Contenido y gráficas: Jimena Aguilar
Diseño e ilustraciones: Natalia Franco
Una mujer salvadoreña hace dos veces más trabajo doméstico y de cuidado en una semana que un hombre salvadoreño. La pandemia solo ha exacerbado estas desigualdades, que se ven reflejadas en la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, en la cual resaltan las grandes disparidades que hay entre hombres y mujeres en esta área de la vida productiva.
Dedicar horas de trabajo a actividades domésticas no remuneradas —como la limpieza, la preparación de alimentos o el cuido de personas— es esencial para la vida y la economía. Estas actividades productivas no remuneradas permiten que otrxs se convierntan en ciudadanxs productivxs.
Pero, ¿qué pasa cuando un grupo de personas se ve desproporcionadamente cargado con estas tareas por las cuáles no se recibe paga?
Un estudio de la CEPAL destaca que el que las mujeres se vean recargadas con trabajos productivos domésticos y de cuidado no remunerados las deja con menos posibilidades de formar parte de la fuerza laboral remunerada, acceder a prestaciones de salud y pensiones, a pesar de estar trabajando para la economía salvadoreña.
En la pandemia estas tareas se han multiplicado, ya que las escuelas cerraron y la mayoría de las personas se vieron en la necesidad de permanecer en casa, mientras se implementaban cuarentenas totales o parciales.
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