“El cerrito” que sueñan las comunidades

Por Kellys Portillo

Gloria Ramírez nació hace 47 años, cuando “El Cerrito” era diferente. Conoció de la fauna y flora que habitaba en el lugar. Comió de la diversidad de frutos como nance, jocote, guayaba y sincuya. También bebió agua de un nacimiento que estaba en la zona alta del cerro. 

Para ese entonces, el cerrito todavía mantenía parte de su riqueza natural, pero también sufría de la extracción artesanal de material pétreo. “Cuando el cerro era diferente, íbamos seguido con los cipotes de aquí, subíamos a comer jocotes. Buscábamos pedazos de cartones para venirnos de “choyete” desde arriba. Era bastante bonito, era bien chistoso. Cuando uno está bicha hace de todo, cuando no teníamos cartón hasta rodando nos tirábamos”, recuerda. 

Gloria es originaria del cantón San Francisco. Actualmente, se dedica a la comercialización de pollos. Vive en “El Cerrito”, un caserío que se encuentra en la zona alta de ese mismo cantón. Desde hace 9 años es tesorera de la ADESCO de su cantón. Es defensora del agua y forma parte de la resistencia que defiende la conservación del cerro.  

“En la comunidad no estamos de acuerdo con que estas empresas extractivistas sigan destruyendo esta reserva de agua, nuestro recurso hídrico. Se terminan el cerro, nos quedamos sin agua. Y no solo eso, también nos están robando nuestra identidad”, dice. 

Gloria es originaria del cantón San Francisco. Actualmente, se dedica a la comercialización de pollos. Vive en “El Cerrito”, un caserío que se encuentra en la zona alta de ese mismo cantón. Desde hace 9 años es tesorera de la ADESCO de su cantón. Es defensora del agua y forma parte de la resistencia que defiende la conservación del cerro.  

“En la comunidad no estamos de acuerdo con que estas empresas extractivistas sigan destruyendo esta reserva de agua, nuestro recurso hídrico. Se terminan el cerro, nos quedamos sin agua. Y no solo eso, también nos están robando nuestra identidad”, dice. 

Gloria menciona que, además de todas las problemáticas que se han generado a partir de la extracción del material, este tipo de actividades destruye el cerrito que representa para ella el robo de su identidad y de la comunidad. Foto: Kellys Portillo. 

Estas extracciones llevan consigo otro tipo de afectaciones sobre las comunidades. Debido al ingreso de maquinaria pesada, las calles se han deteriorado. “Cuando pasan esas grandes volquetas, toda arruinada dejan la calle”, comenta Gloria. 

Para Gloria sería un sueño ver el cerro recuperado, con árboles frutales, que la fauna se sienta segura de habitar en el lugar y que la comunidad disfrute convivir con la naturaleza. “Aunque sea con lo último que queda, pero vamos a cuidarlo para que sea un ecoparque y que la comunidad disfrute de este recurso”, añade. 

Le pedimos a María, Daniela, Gloria, Mónica, Apolinario y Ruth —habitantes de las comunidades cercanas a El Cerrito— que intervinieran fotografías impresas del cerro, pintando sobre ellas la manera en que lo imaginan en el futuro. Lo sueñan con árboles frutales y frondosos, con hojas verdes y amarillas, flores de distintos colores, grama, distinta vegetación, conejos, aves, y personas caminando a su alrededor y sobre él.