue negando su existencia. «Ser visibles es una forma de resistencia», explicó Cecy Rodríguez, una de las representantes del grupo. «No solo estamos luchando por nuestros derechos laborales y de salud, sino por el derecho a vivir sin miedo».
El Día de las Rebeldías Lésbicas es más que una fecha simbólica para Las Hijas de Safo. Desde su fundación en 2014, este colectivo de mujeres lesbianas ha trabajado incansablemente por crear un espacio político y seguro. “Nosotras nacimos como una respuesta a la invisibilización”, explica Cecy. “Juntarnos, hablar de nuestras vidas, ya es un acto de transgresión”.
Esta fecha, celebrada desde 2007 en América Latina y el Caribe, fue instaurada durante el VII Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe en Chile. El Día de las Rebeldías Lésbicas, al igual que el Día Internacional de las Lesbianas (8 de octubre) y el Día de la Visibilidad Lésbica (26 de abril), está dedicado a las mujeres que aman a otras mujeres.
Conformado por 12 mujeres de diferentes edades y profesiones, Las Hijas de Safo se han convertido en un refugio de apoyo y resistencia. Artistas, activistas y madres, todas se autonombran lesbofeministas y llevan en alto el legado de Safo, la poetisa griega de la que toman su nombre.
En El Salvador, según Cecy, el Día de las Rebeldías Lésbicas es una de las celebraciones más esperadas por ellas, ya que les permite exponer sus demandas en una sociedad que rechaza la diferencia.
Durante el plantón demandaron el respeto a sus derechos y a una sexualidad libre, así como a vivir una vida libre de violencia. Además, denunciaron los graves retrocesos democráticos en El Salvador, que afectan mayormente a las mujeres en todas las diversidades y a las lesbianas en particular.
“Este 13 de octubre, las lesbianas, las lesbianas feministas, las machorras, las marimachas, las camionas; nos juntamos para resistir al régimen heterosexual y conmemorar las luchas desde nuestras posturas políticas y transgredir al sistema con nuestra existencia”.
Las Hijas de Safo
Las Hijas de Safo fue creada como parte de procesos formativos y de reflexión impulsados por la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida (Dignas).
«La idea era: ¿por qué no se encuentran entre ustedes? ¿Por qué no crean una colectiva? Son un grupo de amigas lesbianas que ya se reúnen, ¿por qué no empiezan a organizarse con un propósito común? Solo el hecho de que las lesbianas se junten para hablar de sus vidas ya es un acto de transgresión», recuerda Cecy.
La colectiva está integrada por mujeres diversas con respecto a sus edades, profesiones y empleos. Entre ellas hay artistas, activistas, emprendedoras, madres y defensoras de derechos humanos. Todas se autonombran como lesbofeministas.
El nombre de Las Hijas de Safo es en honor a la poetisa griega Safo, conocida también como Safo de Lesbos o Safo de Mitilene, considerada la primera mujer lesbiana documentada en la historia.
Karen Menjívar, conocida artísticamente como Elifree, es una de las integrantes de Las Hijas de Safo. Con 32 años, proviene de una familia evangélica donde ser lesbiana es un pecado. Sin embargo, a los 15 años, en medio de un proceso formativo, decidió nombrarse como tal. «Ser parte de este colectivo me ha dado las herramientas para vivir mi verdad sin vergüenza», expresó Karen. Ahora, trabaja como motorista y estudia un diplomado para ser masajista terapeuta, mientras sigue luchando por sus derechos.
«Estamos como en un limbo, no sé si pueda sentir odio o impotencia, son bastantes emociones: tristeza, odio, rabia, dolor. Estamos en una dictadura no nombrada. Tenés que aprender a cuidarte y eso, se lo agradezco a Las Hijas de Safo, que me han enseñado a poner límite para el autocuidado».
El peso del régimen: la captura de la madre de La Straw
La Straw, otra integrante destacada, lleva más de 15 años en la escena de la música urbana en El Salvador. A través de su rap contestatario, denuncia las violaciones a los derechos humanos en su país, pero especialmente las que afectan a las mujeres. «Celebrar nuestras rebeldías es un acto de resistencia», dijo La Straw. Sin embargo, su lucha se ha vuelto más personal desde la captura de su madre bajo el régimen de excepción de Nayib Bukele. «Mi mamá lleva dos años y cinco meses encerrada. Esto ya me tocó a la puerta, pero no me puedo callar».
Lorena Menjívar, madre de La Straw y conocida como «la mamá de Las Hijas de Safo», fue capturada bajo el régimen de excepción en El Salvador. Desde entonces, La Straw ha tenido que asumir la carga de cuidar a su hermana menor, mientras lucha por la libertad de su madre. Cada mes, debe comprar los paquetes de alimentos e higiene personal para llevarlos al penal de Apanteos, en Santa Ana, donde su mamá está recluida.
«Esto ya me llegó al alma», comentó, con una mezcla de tristeza y rabia. A pesar del miedo, La Straw decidió no censurarse. «Me quitaron todo, menos el coraje para seguir alzando la voz».
Las Hijas de Safo son un espacio para sanar heridas, dolores, rechazos y culpas que las mujeres cargan desde que decidieron nombrarse lesbianas, tanto en sus familias como ante la sociedad. También es un espacio de apoyo, amor, rebeldía, cuidados y alegría entre mujeres que eligen amar a otras mujeres, asegura Cecy Rodríguez.
«La apuesta lesbofeminista debe ser transgresora, algo que nos transforme a nosotras mismas y que, al mismo tiempo, transforme a la sociedad. El reconocimiento debe venir de nosotras. No podemos seguir pidiendo permiso a un sistema que ya nos ha dicho que no cabemos. La transformación debe ser nuestra».
La fiesta cultural
Más tarde, el ambiente cambió. El festival cultural en la Nave del Cine Metro se llenó de música, arte y alegría. Mujeres de toda la ciudad se reunieron para celebrar, reivindicando su derecho a existir y amar libremente. «Este es nuestro refugio», comentó María, una de las asistentes, mientras observaba cómo las luces del escenario iluminaban las sonrisas de las artistas. Para muchas, como María, estar allí era un respiro en un entorno donde ser lesbiana sigue siendo peligroso.
María, cuyo nombre real se oculta por razones de seguridad, trabaja en una institución gubernamental donde estas expresiones son censuradas, y teme ser despedida si se descubre que es lesbiana. «Este festival es un espacio seguro para nosotras. Lo importante, es decir: aquí estoy y existo», comentó.
El cierre de espacios de la diversidad bajo el gobierno de Nayib Bukele ha afectado especialmente a las lesbianas, sobre todo en centros de salud, donde la discriminación por orientación sexual e identidad de género se ha intensificado. «En el contexto actual, no estamos seguras. Se nos garantiza menos derechos. Nos pueden despedir simplemente por ser lesbianas, sin importar nuestras capacidades», afirmó María.
Para Cindy Pastrana, la fiesta cultural también es una forma de exigir derechos humanos desde espacios públicos como la Nave del Cine Metro, donde se sienten seguras. Las calles siguen siendo peligrosas para las lesbianas. «Necesitamos un día para celebrar esa rebeldía y decir: sí, estamos presentes, estamos luchando y visibilizando».
«Cuando nosotras vamos a ver el abecedario que aparece en el LGBT, claro, las lesbianas somos las primeras, pero cuando vamos a ver en la reivindicación de nuestros derechos, no estamos, a veces nos dejan fuera».
Las Hijas de Safo no se detienen. Además de las celebraciones, continúan con la Escuela Lesbofeminista, donde 30 mujeres trabajan en deconstruir las normas patriarcales impuestas por la sociedad. «Nosotras elegimos amar a otras mujeres políticamente», explicó Cecy Rodríguez. «Nuestro objetivo es transformar nuestras vidas y las de otras mujeres. No estamos pidiendo permiso, estamos creando nuestro propio espacio de resistencia».
Al final de este mes, Las Hijas de Safo y sus amigas realizarán un encuentro de mujeres lesbianas de todo el país para definir sus estrategias de trabajo y seguir visibilizando sus resistencias y rebeldías.