El largometraje salvadoreño «Lienzo en blanco» lleva a la pantalla a mujeres protagonistas mediante un enfoque de igualdad de género. Aborda la historia de Alicia, una pintora que imparte talleres de arteterapia en un espacio que servirá de encuentro para la historia de tres mujeres que han sido víctimas de agresiones. Juntas, se verán inmersas en un camino de búsqueda de justicia que exige poner al descubierto a su agresor. La película se exhibirá en Cinemark a partir del 24 de febrero.
Entre enero y diciembre del 2021, el Observatorio de Violencia de Género de ORMUSA documentó 132 feminicidios en el registro de la Fiscalía General de la República. Entre las víctimas, 6 de cada 10 eran mujeres entre los 18 y 40 años. Pero además de ser víctimas de feminicidios, entre enero y septiembre de 2021 se reportaron 373 mujeres desaparecidas, según las cifras de la misma organización.
Para hablar de cómo Lienzo en Blanco pretende ser una apuesta a visibilizar las temáticas de violencia a las mujeres, Alharaca entrevistó a sus dos directoras, Gabriela Cruz y Leslie Ortiz, y a la actriz Alicia Chong, quien interpreta al personaje principal del mismo nombre.
¿Qué diferencia a «Lienzo en blanco» del resto de las producciones cinematográficas salvadoreñas?
Leslie Ortiz: Es complicada la pregunta, porque dentro del país no hay muchas producciones. Teniendo en cuenta que esta es una ficción, hay todavía menos. «Lienzo en blanco» lleva a la pantalla mujeres protagonistas. También el equipo que la conforma detrás de cámara, en su mayoría, está conformado por mujeres. Eso en una producción nacional es diferenciador y tiene que ver con la visión que tenemos de cómo queremos contar historias, con la temática de la película, que también tiene un enfoque de género. Eso se refleja en cómo se ha tocado un tema tan complejo como la violencia hacia la mujer.
«Lienzo en blanco» es una realidad vista desde los ojos de una mujer y de un equipo conformado principalmente por mujeres, eso es bastante diferenciador de nuestro proyecto, le da una un matiz diferente y del que vale la pena hablar.
Gabriela Cruz: En El Salvador tratamos de llevar a la pantalla a mujeres y personajes que representan mucho la belleza occidental rubios, ojos azules. Si en El Salvador hay alguien así, directamente va a la pantalla. En cambio, en «Lienzo en blanco» hemos cuidado que las mujeres que nos representan sean personas que representan nuestra cultura, nuestra belleza. No queremos reproducir otros cánones de belleza.
¿Qué busca contar «Lienzo en blanco»?
Leslie: Desde que empezamos con este proyecto teníamos muchas inquietudes, muchas cosas de las que queríamos hablar, de las que queríamos expresarnos. Al final el cine es eso, una forma de expresión personal y colectiva, porque estás creando algo con muchas personas y poniéndolo desde tu visión personal y desde tu función. Nos interesa que la gente hable sobre temas que quizás son difíciles de abordar pero que es necesario visibilizar y entender. Tristemente entramos en una normalización de la violencia en El Salvador, entramos a creer incluso que ciertas conductas son normales, que pasan en todos lados, y no es así.
Como creadoras de esta obra, nos interesa principalmente que se visibilice el tema de la violencia hacia la mujer, pero desde una perspectiva que ayude no solo a que se vea, sino que se deje de revictimizar a quienes la han padecido. Estas mujeres, nuestras mujeres protagonistas, a pesar de que han pasado por situaciones duras, han logrado, gracias al acompañamiento de otras mujeres y a su fuerza interna, poder enfrentarlo a su manera y poder buscar desde su perspectiva su vida de una justicia. Eso es algo que quisiéramos que quedara también para los espectadores de quienes vayan a verla. Que, si bien nuestros contextos son hostiles, desde el acompañamiento tenemos una fuerza para visibilizar los temas de violencia.
¿Por qué deberíamos ver cine salvadoreño?
Alicia Chong: Siempre existe esta sensación tan chula de curiosidad de ver nuestro propio producto. Sabemos que no estamos compitiendo con producciones de un timing tipo Estados Unidos o Rusia, sino que nuestro cine tiene su propia identidad, su propio ritmo, su propia fuerza. Tiene su propio lenguaje y es importante exhibir en nuestro país nuestros lenguajes artísticos a nivel de cine del que todos aprendemos. Estamos aprendiendo en el camino, pero el principio de todo es hacer las cosas bien y eso está funcionando.
¿Cómo describirían la experiencia de hacer cine siendo mujeres?
Gabriela: Es una lucha permanente en un área donde no se acostumbra ver mujeres. Constantemente se tiene que estar validando nuestro trabajo y reafirmando que una es capaz y eso no debería de ser así. Con Leslie decíamos que nosotras tenemos que darnos nuestro lugar porque tenemos el conocimiento técnico, también lo creativo, y tenemos algo importante que decir, tan importante como los hombres. Lo que pasa es que entre ellos se generan dinámicas donde ya están acostumbrados a que las mujeres tengan ciertos roles por ejemplo, en arte o producción, o como actrices. Pero si una mujer se desempeña en algo técnico, algo que implica mover cosas pesadas, entonces ya les incomoda y lo manifiestan con acciones sutiles, es como marcar territorio.
Excluir a las mujeres no es algo solo del cine, sino de todas partes. Estamos rompiendo con esos paradigmas en los que las mujeres estábamos determinadas a ciertos roles y la visión de una mujer directora es importante. En Hollywood se manejan desproporcionadamente los salarios entre hombres y mujeres. Lo mismo en El Salvador en otra escala, aunque no se tenga industria, es la misma lucha. Lo enfrentamos como pequeñas revoluciones que desgastan, porque una tiene que estar sacando fuerzas, pero es satisfactorio llegar a este punto: vamos a ver en la pantalla todo lo que hemos logrado y a sentar un precedente. Eso marca algo que va a beneficiar no solo a «Lienzo en Blanco», sino a otras producciones que vengan al futuro de El Salvador.
¿Hay algún sacrificio detrás de «Lienzo en blanco»?
Leslie: Años de vida que me he recortado, ha sido un trabajo de años; desde que ganamos el fondo a finales de 2015 y la grabación a mediados de 2016, todo ese año fue de trabajo intensivo por el rodaje; la postproducción de lo que habíamos grabado; empezar a mover a ese piloto a nivel internacional en festivales, y ese trabajo fue lo que impulsó y dio paso a esta coproducción internacional con Estados Unidos.
He sacrificado un tiempo excesivo que no le he dedicado a ninguna otra cosa en mi vida como se le ha dedicado y se la sigo dedicando a «Lienzo en blanco». Todavía ahora, a punto de estrenar en salas, hemos hecho con Gaby, con Verónica, la productora y otras dos compañeras un trabajo titánico para poder llevar la noticia a los medios, abastecer de contenido nuestras redes sociales. Estamos en simultáneo poniendo «Lienzo en blanco» en festivales, ya como largometraje, entonces es un trabajo constante y permanente.
Gabriela: Representó tiempo de calidad, de familia, de cosas que a veces no pude hacer. En la relación de pareja que estaba en aquel entonces había momentos en los cuales tenía que estar con algo del proyecto, y consideramos ponerlo en los créditos. Cuando los revisé vi toda la familia y la gente que estuvo apoyando y que tuvo una contribución en especie a este proyecto. Ha sido un proceso largo y también, en momentos, desgastante. Uno de los grandes privilegios de codirigir es que, si yo estaba con los ánimos bajos, Leslie me decía que teníamos que seguir intentando. Así que hemos estado apoyándonos.
El camino ha implicado reponerse y replantearse muchas cosas. A veces, me vuelvo a replantear qué tanto vale esta profesión. ¿Qué tanto vale la pena ser cineasta si tenés que hacer un montón de otras cosas para poder sobrevivir? Porque no se logra ser estable económicamente ni en Alemania. La retribución no puede venir por lo monetario, tiene que encontrarse en otra cosa.
Alicia: Yo soy la que más ha ganado de todas, «Lienzo en blanco» es un acto y un ejemplo de solidaridad. Si empezara a contar toda la gente que ha apoyado este proyecto es una cadena de colaboración salvadoreña e internacional que a pesar de que ha demorado su tiempo refleja cómo es de importante mantener lazos humanos con la gente.
¿Qué les dirían a quienes inician en el cine en el contexto salvadoreño?
Gabriela: Buscá lo que necesitás decir y no lo que la gente quiere escuchar. Porque hay mucho en el cine comercial que puede vender más o tener más público, pero para terminar una obra de arte o una película o cualquier expresión artística, se requiere una necesidad de decir algo. En esta película hay algo de las dos que necesitábamos decir y ahora se ha dicho. Que esas personas encuentren fuerza porque es un largo camino.
Leslie: Hay cierta parte de egoísmo necesario en esto, porque al final toda forma de arte nace de la necesidad de expresar algo que nos duele y con lo que nos está costando lidiar. Como mujeres salvadoreñas, la violencia nos afecta directamente y que hemos vivido desde pequeñas. Esta película fue una forma de sacar eso.
Sí es posible hacer cine, pero conlleva un gran esfuerzo, una gran determinación y una gran capacidad de seguir. Si están buscando una carrera en donde vean un fruto inmediato del esfuerzo, no es el cine. Pero si están buscando una forma de expresar algo a través del cine, háganlo, pero sin ingenuidad porque es muy difícil.
Gabriela: Hay que replantearnos e investigar nuevas dinámicas de producción desde nuestras economías, desde la realidad de El Salvador. Por tener referentes como Estados Unidos o industrias que no responden a las economías latinoamericanas en general, nosotros mismos nos asfixiamos, nos agotamos antes de llegar a producir todas las posibilidades.
Alicia: «Lienzo en blanco» puede ser muy efectivo para que tengamos un espacio seguro donde las mujeres puedan hablar. Es precioso ver algo de cine, algo que te impacte, algo que te haga sentir orgullosa como mujer. El problema es que las mujeres en las comunidades no hablan. No pueden porque están las pandillas, están sus maridos, están los hijos y muchas veces sumamos el miedo que hace que guarden silencio. «Lienzo en blanco» es una excelente herramienta para hablar, para romper el silencio.