La Asamblea de los youtubers

Mónica Campos | 19/05/2023

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El pasado 18 de abril de 2023, un grupo de youtubers, la mayoría afines al gobierno de El Salvador, fue invitado a la Asamblea Legislativa por el diputado presidente Ernesto Castro para cubrir las plenarias. Esta invitación generó diversas reacciones en la sociedad salvadoreña, en un contexto de polarización política y ataques desde el oficialismo hacia los medios de comunicación tradicionales e independientes. En esta crónica, la periodista Mónica Campos cuenta su experiencia de ese día.

La plenaria del 18 de abril fue cualquier cosa menos ordinaria. En el portón principal de la Asamblea Legislativa, la encargada de seguridad tenía instrucciones de recibir a nuevos invitados. «¿Y usted es youtuber?», me preguntó antes de anotarme en la lista de ingresos, a pesar de que ya me había presentado como periodista. Aunque esta confusión no es halagadora para quienes desempeñamos este trabajo, no era del todo su culpa. El malentendido proviene del discurso recurrente que los diputados oficialistas e incluso el mismo presidente Nayib Bukele han adoptado en su cruzada contra la prensa crítica. 

El día anterior a la plenaria, Ernesto Castro, presidente del Congreso, extendió una invitación a youtubers y creadores de contenido a través de su cuenta de Twitter. Los invitó a la Asamblea Legislativa en calidad de reporteros, con el objetivo de dar cobertura a las sesiones plenarias, tanto ordinarias como extraordinarias. 

Ese día en la Asamblea, me encontré con escenas poco propias del lugar. En lugar de los habituales discursos políticos y debates formales, lo que predominaba era un ambiente de selfies y pulgares arriba. Hombres y mujeres, teléfono en mano, se abalanzaban sobre los diputados para inmortalizar el momento. En un espectáculo que parecía más propio de un concierto de música pop que de una sesión legislativa, algunos incluso solicitaban saludos para sus seguidores en las redes sociales y dramatizaban para vídeos que más tarde subirían a sus cuentas de TikTok. Entre ellos, un joven con una gorra rosada que se hace llamar Tío Carlos en el mundo de internet, logró capturar un vídeo con el diputado de Nuevas Ideas, William Soriano. «¿Qué dicen ustedes, nos parecemos, sí o no?» preguntaba el joven a sus seguidores, mientras Soriano posaba sonriente para la cámara. 



Y aunque este tipo de contenido no es periodístico, hacía solo unas horas el diputado Castro había conferido a los youtubers el estatus de periodistas. «Ahora es responsabilidad de ustedes informar con la verdad», dijo al iniciar la plenaria. Desde el área de prensa escuchaban los youtubers invitados: Wichito 503, Carlos In Live, Yeik, Tío Carlos, Rodri Barba, El Toad SV, Roberto Silva —condenado por violencia contra la mujer— y una tiktoker conocida como Tamarindo Cyan, en clara alusión a la bancada cyan, como se autodenomina el grupo de parlamentarios de Nuevas Ideas. 

A la hora del receso, los creadores de contenido se trasladaron a la sala de prensa. En medio del zumbido de las conversaciones y los clics de las cámaras, una decena de youtubers y creadores de contenido se destacaba entre un par de fotógrafos de periódicos impresos y dos corresponsales de un medio digital. Platicaban entre sí sobre sus intereses, intercambiando números y métricas con entusiasmo y un toque de competencia. «¿Y vos cuántos seguidores tenés?», preguntaba uno. «A aquel lo dejaron entrar y solo tiene 800 seguidores», reclamaba otro. «Pues yo llego a más de un millón en Facebook», decía alguien más, con un tono orgulloso. 


Reconocimiento nacional 


Aunque la mayoría de los creadores de contenido que visitaron la Asamblea eran afines al Gobierno, había un par de jóvenes que se consideraban «críticos, pero no de oposición». Este fue el caso de un joven conocido como El Toad SV, un creador de contenido con presencia en Twitch, TikTok e Instagram. Con apenas un año de experiencia en su canal de Twitch, donde juega videojuegos mientras mantiene conversaciones, El Toad SV ha ganado un grupo de seguidores fieles a los que él prefiere llamar «comunidad». 

En un buen día, afirma, él puede llegar a ganar $500 jugando videojuegos y manteniendo charlas, pero en los peores días solo obtiene unos pocos centavos. Aunque sus ingresos son modestos, para El Toad SV, la invitación del diputado presidente Castro a los creadores de contenido representa un reconocimiento de su trabajo a nivel nacional. 

Mientras conversábamos, le pregunté cuál había sido su mejor día. Con una sonrisa modesta, me relató que, durante uno de sus streamings, alguien le ofreció $200 por cortarse el pelo. 

—¿Y lo hiciste? —pregunté. 

—Pues claro! ¿Quién te va a ofrecer $200 por cortarte el pelo? —respondió. 

Antes de dedicarse a su canal, El Toad SV desempeñó varios trabajos, desde ayudante de albañil hasta cocinero. Sin embargo, tuvo que dejar este último empleo tras sufrir una lesión en la mano. Durante nuestra conversación, un fotógrafo de la Asamblea nos interrumpió para preguntar sobre otros youtubers, ya que parte de su labor como empleado público ese día era fotografiarlos. 

—¿Han visto a Diun Solo o a Yeik? —preguntó. 

—No —respondimos ambos. 


Contenido a la medida 


La presencia de youtubers en la Asamblea Legislativa generó preocupación entre algunos sectores de la sociedad salvadoreña, especialmente dada la postura crítica que tanto los diputados como el presidente Bukele han mantenido hacia los medios de comunicación tradicionales en el pasado. 

La inédita invitación a los youtubers se produjo en el contexto del lanzamiento de ‘El Filtro’, un proyecto periodístico que precisamente busca verificar el contenido que emiten los youtubers aliados del gobierno. «No se trata de armar un filtro de la información, el único que debe validar todo es el pueblo», afirmó el diputado presidente poco antes de pedir un aplauso para sus invitados especiales. La alianza de ‘El Filtro’ está conformada por Revista Factum, Disruptiva, Voz Pública, Infodemia y Focos, medios de comunicación independientes. 

Una de las invitadas de Castro, conocida en TikTok como Tamarindo Cyan, agradeció la iniciativa del presidente. «Para nosotros es importante porque somos la voz del pueblo, además no nos están pagando. Cada quien sube su contenido», afirmó. Agregó que tiene como espectadores a más de 13 millones de personas. «En Facebook estamos como ‘Aquí está tu tierra», añadió. La página Aquí está tu tierra es una especie de repetidora de contenido gubernamental y de los mensajes que los diputados oficialistas publican en sus propias páginas de Facebook. 



Este tipo de contenido es precisamente lo que la alianza de medios pretende verificar. Jessica Ávalos, jefa de redacción de Revista Factum, dijo a Alharaca: «Parece que el anuncio de esta alianza puso muy nerviosos a algunos funcionarios y a generadores de contenido. Anunciamos que vamos a investigar desinformación, en un ejercicio de alfabetización mediática, y surgieron voces intentando desacreditar el esfuerzo». Ávalos enfatizó que su interés es proporcionar herramientas a las audiencias para detectar contenido falso, y lo harán incluso si esto molesta a los grupos de poder que solo buscan aplausos. 


«Los mismos de siempre«


De nuevo en la sala de prensa, durante el receso que duró un par de horas y mientras los youtubers discutían acerca de quién tenía más seguidores, un hombre de negro se puso de pie y alzó la voz: «Les voy a pedir de favor que me digan unas breves palabras sobre la invitación del diputado». Ninguna mano se alzó. Hizo una nueva petición: «¿Usted de dónde es?, ¿Y usted?, ¿Y usted?», preguntaba el hombre como si pasara lista mientras señalaba con el dedo. «Si hay periodistas también que digan. Sabemos que están molestos», añadió. 

Ante la insistencia, salí un par de minutos para conversar con un creador de contenido con mejores modales. Al regresar, el hombre ya había logrado que alguien accediera a aparecer en su video. De nuevo en la sala, mientras trataba de pasar desapercibida, ingresó un equipo de comunicaciones de la Asamblea: misma solicitud, pero un poco más amable esta vez. 

En ese momento entró una fotógrafa de un medio impreso a quien conozco y sentí un poco de alivio. Pensé que el ambiente quizá mejoraría un poco. Charlamos brevemente y me despedí porque el receso había finalizado. Subí al área de prensa del Salón Azul para ver la plenaria, donde estuve aproximadamente una hora y media. Al bajar, pasé por la sala de prensa y la vi charlando con dos youtubers. 

Lo que realmente sucedió mientras me ausenté fue una situación que la fotógrafa calificó de “humillante”. Ella se acercó a los jóvenes para conocer su punto de vista. Llegó y se presentó por su nombre y el de su medio. Desde antes iba con cierto temor. «Uno está acostumbrado a recibir maltratos de la gente, sobre todo de los fanáticos de Bukele, por todas las emisiones de cadena nacional donde desprestigia a la prensa», explicó. 

Mientras estuvo ahí, siempre les preguntó a las personas si estaban de acuerdo en que les tomara una foto y muchas personas accedieron. Finalmente, se acercó a dos jóvenes para preguntarles lo mismo, y ellos iniciaron una conversación que derivó en ataques contra el medio para el que ella trabaja. En tono burlón, comenzaron a decirle que trabajaba para «los mismos de siempre». Entonces empezaron a grabarla sin su consentimiento. Se sintió acorralada y decidió seguirles el juego porque sabía que, si salía corriendo, todo podría empeorar. Optó por tomar el micrófono y argumentar por qué es importante que el periodismo haga su trabajo de verificación, mientras uno de ellos le decía: «Dile a la gente que compre tu periódico porque ya nadie lo quiere leer». 

Cuando terminó el episodio, ella les dijo que no había dado su consentimiento y que, por favor, no subieran el video a sus redes sociales. «La gran mayoría son revanchistas, nos ven como enemigos. Trabajan con el mismo discurso de odio hacia la prensa. Los periodistas ahora tenemos la responsabilidad de no caer en los insultos, no caer en las humillaciones de esta gente», me dijo más tarde ese mismo día. Ahora los periodistas tendremos que añadir a la habitual cautela un obstáculo más: el odio y la exposición pública de los youtubers afines al Gobierno, que se han convertido en mayoría en los espacios de prensa de la Asamblea Legislativa.

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