Carmen también acudía al albergue cuando tenía que llegar temprano para sus tratamientos en San Salvador. Pagaba 15 dólares por noche. “Llegaba un día antes y me iba el día después de la quimioterapia. Un hotel no me iba a cobrar solo 15 dólares, y además tendría que pagar la comida por separado”.
En 2023, el Albergue Misericordia recibió pacientes de San Miguel, Morazán, La Unión, Santa Ana, Ahuachapán y Chalatenango. También atiende a personas de Honduras y Guatemala. Clara Vásquez dice que el costo por día es alto, pero la mayor parte lo cubre la institución. Las personas solo pagan una cuota ajustada según su situación económica y tiempo de estadía
Otras organizaciones también apoyan a pacientes con cáncer en áreas donde la red pública o el ISSS no logran cubrir sus necesidades. La Asociación Salvadoreña para la Prevención del Cáncer (ASAPRECAN) tiene cinco líneas de acción: educación comunitaria, detección temprana, investigación epidemiológica, apoyo a pacientes y abogacía e incidencia política, explica la doctora Lisseth Ruiz de Campos, directora de la asociación.
Uno de sus programas, llamado «Yo soy acceso», ofrece terapia hormonal contra el cáncer de mama con medicamentos como anastrazol, tamoxifeno y letrozol. Las mujeres inscritas pueden recibir el tratamiento gratis o pagar 5 dólares por mes. También cuentan con un programa de prótesis solidarias, que ofrece prótesis externas de mama a mujeres que han pasado por una mastectomía.
Yanira, quien inició su tratamiento hace 10 años, se hace chequeos periódicos. Siempre está alerta por la posibilidad de que el cáncer reaparezca. Carmen sigue bajo control regular y toma anastrazol, un medicamento que reduce el nivel de estrógeno en su cuerpo. Se encuentra bajo control anual y no planea jubilarse por el momento.