Por Stanley Luna. Fotografías: Elisa Hernández
Viaja todos los días en bus. Nunca la han asaltado. Podría comer sopas de legumbres toda su vida, especialmente si las prepara su mamá. Antes de sus 20 años, quería dedicarse al fisicoculturismo, porque le gusta levantar pesas y estudia la Licenciatura en Educación Física en la Universidad de El Salvador. Luego, por iniciativa propia y por comentarios de sus amistades, se convenció de que tiene talento para el modelaje.
El modelaje no solo es la profesión de la que aspira vivir. Es el punto de partida para que desde hace un año comenzara a aceptarse plenamente como mujer trans. Antes, sus entornos familiar y social le impedían mostrar su identidad y su expresión de género con libertad. Tuvo que negar quién era incluso en su espacio de trabajo: las pasarelas.
Foto por Elisa Hernández.
Nessa Sossa, ahora, se ha convertido en una referente de la población LGBTIQ+ en El Salvador. «Vos nos representás», le dijo hace poco un chico gay que se le acercó con timidez después de una función teatral. Y así, continuamente, recibe en redes sociales o de forma personal otros comentarios que alaban su trabajo y su visibilidad como mujer trans en un país que discrimina y estigmatiza a la diversidad sexual, tanto en la función pública como en la calle.
Aunque ya utilizaba TikTok e Instagram para mostrar su talento en el modelaje, en un espacio poco habitual como el Centro Histórico de San Salvador, Nessa saltó a la fama tras la edición de abril de la revista neoyorquina Blanc Magazine, de la que fue portada y que también publicó un ensayo fotográfico suyo titulado “La ruta de la flor”, para contarle al mundo la cotidianidad de una mujer trans en El Salvador.
«Estoy aquí para crear mi camino y servir como ejemplo para todas las personas trans que se esconden y se protegen de nuestro país pequeño y conservador», explica Nessa a Blanc Magazine.
La edición 26 de la revista se llamó New Beginnings (Nuevos comienzos) y presentó a Nessa como la primera modelo trans de El Salvador. En la portada, Nessa aparece esbelta, portando un blazer con tejidos autóctonos, sentada sobre un caballo y luciendo un colorido sombrero de flores con listones, a un costado de la iglesia de Concepción de Ataco, un pueblo turístico del occidente del país.
El sombrero que luce está inspirado en el que usan los Historiantes, personajes folklóricos latinoamericanos que, en El Salvador, cada agosto realizan una danza tradicional en Izalco, Sonsonate, para representar la lucha entre moros y cristianos.
Para Nessa, el accesorio simboliza algo más: «Que caigan estos listones es como la bandera LGBT, porque son listones de colores, y al final, la historia detrás de ‘La ruta de la flor’ se trata sobre una mujer trans, Nessa Sosa, que soy yo. Entonces tiene bastante significado». De hecho, la imagen de la portada de esta revista, con alcance en varios países de América y de Europa, no estaba planeada. Surgió cuando el equipo de producción vio pasar a un señor con un caballo frente a ellos: 17 años después y para su primera fotografía mundial, Nessa volvería a subirse a un equino.
Portada de la revista «Blanc Magazine». Nessa Sosa es la modelo retratada.
En El Salvador, la población LGBTIQ+ enfrenta una sociedad que les coloca en condiciones desiguales frente a las personas heterosexuales. No existen leyes que sancionen la discriminación hacia las personas de la diversidad sexual, que reconozcan a las personas trans o que permitan que las parejas del mismo sexo tengan derechos básicos como el acceso a la seguridad social o a derechos patrimoniales.
De todos los colectivos, las más afectadas son las mujeres trans. En 2018, solo una de cada tres mujeres trans en El Salvador había podido insertarse en el mundo laboral, de acuerdo con una investigación publicada por la organización AMATE.
Los crímenes de odio representan el retrato más duro de la esperanza de vida de las mujeres trans. De acuerdo con la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans, las mujeres trans tienen un promedio de esperanza de vida de 35 años. Es decir, 42 años de vida menos que para las mujeres cisgénero: 77 años.
Fotos por Elisa Hernández.
Nessa combina el modelaje con su carrera universitaria y con un trabajo en un salón de belleza. Le faltan 11 materias para terminar la licenciatura, pero en los próximos cinco años se ve viajando por el mundo, modelando.
«La vida no es fácil para muchos y para nosotras mucho menos (…) Me siento observada en mi día a día, supongo que a veces con admiración, confusión, morbo, deseo o tal vez odio», dice la modelo en un video publicado por la plataforma de Instagram de Blanc Magazine el 15 de abril, día del lanzamiento de la edición en la que fue portada.
En marzo de 2023, por primera vez, Nessa modeló ropa femenina en una pasarela. Ya lo había intentado antes, pero en las tres pasarelas de moda en la que la habían aceptado previamente, le pidieron modelar prendas masculinas. Ella, que todavía no salía del clóset como una mujer trans, lo hizo.
En esa ocasión, el diseñador Didihiver la escogió para modelar un vestido de cuero en El Salvador Fashion Week. Nessa también modeló sus atuendos en noviembre de ese año, en el Mercedez Benz Fashion Week. Estos son los dos eventos de moda más importantes que se realizan en El Salvador, y Nessa se convirtió en la primera mujer trans en pisar sus pasarelas.
«Esa vez cumplí mi sueño y siento que desde ese entonces soy quien soy actualmente, porque me llenó de fuerza para decir: ‘Ok, soy esto y quiero hacer esto». Recuerda, orgullosa, cómo recibió una ovación de aplausos y halagos.
Didihiver no sabía que, en pleno 2023, era el primer diseñador de modas salvadoreño en elegir a una mujer trans como modelo, respetando su identidad y expresión de género femeninas. Afirma que, en el casting, quedó admirado del talento de Nessa.
«Yo, al ser una persona gay, que en mi adolescencia tuve muchos problemas de seguridad y que crecí en una familia tradicional y muy cuadrada, cuando veo a personas de la comunidad que logran expresar su verdadera identidad, siento atracción inmediata y admiración total por ellas», agrega.
A partir de la presencia de Nessa en estas pasarelas, cuenta el diseñador, varias chicas trans que le siguen a él y a la modelo le consultan sobre próximos castings para poder ingresar al mundo del modelaje. Nessa está abriendo caminos.
Al igual que lo que ocurre con Nessa en la industria de la moda en un país que discrimina y estigmatiza a la diversidad sexual en todos los rubros, entre 1995 y 1999, Cris Miró, la primera vedet trans de Argentina saltó a la fama por su talento en la actuación y el modelaje.
En su fugaz carrera, Miró se convirtió en un símbolo de la resistencia LGBTIQ+ en una sociedad que todavía no había aprobado el matrimonio igualitario (2010) y la Ley de Identidad de Género (2012), y que tampoco estaba acostumbrada a ver en los medios de comunicación a personas trans ocupando puestos importantes en el mundo del arte y del espectáculo. Por hoy, en América Latina, Argentina es un oasis en la protección a los derechos de las disidencias sexuales.
«Así como me dan a conocer a mí, dan a conocer a toda mi comunidad, a todas las mujeres trans del país. Y creo que para mí no tiene precio el apoyo, el amor, la admiración que recibo porque es parte de la comunidad y, sobre todo, de mujeres trans», explica Nessa.
Después de la pasarela de marzo de 2023, Nessa tuvo claro que había dado un paso importante en su carrera de modelo y se dijo que, si era constante, vendrían más logros. Inspirada en la exitosa Britney Manson, una modelo trans rusa tiktokera que comparte consejos para principiantes en el modelaje, la salvadoreña decidió volver viral en TikTok e Instagram los videos en los que aparece modelando en el Centro Histórico de San Salvador.
¿Por qué este lugar como pasarela? «En el Centro de San Salvador está la realidad del país. Claramente tenés que ir a callejones escondidos, en donde podés ver a personas en situación de calle. No solo está lo bello. Hay mucha belleza cultural y arquitectónica, pero también realidad humana», explica la modelo, un día antes de que fuese a modelar un vestido a base de camisetas del Club Deportivo Alianza —el equipo de fútbol de la capital—, diseñado por le salvadoreñe Midnight of Delight.
Fotos por Elisa Hernández.
Desde que se hizo una persona visible en el mundo de la moda, su madre y su hermana también supieron por redes sociales de su identidad de género femenina. Aunque conviven en la misma casa, su identidad y su carrera profesional son temas de los que no habla con su familia.
A los 16 años, su mamá le preguntó si le gustaban los hombres y, a partir de entonces, la relación familiar se volvió tensa. Hubo peleas constantes que causaron que, por un momento, Nessa dudara de su identidad y de su orientación sexual.
La investigación de Amate también da cuenta de que de las 284 entrevistadas para el estudio, el 22 % respondió que tuvo que abandonar su casa cuando salió del clóset y arreglárselas por su cuenta, porque su familia le dio la espalda.
Fue por las redes que Kevin Alexander, un fotógrafo de modas salvadoreño radicado en Estados Unidos, conoció a Nessa. Después de ver un video de TikTok en el que Nessa modela un traje negro y unas botas cafés, en el Mercado Central capitalino, Alexander quedó encantado de ella y la contactó para trabajar en proyectos. En septiembre del año pasado, ambos coincidieron en un evento de moda de El Salvador y finalmente este año concretaron «La ruta de la flor».
«La ruta de la flor» se compone de 22 fotografías tomadas en Ataco —uno de los ahora distritos que conforman la ruta turística llamada la Ruta de las Flores— y sus alrededores. El objetivo de Alexander fue presentar a Nessa y a El Salvador, con sus matices culturales, que también abarcan su LGBTIQ-odio.
En la serie fotográfica, Nessa lució 11 atuendos que estuvieron a cargo de diseñadores nacionales e internacionales. En las fotografías, aparece posando en diferentes lugares del pueblo e interactuando con artesanos locales. Cada imagen está acompañada con extractos de una carta que, a pedido de Alexander, Nessa dedicó a la población LGBTQ+.
«Como una mujer transgénero, una modelo transgénero, no tiene las mismas oportunidades que una modelo cisgénero. Al final del día, la industria de moda de El Salvador no está tan avanzada como en otros lados», reconoce el fotógrafo Alexander.
En medio de este contexto de cierre de oportunidades para la diversidad sexual, está la avanzada antiderechos del gobierno inconstitucional de Nayib Bukele. En 2021, sus diputados afines archivaron un anteproyecto de Ley de Identidad de Género para el reconocimiento de las personas trans; y, en junio, el Ministerio de Cultura censuró del Teatro Nacional de San Salvador la obra Inmoral, presentada por una compañía drag que narra las violencias que experimentan las personas LGBTIQ+ en El Salvador.
La censura de la obra siguió con los despidos de 300 empleados del Ministerio de Cultura, el 27 de junio, un día antes de que a nivel mundial se conmemore el Día del Orgullo, porque, según una publicación en la red X de Bukele, ellos «promovían agendas que no eran compatibles con la visión de su Gobierno». En 2019, su gobierno delegó a dicho ministerio las funciones de la desaparecida Secretaría de Inclusión Social.
«Aún en ese proceso de verme de esa forma femenina, también era difícil para mí decir ‘soy una mujer trans’. Era un gran proceso de meses de negación. Es difícil, porque lo que te pasa por la mente es cómo vas a vivir ahora tu vida diciendo que sos una mujer trans, que te llamás así, que querés que te traten así. Es difícil pensar que tu vida va a cambiar al 100 %, literal. Cambia todo, pero como todo es un proceso lento», reflexiona Nessa.
Créditos
Gabriela Murillo, estilista; Midnight Delight, asistente de estilismo; Adriana Molina, maquillaje; Elisa Hernández, producción y fotografía. Vestuario: Didi Hiver, Maribel Valladares, Midnight Delight.