Mujeres como diputadas suplentes para cubrir la cuota de género

23/01/2024

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Cada tres años, la ciudadanía apta para votar elige a quienes le representarán en la Asamblea Legislativa. A pesar del incremento en la participación de las mujeres en cargos de elección popular en los últimos años, la desigualdad persiste. En el ámbito legislativo, 63 % de las mujeres han sido elegidas diputadas suplentes, cargos sin voz y voto.


Por Stefany Rivera


Las cifras de Datos y Democracia del Instituto Nacional Demócrata para los Asuntos Internacionales y El Consorcio para las Elecciones y el Fortalecimiento del Proceso Político (CEPPS) muestran un aumento en la participación política de las mujeres en las últimas tres elecciones legislativas. Esto se debe, en parte, a la Ley de Partidos Políticos (LPP), aprobada en febrero de 2013, que establece una cuota de género del 30 % (art. 38) en las planillas de los partidos políticos. 

Aunque aún no se equipara a la participación masculina, se ha notado un crecimiento constante. Sin embargo, al analizar los resultados de las personas electas, se observa una marcada disparidad: en 2021, fueron elegidos 101 hombres, en comparación con 67 mujeres. 

La Asamblea Legislativa 2021-2024 está conformada por 84 diputaciones propietarias e igual número de suplencias. De estas 103 son ejercidas por hombres y 65 por mujeres. De las 65 mujeres, 24 son propietarias y 41 son suplentes.  

Sury Cornejo ha ocupado el cargo de diputada suplente por el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena) durante dos periodos consecutivos. Afirma que su incursión en la política se originó en el deseo de contribuir al bienestar de su comunidad, motivada por sus orígenes en una familia que ha vivido en situación de pobreza. 

«Hubiera querido hacer mucho por mi pueblo, pensé que era diferente. Mi condición económica es mi salario (como odontóloga). Este me da para mantener a mi familia nada más. Uno no tiene mayor protagonismo como diputada suplente (…) prácticamente el suplente solo es un requisito que el diputado propietario tiene». En su rol de suplente, no recibe salario y carece de voz y voto en las sesiones plenarias. 

Anabel Belloso inició su trayectoria como funcionaria de elección popular en 2015, al ser elegida como suplente. A partir de 2018, logró una diputación propietaria con el partido Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN), posición para la cual fue reelegida para el periodo 2021-2024. Su incursión en la política se inspiró en la militancia de su hermana mayor y en la participación de su familia en el FMLN. «Llegué a organizarme al partido desde mi colonia, en la estructura más básica que se denomina: comité de base. Y de ahí fui teniendo espacios de participación en lo interno». Incluso ha llegado a formar parte de la dirección nacional del FMLN.  

Sobre la práctica de designar a las mujeres como suplentes, califica esto «como una válvula de escape de los partidos que no tienen conciencia o sensibilización sobre por qué las mujeres debemos participar. Encuentran esos escapes o vacíos en la ley que resultan en la colocación de las mujeres en espacios donde su nivel de incidencia no será suficiente». Destaca que al inicio del periodo legislativo 2021-2024 de la Asamblea Legislativa, a las y los suplentes ni siquiera se les permitía sentarse en las mesas durante las reuniones de comisiones. 

Ambas diputadas coinciden en que, para aumentar su impacto como suplentes, sería necesario dedicar tiempo completo a labores en la Asamblea. Sin embargo, esto no resulta factible en sus casos ni en el de muchas otras personas, dado que ya tienen empleos fijos. Además, el periodo legislativo tiene una duración de tan solo tres años. Se intentó entrevistar a la diputada suplente Helen Jovel, del partido Nuevas Ideas (NI), para conocer su experiencia en este contexto, pero la solicitud fue rechazada. 


Una legislatura predominantemente masculina 


Las elecciones legislativas de 2021 fueron atípicas porque por primera vez el partido NI participó y obtuvo 56 de 84 diputaciones. En la historia de El Salvador ningún partido había conseguido una mayoría calificada en la Asamblea Legislativa. En las elecciones legislativas de 1985, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) logró una mayoría simple al obtener 33 de los 60 escaños. Cabe mencionar que un año antes, José Napoleón Duarte, candidato del PDC, había sido elegido presidente de la República para un periodo de cinco años, y fue en ese contexto que surgió el apodo de «aplanadora verde». 

El partido, bajo la dirección del presidente Nayib Bukele, proclamó su compromiso con la equidad de género durante la campaña. Sin embargo, el análisis revela una tendencia constante: las mujeres ocupan mayoritariamente roles de suplentes. Con 40 hombres propietarios frente a solo 16 mujeres propietarias, y con 28 suplentes tanto para hombres como para mujeres, surge la interrogante sobre la efectividad de este compromiso en la práctica. 

Con la llegada de NI a la Asamblea Legislativa, se dio la desintegración del Grupo Parlamentario de Mujeres. «Antes había un espacio plural de mujeres legisladoras que se crea en su momento por parte de colegas que estuvieron en otros periodos y eran de todos los partidos políticos. El objetivo era: estás aquí en el Grupo Parlamentario de mujeres, construyamos una agenda de consenso por las mujeres más allá de nuestras diferencias ideológicas, de partido, de bandera. Claro, requería diálogo, debate, estar en un constante construir colectivo para llegar a acuerdos. Eso en este periodo legislativo no existe», comenta Belloso.  

Además, destaca que este grupo había logrado significativos avances en temas de género, como la creación de una triada legislativa que incluía la Unidad de Género, la Comisión de la Mujer y el Grupo Parlamentario de Mujeres. 


¿Es la cuota de género realmente efectiva? 


La cuota de género se aplica en las listas de candidaturas para elecciones legislativas, del Parlamento Centroamericano y de concejos municipales. Cada partido está obligado a incluir un 30 % de mujeres en sus planillas, ya sea en candidaturas propietarias o suplentes. Sin embargo, esta cuota no se refleja en los resultados de las elecciones municipales y departamentales. Por consiguiente, no es inusual observar una marcada desigualdad en la participación política de las mujeres en el primer órgano del Estado, en el Parlacen y en los concejos municipales. 

En las elecciones municipales de 2015 y 2018, se eligieron 27 mujeres como alcaldesas para los periodos 2015-2018 y 2018-2021. Esto representó que, de las 262 alcaldías, el 10.30 % estuvo a cargo de mujeres durante dos periodos consecutivos. En las elecciones de 2021, este número aumentó a 28, lo que significa que el 10.68 % de las 262 alcaldías estuvo bajo el liderazgo de mujeres para el periodo 2021-2024. 

En un país donde las mujeres conforman casi el 53 % de la población desde 2015, resulta importante prestarle atención al hecho de que solo 27 o 28 mujeres gobiernen alrededor del 6.79 % de habitantes. 

Para las síndicas, en las elecciones municipales de 2015 y 2018, se eligieron 64 mujeres para los periodos 2015-2018 y 2018-2021, representando el 24.43 % de las sindicaturas en las 262 alcaldías durante dos periodos consecutivos. En las elecciones de 2021, este número aumentó a 67, elevando la proporción de mujeres en estos cargos al 25.57 % para el periodo 2021-2024. 

Es importante señalar que la cuota de género no abarca la presidencia. De hecho, El Salvador nunca ha tenido una mujer presidenta. Aunque se han destacado esfuerzos notables en candidaturas, como el caso pionero de Prudencia Ayala en 1930, en una época en la que las mujeres salvadoreñas carecían incluso del derecho al voto. En las próximas elecciones de 2024, Marina Murillo, la única candidata presidencial por el partido Fraternidad Patriótica Salvadoreña (FPS), según las encuestas de preferencia de voto, no tiene posibilidades de ser elegida. 

Para Denisse Siliézar, representante de la organización Acción Ciudadana, la cuota de género, si bien ha representado un avance significativo, ya no es suficiente. «Lastimosamente, no hemos pasado de ahí». Destaca la urgencia de implementar cambios desde el ámbito legal y adoptar medidas más equitativas por parte de los partidos políticos. Siliézar propone estrategias como la «trenza», donde por cada hombre haya una mujer en las listas de candidaturas. Asimismo, aboga por que estas disposiciones se apliquen desde las elecciones internas de los partidos y se establezcan directrices para el financiamiento de las campañas políticas. 


Los cambios en la cantidad de curules  


El 7 de junio de 2023, en la sesión plenaria 109, la Asamblea Legislativa reformó los artículos 10, 13 y 217 del Código Electoral: redujeron de 84 a 60 la cantidad de curules. Para ello, cambiaron las circunscripciones electorales y la fórmula para asignar diputaciones. Seis días después, en la plenaria 110, aprobaron la Ley Especial para la Reestructuración Municipal que mantiene los 14 departamentos, convierte los 262 municipios en distritos y crea 44 nuevos municipios.  

De acuerdo con Siliézar, la participación de las mujeres en la política ya era desigual antes de estas reformas electorales y territoriales. Ahora, con la competencia aún más intensa para acceder a estos cargos, la situación se vuelve aún más complicada. Anteriormente, la participación de las mujeres ya era un desafío, y ahora, con estas reformas, su involucramiento político se ve amenazado. Siliézar advierte que es muy probable que veamos un número aún menor de mujeres en la Asamblea Legislativa en el futuro. 

María Teresa Hernández, municipalista-feminista, integrante de la junta de vigilancia de la Asociación de Regidoras y Alcaldesas de San Salvador (Andrysas), señala que las reformas también limitan las oportunidades para que las mujeres lideren los gobiernos locales. Afirma que la probabilidad de que las mujeres ocupen roles titulares se ve mermada con estas reformas. «Sumado a esta situación las barreras invisibles que los partidos políticos ponen para que se inscriban más mujeres ha permitido que menos mujeres estén inscritas para participar a cargos. La violencia política implementada hace que no quieran participar», sostiene. Hernández también destaca que Andrysas ha notado una disminución en las inscripciones de mujeres para el cargo de diputadas y sugiere que entidades como el Tribunal Supremo Electoral deberían promover el voto femenino. 

Cornejo, diputada suplente, relata que tuvo que financiar su propia candidatura política y defiende la necesidad de que las mujeres accedan a roles de decisión, en lugar de limitarse a puestos secundarios. Por su parte, Belloso también destaca la importancia de fomentar una cultura política donde las mujeres que alcancen posiciones de liderazgo asuman un compromiso sólido con los derechos de las mujeres. 

El Objetivo del Desarrollo Sostenible número 5. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, en la meta 5.5 menciona que se debe “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública”.  

Para las cuatro entrevistadas, hablar de participación no es suficiente; lo crucial es analizar dónde se sitúan a las mujeres en el ámbito político. Aun enfrentan desafíos significativos en sus trayectorias políticas, tales como el limitado presupuesto para sus campañas, la violencia política y su relegación a roles sin voz ni voto. La persistencia de una cultura que muestra reticencia hacia la presencia femenina en la política sugiere que, aunque los esfuerzos actuales son notables, aún no son suficientes para alcanzar la paridad. 




Edición por Valerie Cortés Villalba, periodista de El Espectador, y Metzi Rosales Martel, directora editorial de Alharaca, quien además verificó los datos. 

Este reportaje fue producido gracias al apoyo del Programa de becas de la Asociación de Periodistas de El Salvador. 

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