Lo que miembrxs de la población LGBTIQA+ salvadoreña quieren que sepás

Marcela Trejo | 02/07/2021

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Este sábado, alrededor de 18,000 personas marcharon para celebrar la diversidad sexual y exigir respecto a los derechos de la población LGBTIQA+. Alharaca habló con personas de la población, quienes cuentan qué quisieran que el resto de la sociedad salvadoreña, el Estado —e incluso otras personas de la misma población— sepan, y qué acciones les exigen.


Para Mariela y Alejandra es importante reinvidicar su lucha como mujeres trans. “Detrás del maquillaje, buenos trajes y tacones existimos personas que deseamos sentirnos libres y queridas, aceptadas sin tabués y sobre todo exigiendo una ley de idéntidad que ha sido negada por años”, agregó Mariela.
Foto: Kellys Portillo


El pasado 26 de junio, una bandera gigante con los colores del arcoíris tapizaba la parte central del monumento en la Plaza de las Américas o El Salvador del Mundo, un sitio central y bastante concurrido que conecta importantes calles y avenidas de la ciudad de San Salvador.

Mujeres trans reían y posaban frente a las cámaras con sus amigas mujeres trans en grandes y coloridos trajes de gala.

Mujeres lesbianas caminaban tomadas de la mano con sus parejas.

Hombres gay daban declaraciones a medios.

Mujeres trans cachiporristas bailaban con la música de las bandas que interpretaban música en vivo para ellas.



Este día se realizó la marcha por el orgullo LGBTIQA+ en San Salvador, la cual recorrió casi 5 kilómetros desde el Parque Cuscatlán hasta el Monumento al Divino Salvador del Mundo.

Cada año, el 28 de junio se celebra el “Día Internacional del Orgullo LGBTIQA+”. Miles de personas alrededor del mundo salen a marchar a las calles para legitimar su presencia dentro de la sociedad, al menos por un día.

En Alharaca escuchamos las voces de algunxs miembros de esta población diversa, sus sentires y demandas tanto a la sociedad como al Estado, antes y después de la marca. Esto es lo que nos contaron.


1. Las mujeres trans necesitan sentirse cómodas y seguras fuera de los espacios estríctamente LGBTIQ+


Ángela es una mujer trans que salió a marchar por primera vez. Dijo que decidió ir por disfrutar de la compañía de sus amigas, y porque le parece importante celebrar este día para ser visibilizadas, tener espacios seguros y una vida libre de violencia.




2. Ser mujer trans dificulta el acceso a educación y al trabajo digno.


Madison es una mujer trans de 28 años. Es originaria de Ahuachapán. Cree que el hecho de no poder transicionar a una edad temprana implica un gran obstáculo para ejercer los derechos humanos de su población. “Si transicionamos a una edad en la que estamos estudiando, muchas de nosotras no podemos estudiar, porque se nos obliga a portar un uniforme de varón, no según nuestra expresión de género. Muchas de nuestras compañeras a veces no estudian”, aclara.

Ella cree que la negación de su identidad es el origen de otros problemas importantes, como el no tener acceso a salud ni a un trabajo digno. “El 85 por ciento de nosotras hemos ejercido el comercio sexual y no es porque lo queramos. A nosotras, a pesar de ser personas con una capacidad intelectual para desarrollar cualquier cargo, no se nos da la oportunidad de poder optar a un empleo digno”, aclara. En el comercio sexual, dice, se exponen a enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, además de la violencia policial y a grupos delincuenciales que les cobran una cantidad de dinero por utilizar un espacio para trabajar. Los trabajos menos riesgosos a los que puede aplicar, cuenta, son en salones de belleza o en ventas ambulantes.

Otra de las demandas de Madison es la de contar con espacios donde pueda sentirse segura y cómoda “Yo mi día a día lo vivo tratando de pasar desapercibida, buscando los menores problemas posibles. Deberíamos de romper con ese estigma de que las mujeres trans somos siempre escandalosas, problemáticas, ladronas o drogadictas. nosotras buscamos incluirnos en la sociedad», concluye.



3. Ser abiertamente una pareja gay o LGBTIQ es un acto político


William y David, por su parte, son dos jóvenes nicaragüenses radicados en El Salvador. William se identifica como gay, pero David prefiere utilizar el término culero porque, según él, “es el término más popular que se utiliza para las locas marginales femeninas”. También, añaden que la visibilización es un acto político para enfrentar la soledad y el silencio que los homosexuales sufren en el sistema machista.



4. La invisibilización de los hombres trans no ocurre solo en la sociedad en general, sino también dentro de la misma población LGBTIQA+.


Para Aldo, un hombre trans y miembro del Cuerpo de Agentes Metropolitanos de San Salvador (CAM), una de las cosas más difíciles de vivir su identidad es el rol de género impuesto desde su infancia. Él nació como mujer. “En ese tiempo yo pensaba que era una lesbiana; no conocía más, no conocía otro término. Era lesbiana porque así me señalaban. Pero mis pensamientos y mis sentimientos eran los de un hombre”, dice.

Aldo cree que la violencia contra los hombres trans tiene la particularidad de que, antes que nada, sufren la violencia por nacer con el sexo biológico de mujer. “Es doloroso cuando en nuestros hogares se dan cuenta de que somos hombres trans a pesar de que venimos en un cuerpo sexual femenino. Nuestro interior es masculino. Mi cerebro, sentimientos, pensamientos y deseos son masculinos”, cuenta.

Desde pequeño, Aldo sufrió la violencia correctiva de parte de su familia; es decir, que la obligaron a realizar tareas y tener actitudes que socialmente son propias del género femenino. “Debés atender los oficios de la casa, debés lavar la ropa de tu hermano porque tú sos la niña”, cuenta. “De pequeño, te botan tus juguetes de carritos, chibolas o trompos; y te regalan por molestar, en navidad, una muñeca. Eso realmente nos conlleva a tener problemas psicológicos. ¿Quién no va a tener un problema psicológico cuando de pequeño ni siquiera uno entiende qué es lo que sucede?”, añade.

Aldo cree que los hombres trans deben deconstruir la masculinidad que introyectan al transicionar, pero no despreciar por completo el rol femenino dentro de su masculinidad. “Llegué a un taller de nuevas masculinidades y aprendí a no replicar toda la violencia que viví», cuenta.

La invisibilización de los hombres trans dentro de la propia población LGBTIQA+ es otro problema que identifica, y lo relaciona a los procesos de transición específicos de cada género. «No me vayan a pegar, ¡ja, ja! Pero yo le pediría a las mujeres trans que nos apoyen a los hombres trans. A las mujeres trans, cuando eran niñas, les enseñaron a ser valientes. A mí me enseñaron a ser sumiso. Queremos tener la misma fortaleza que ustedes”, concluye.



5. Las mujeres lesbianas víctimas de violencia feminicida y sexual están invisibilizadas en las cifras oficiales 


Alejandra Burgos, teóloga y activista feminista, cree que dentro de la población existe un “gaytriarcado”. “La masculinidad hegemónica también puede ser ejercida desde una orientación sexual”, dice, refiriéndose a que, por razones socioculturales, económicas y políticas, algunxs miembrxs de la población LGBTIQA+ se ven invisibilizadas por la atención exclusiva que se da a algunos miembros de esta, como a los hombres homosexuales. Por ello, le parece importante que el feminismo sea una lucha interseccional dentro de la población.

Ella cree que las cifras de delitos perpetrados en contra de mujeres que las instituciones del Estado registran, invisibilizan cuántas de esas mujeres son lesbianas. “En el último año se reportaron al menos cuatro violaciones sexuales por día. ¿Cuántas violaciones fueron correctivas para que una mujer dejara de ser lesbiana? ¿Cuántas mujeres han sido asesinadas en El Salvador por alguien que no soportó la idea de que su hija fuese lesbiana?”, se cuestiona.

Alejandra cree que es un privilegio que algunas miembras de su población puedan expresar en espacios seguros cosas que parecen tan normales para la población heterosexual, como el simple hecho de decir que están enamoradas o contar con quién han tenido un conflicto amoroso.

Conseguir espacios seguros en la vía pública es un reto en El Salvador. En febrero de este año, en una sucursal del restaurante San Martín, una pareja de gays fue discriminada por el personal del negocio al mostrar expresiones de afecto en el lugar. Otra expresión de lesbofobia ocurrió cuando el medio 102nueve publicó una nota con el titular “VIDEO|Mujeres se besan apasionadamente en restaurante de San Salvador

La revista Gato Encerrado elaboró una visibilización de datos y cifras sobre violencias perpetradas contra la población LGBTIQA+ desde el año 2011 al 2021 en El Salvador. En las cifras se encuentra registrado un feminicidio perpetrado contra una mujer lesbiana de 33 años en 2018, en el municipio de Olocuilta, La Paz.  



6. Poca información, falta de socialización y violencia en las relaciones íntimas caracterizan a la población asexual


Alejandra Gavidia es una joven que se define como asexual. Cree que este es uno de los colectivos dentro de la población LGBTIQA+ más desconocidos, ignorados e incomprendidos. Ella resume el problema de la población asexual en tres puntos:

  1. Hay muy poca información al respecto
  2. El miedo a ser juzgadxs o patologizadxs al contar lo que experimentan las personas asexuales por
  3. La violencia correctiva

“Una mente asexual no piensa directamente en la atracción sexual», dice Alejandra. “Algunos mitos y prejuicios que la gente repite son ‘es que no te has enamorado’, ‘es que no te lo han hecho bien’, ‘es que no has conocido a la persona indicada’. Y hay personas que fervientemente creen que al violarte tú mágicamente vas a sentir atracción sexual», agrega.



Para Alejandra, la prioridad actual de su población es la visibilización. Ella creó una cuenta de Instagram, y se dio cuenta, a través de sus seguidores, de que en El Salvador las personas que se identifican como asexuales existen.


En El Salvador, la población LGBTIQA+ celebra el Día del Orgullo desde 1997. Este año se realizó la marcha número 24 —sería la número 25, pero en 2020 la pandemia por COVID-19 frenó todas las actividades que implicaran aglomeración de personas—. Esta concentración tuvo un especial significado para la población, puesto que el pasado 14 de mayo, la Comisión de la Mujer y la Igualdad de Género de la Asamblea Legislativa archivó la Ley de Identidad de Género, un documento que diversas organizaciones de la sociedad civil y defensorxs de derechos humanos, sexuales y reproductivos trabajaron desde el año 2012. De hecho, esta fue una de las principales demandas de la población LGBTIQA+ este día tan simbólico para ellxs y para toda la sociedad salvadoreña.



Mujeres trans participan de la marcha para visibilizar su lucha y exigir una la Ley de Idéntidad, denunciando el que la propuesta fuera archivada recientemente por el Legislativo. Foto: Kellys Portillo

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