Nota: Esta entrevista fue publicada originalmente el 21 de junio de 2023 en el medio digital guatemalteco Ruda, antes de la segunda vuelta de las elecciones generales en Guatemala, por lo que se modificaron el titular y partes del texto.
Por Kristhal Figueroa / Ruda
Para iniciar la entrevista que concedió a Ruda, Karin Herrera dice que es «la hija de una jutiapaneca y un huehueteco», y comparte que estudió en el Colegio Belga durante la época del conflicto armado interno en el Guatemala. Esta experiencia marcó un hito importante en su vida y en la manera en la que percibe la realidad.
Karin nació en la ciudad de Guatemala en 1968 y, durante los años ochenta, estudió química biológica en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Años más tarde, se convertiría en docente de esa casa de estudios y en el 2015, en la representante de egresados de dicha unidad académica ante el Consejo Superior Universitario (CSU).
«En la universidad, las cosas no estaban como debían estar. Yo quería más academia, más ciencia y que lucháramos por subir en el ranking internacional para el reconocimiento de la tricentenaria», explica.
Ahora, ocho años después, al preguntarle qué cambio le gustaría aplicar en el país, Karin responde: «transformar la educación superior«.
«Soy bióloga de corazón y eso me ha permitido conocer nuevas regiones y problemáticas en el país”, asegura Karin. Después de terminar su licenciatura, estudió una maestría en Estudios Ambientales y realizó su tesis en la cuenca del río Polochic, ubicado en el norte del país. Fue allí donde pudo conocer las barreras que las habitantes de dicha región enfrentan y pensar en posibles soluciones.
Esta experiencia hizo que Karin considerara estudiar un doctorado en una disciplina ajena a las ciencias naturales. Decidió hacerlo en Ciencia Política, con énfasis en Sociología. Al terminar, trabajó en una tesis sobre hongos titulada Análisis, perspectivas y posibilidades del desarrollo de una Reserva Natural de Usos Múltiples. El caso de Monterrico en Guatemala, misma temática que analizó en su tesis de licenciatura, aunque con un enfoque distinto. Mientras la realizaba, se convirtió en madre por primera vez.
Ahora, Karin se describe a sí misma como profesora universitaria, investigadora científica y madre de dos jóvenes universitarios. En esta nueva etapa, con su participación en la política partidista, podría convertirse en vicepresidenta junto al Movimiento Semilla. Durante la entrevista, la vicepresidenciable habla sobre sus motivaciones, el movimiento político al que pertenece y el rol de las mujeres en la política.
¿Cómo inició tu participación en política partidista?
El año pasado se inició una crisis en la USAC. Durante este período, yo estuve muy activa porque los tres cuerpos electorales de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia no fueron admitidos. Meses más tarde, un diputado de Semilla me invitó a participar en un proceso de selección para la vicepresidencia a lo interno del partido. Me tiró así, a quemarropa. Yo acababa de pasar por una auditoría en la universidad, producto de mi participación en las marchas, entonces le dijeque sí. Fue un salto cuántico.
Yo seguía atendiendo la situación de la universidad. En enero, Bernardo Arévalo me invitó a comer y me dijo: «Ya no vas a ser una simple espectadora, bienvenida. Eres la candidata a la vicepresidencia». Cuando me lo dijo, creo que me puse fría.
¿Cómo percibes la paridad dentro y fuera del partido?
En Semilla hay un sector de mujeres feministas muy luchadoras, con amplia experiencia en los temas de las mujeres y en batallas y propuestas en el Congreso. En el partido hay bastante participación, pero todavía no es del 50-50. Hay todavía muchas oportunidades de seguir trabajando en este tema, incorporando y animando a más mujeres a que participen.
El problema es que muchas tienen capacidades tan fuertes para estar en esto, pero el tema de la familia las frena. En mi caso, tuve la ventaja que mis hijos ya son estudiantes universitarios y yo ya tenía la disponibilidad de tiempo requerido.
Sin duda hay otros factores que impiden la paridad en todos los partidos. En muchas ocasiones, no nos creen con la misma capacidad o no nos prestan la misma atención. Creen que tenemos que reaccionar como un hombre y si no lo hacemos, entonces nuestra postura no es buena.
Nosotras tenemos la posibilidad de dar discursos de manera diferente, no adoptando una postura masculina, sino desde el punto de vista femenino, nuestra voz se expresa de diferentes formas. Tenemos que luchar para sensibilizar en estos temas.
¿Qué diferencia a tu binomio y partido del resto?
La convicción y la determinación por la que lo estamos haciendo. Yo quiero servir. En la USAC siempre nos dicen “id y enseñad a todos” y fue allí donde aprendí a servir. Bernardo Arévalo ama mucho a Guatemala y él quiere seguir con lo que su papá hizo porque, increíblemente, después de 70 años pareciera que no pasó nada.
Queremos hacer un trabajo honrado para lograr que el desarrollo llegue a la mayoría. Ninguno de nosotros tiene una tacha porque nos hayamos aprovechado de los puestos en los que estábamos, eso creo que es lo que la población tendrá que iniciar a valorar. No es quien luzca mejor, quién va en los mejores carros o quién va en los mejores helicópteros, es quién está dispuesto a trabajar y cumplir con ese plan de trabajo que al final es la lista de verificación.
El plan de gobierno de Semilla propone el bienestar social para la mayoría y le apuesta al desarrollo integral para iniciar la recuperación del desarrollo que ha estado abandonado por décadas. Le apuesta a empezar a cerrar las brechas, a la educación, la salud, la vida digna y la vivienda. Esto no solo debe ser para un pequeño grupo, debe ser para la mayoría porque somos casi 20 millones de personas guatemaltecas en este país.
¿Cuenta el plan de gobierno de Semilla con propuestas específicas para las mujeres?
En nuestras giras, hemos visto que muchas mujeres se están quedado al frente de los hogares y asumiendo los trabajos que antes eran exclusivamente para hombres. Proponemos el programa de emprendimientos y de apoyo a la pequeña y mediana empresa, acompañado de programas de formación para el fortalecimiento de las competencias que tengan y en lo que quieran desarrollar su emprendimiento. También crearemos un programa de préstamos fáciles de adquirir y fáciles de pagar.
Proponemos la creación de becas para que la niñez y la adolescencia permanezcan más tiempo en el sistema educativo público. Crearemos ocho institutos a nivel regional, estos también con 800 becas cada uno, para que las jóvenes becadas permanezcan ahí.
Debemos valorar el trabajo de las lideresas. En Suchitepéquez, fueron ellas quienes nos solicitaron programas de formación porque quedaron al frente de sus familias y necesitan salir adelante. Entonces, en el área agrícola, proponemos el fortalecimiento de la agricultura familiar y ecológica con planes de riego, para 500 mil hectáreas y conservación de suelos para la recuperación de los compuestos químicos.
En el área de salud, crearemos 400 puestos de salud con énfasis en salud materno infantil porque muchas mujeres, por ejemplo, mueren desangradas cuando dan a luz. También es importante tener un programa para fortalecimiento de la donación voluntaria de sangre porque muchas mujeres mueren en fin de semana o día de feriado porque no hay personal que las atienda o no hay quien despache las unidades de sangre.
Es importante trabajar también la violencia contra las mujeres. Esto, por medio de la aprobación de iniciativas como la Ley Angelina porque no es posible que las niñas que han sido abusadas o violadas sean forzadas a vivir cerca de su abusador sin algo que las proteja. También necesitamos la Ley contra el Acoso.
¿Qué te gustaría decirle a las otras mujeres que son candidatas en estas elecciones?
Les pediría que pensemos en Guatemala, en nuestras hijas, hijos, familias, vecinas y conocidas. Que nos atrevamos a ver esa realidad que nos rodea y, con base en eso, demos un paso al frente y digamos: «Haré un pacto conmigo y con el pueblo por la salud, educación, el desarrollo y el medio ambiente. No aceptaré más corrupción ni a más mafiosos gobernándome. Daré un paso al frente para cambiar las cosas en este país».
Las mujeres somos el 52% del padrón electoral. Queremos una realidad diferente y cambiar el rumbo de este país. Somos mayoría y lo podemos lograr con convicción y determinación.