Narremos nuestras menstruaciones

18/08/2020

Home SeriesNarremos nuestras menstruaciones

Pese a ser un proceso natural, la menstruación todavía es invisibilizada y estigmatizada. Marcela Escolán plantea el autoconocimiento del ciclo menstrual propio como forma de resistencia a esa estigmatización. En su columna, nos cuenta de su experiencia registrando y bordando su menstruación, y nos invita a nombrarlo y a conocernos mejor.

Foto y pieza por Marcela Escolán

Un tema que me ocupa y atraviesa buena parte de mis quehaceres creativos (bordar) es la necesidad de visibilizar, dignificar y resignificar nuestros procesos menstruales, porque en un sistema que nos quiere silenciosas, ausentes, que nos estandariza a partir de un masculino genérico, que cree que nuestras vulvas y vaginas deben oler a manzanilla y que nuestra sangre es azul, retomar la narrativa de nuestras propias ciclicidades, y revalorizar nuestras experiencias, se vuelve un ejercicio revolucionario, necesario y urgente.

Nos han enseñado, como con todos los otros procesos propios de las mujeres, a menstruar con dolor, a sentir rechazo por eso que es tan nuestro, mágico y poderoso. 

Nos niegan incluso la posibilidad de nombrarlo. Basta con ver la publicidad de toallas sanitarias y tampones (productos altamente tóxicos, pero eso puede ser tema para otra plática), refiriéndose sutilmente a los días de menstruación como “esos días”. Una expresión sencilla, compuesta por dos palabritas aparentemente inofensivas y, sin embargo, que encierra una gran perversidad: porque lo que no se nombra no existe. 

Pero las mujeres y otras personas menstruantes sí existimos, sangramos y manchamos. Por eso, ante un sistema que invisibiliza y estigmatiza nuestros procesos naturales, que importante es poner el foco de atención sobre nuestros cuerpos, para observarlos y escucharlos con atención.

Nuestra ciclicidad no está referida únicamente a sangrar mes con mes, sino también a todo lo que ocurre antes y después de esos días de sangrado. Cada ciclo es único y personal, varía de mujer a mujer, y de mes a mes. De ahí que aprender a conocernos, a reconocer cada fase por la que atravesamos, no solo en el aspecto físico y biológico, sino también emocional y energético, nos brinda un empoderamiento enorme sobre nuestros cuerpos y vidas. 


Foto por Marcela Escolán

Hace meses comencé a llevar un registro de mis ciclos, y ha sido un ejercicio súper bonito. Eso me ha permitido identificar, entre otras cosas, qué días estoy más para dentro, y necesito estar únicamente conmigo, qué días ando con el llanto a flor de piel, o con cero tolerancia, qué días estoy más para afuera, y me levanto bailando y cantando, qué días estoy más concentrada, o los días en que siento que puedo con todo y me la paso super productiva… 

Ha sido súper chivo, porque eso me permite también ser respetuosa y amorosa con mis tiempos y necesidades, a programar mis actividades según la fase en la que me encuentre.

Pero luego me di cuenta que el cuaderno donde llevaba ese registro, también tenía apuntes de toda cosa, entonces revisarlo se me hacía difícil. Por eso, decidí hacer este cuadernito, que es lo que me tiene contenta. Está pensado para registrar los ciclos de un año, 12 diagramas lunares para ingresar información puntual, y algunas paginitas entre diagrama y diagrama, para escribir cosas más detalladas.

El conocimiento es poder, y el autoconocimiento nos vuelve casi invencibles. Retomemos la narrativa de nuestros ciclos, validemos nuestras experiencias individuales, resignifiquemos nuestras menstruaciones para ciclar y vivir de forma más consciente y plena.

Unite a nuestro esfuerzo.

Colaborá