Lo perdido

Lauri García Dueñas | 27/07/2021

La escritora Lauri García Dueñas recuerda en este poema lo que ha perdido desde que dio a luz a su segundo hijo. Reflexiona sobre la profunda vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres que acaban de ser madres, y sobre cómo quienes las rodean no parecen entender que ellas requieren compasión y tiempo para sí.


El otro día al ir al retrete pensé en lo perdido 

podría parecer una analogía fácil o vulgar de lo que el cuerpo desecha cada mañana o cada vez que tiene la oportunidad 

mi idea trashumante no se refería a los fluidos, la temperatura o el olor de este cuerpo que se arranca, de manera rabiosa, canas, cada vez que puede, porque además del tiempo, del dolor, hay que ver el pelo de una encanecido 

es insoportable 

para mí 

ver mi hermoso pelo negro manchado de tiempo, de dolor, de canas.  

El otro día al ir al retrete pensé, más bien, exactamente en todo lo que en los últimos meses he perdido, 

pues ni siquiera ha transcurrido un año desde que mi vida se partió como las siete capas de mi vientre cada vez que sacaron de mí a uno de mis dos hijos 

lo disuelto al firmar documentos innombrables de procesos innombrables que aún no tengo posibilidad ni siquiera de empezar a verbalizar.

Sentí una punzada al agacharme 

parecida a una de las cientos de punzadas que he sentido al agacharme en los cinco años de ser madre de dos cachorros humanos. 

Por qué tengo que ver tu cara al otro lado de mis ojos, maldije 

en esta frente donde las imágenes me persiguen 

por qué, lamenté 

no quiero ver tu cara al otro lado de mis ojos  

después de que me maltrataste la mente para que me dieran unas ganas locas de matarme 

tampoco quiero ver la cara de ninguno de mis familiares espurios 

que me dejaron sola y calumniaron en el momento que más necesité compasión humana 

ayuda 

para retornar a mi país luego de 15 años y dos hijos. 

Las vacas mugen y paren  

las mujeres también 

y es en ese preciso momento en que la sangre ha inundado todo 

y la leche está mezclada con la caca 

y los fluidos, ahora sí los fluidos 

cuando en la vulnerabilidad irredenta de la carne  

a algunas personas les da por herirte  

de maneras casi fatales 

por suerte no 

por suerte los papeles innombrables el abogado la abogada los pasaportes el avión las amigas el novio 

la capacidad de agacharse y ganar dinero para comprar leche de vaca para el bebé 

y no ser siempre la vaca rabiosa porque sus dientes muerden 

los dientes del bebé me muerden  

y yo quiero al bebé pero no quiero que los dientes del bebé me muerdan  

y quiero a mis hijos pero no siempre quiero ser siempre madre 

no las 24 horas 

no los siete días de la semana 

ni los 365 días del año. 

Quiero tiempo para mí  

para pensar en lo perdido 

no solo en el retrete 

quiero tiempo para pensar en mi vida 

en mi vida que,  

aunque los demás parezcan no entender, 

es la vida de una mujer 

no solo de una madre 

o una vaca.  

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