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«Si me dicen ‘maricón’, les voy a dar toda la mariconería que existe»

Gabriel Galego, conocida como La Galego, es una artista versátil. Baila danza clásica y en barra, hace teatro, drag y artes plásticas. En su carrera, ha reconocido la necesidad de reivindicar el drag y el travestismo, convirtiéndolos en una profesión sostenible económicamente.

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Es artista drag desde 2019. En noviembre de 2021, «salió del clóset», como Gabriela Galego. Tiene 29 años y es parte de la colectiva de artistas drag en El Salvador, Zorroridrag. A los 11, incursionó en la danza clásica. Debido a que en el país no existe una licenciatura para el ballet, estudió relaciones internacionales en la Universidad Nacional. No finalizó esta carrera porque quería especializarse en arte. Tiene un Diplomado Superior de Teatro y se especializó en la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Murcia, España. En El Salvador, forma parte del Ballet Academy Alicia de Rusconi. 

La Galego canta, baila y hace representaciones estéticas para reflexionar sobre el contexto social salvadoreño. Desde el inicio de su carrera, ha utilizado el arte para cuestionar las normas sociales. Es instructora de pole dance, draga y travesti. En esta entrevista, destaca la necesidad de profesionalizar el drag.

La Galego en la presentación de vestido de gala en el certamen “Nuestra Belleza Scape” el 18 de mayo de 2024. Foto: Kellys Portillo 

¿Cómo incursionaste en el arte?  


Desde los 11 años estoy aprendiendo danza clásica. Mi primer pago por bailar fue a los 14 años. Parto desde ahí, desde que recibí mi primera remuneración por participar en una presentación de danza. Como no existe una licenciatura de danza, entré a la Universidad de El Salvador y estudié relaciones internacionales. Me salí porque me gustaba, pero no me encantaba.  

Investigué adónde podía profesionalizar lo que me encanta hacer y entré en la carrera de Artes Plásticas en la Universidad de El Salvador, donde me especialicé en pintura. También hago teatro. Dentro de esta misma universidad, recibí el Diplomado Superior de Teatro. En El Salvador, a mi regreso, me incorporé en La Galera Teatro, en el curso permanente de entrenamiento actoral con René Lobo.  

Estoy en clases de gimnasia y no dejo de entrenarme en danza contemporánea y clásica con la Academia de Ballet Alicia de Rusconi.  

Tuve la oportunidad de salir del país a profesionalizarme en la Facultad de Bellas Artes, en la Universidad de Murcia, España, donde complementé mis estudios en pintura. Aproveché para hacer teatro musical y mi primer intento en la ópera. Ha sido un gran revoltijo. 

La búsqueda de este revoltijo es esta necesidad de tener esa carrera que me enseñe a hacer arte de manera integral. Un motor importante es la necesidad de comprender, analizar, reflexionar e incidir a través de los diferentes lenguajes artísticos. Ninguna carrera aquí en El Salvador es así, no hay una carrera que te integre todas estas facetas.  


¿En qué momento empiezas a hacer drag? 


Empiezo a hacer pole dance desde el 2014, en el país. También comienzo a hacer mis primeros intentos serios de travestismo, de drag sin ningún tipo de inhibición, haciendo obras de teatro y empezando a profesionalizar esto también. En noviembre de 2021, salgo del clóset como Gabriela Galego. 


¿A qué te refieres con profesionalizar el arte drag? 


La profesionalización del arte drag desde el travestismo es importante. Así como concebimos la danza, el lenguaje, el teatro, el drag también reúne canto, baile, una representación, un desarrollo de un personaje con una estética específica. Dentro del discurso drag hay oportunidad para hablar de las diferentes formas de vida. Aunque muchas veces se carece de formación académica, nos hemos envuelto en una maraña de cosas chulas, estéticamente bien logradas y discursivamente bien pujantes dentro de los contextos sociales que vivimos.  

Esto va más allá de generar armonía en un espacio específico con un contexto específico. Tiene que trascender, tiene que cambiar dinámicas de comportamientos para que todo confluya y todo el desarrollo humano, como así nos lo han vendido, se debe cuestionar y decir: «No, no es así, son otras formas de hacer las que necesitamos». Por eso, considero que el arte drag debe ser otra carrera, una profesión seria que nos dé de comer.  

De izquierda a derecha: La Gale, Angy Ferreti y Sharlotte en el ensayo previo al concurso “Nuestra Belleza Scape” el 18 de mayo de 2024. Foto: Kellys Portillo. 

¿Recuerdas cómo fue tu primera experiencia en drag?  


Fue en las exinstalaciones de CIFCO en el 2019, en el Festival Nómada. Ese fue mi primer intento de hacer drag como tal. Mi pasarela fue un look de perlas que simulaban mis costillas, mi pelvis, mis vértebras, destacaba la desnudez. Desde este espacio, cuestioné las dinámicas de insultar a personas por como lucen, que si [son] gordas o secas. ¡Puta, que coman lodo! ¡Huesos tenemos todos! ¡Qué coman mierda esas personas que quieren utilizar esos términos de forma peyorativa! También tenemos que apropiarnos de esos términos, pero transformarlos. Si me dicen “maricón” a cada rato, les voy a dar toda la mariconería que existe. Me sentí bien participar, pero también me sentí criticado por mostrar mi cuerpo.  


¿Qué elementos consideras indispensables en tus performances?  


La desnudez. Pero también estoy aprendiendo que hay que agradar a cualquier público. Cada espectáculo es un training para irte madurando, para ir redescubriendo a esa persona en escena, para conectar con el diferente público que te llega a ver y ahí te vas haciendo de nicho. Y ya saben que la Galego les va a dar cuerpo y también les va a dar una coreografía pulida con técnica, les va a dar show. Pero también al dar todo en los shows se espera que el público lo reconozca, y es por eso que, entre todas, en esta escena, hay que promover la cultura de la propina.

La Gale en su presentación de “Nuestra Belleza Scape” el 18 de mayo de 2024. Foto: Kellys Portillo. 

Con relación a eso, durante la presentación que tuviste en el certamen de belleza de la disca Scape, mencionaste que participabas en este evento porque querías reivindicar el trabajo del travestismo, ¿a qué te refieres exactamente?   


Ya no quiero que se paguen con cervezas o con tragos los shows de mis queridísimas colegas. Hay que considerar que nuestra preparación para dar este tipo de espectáculos va más allá de presentarnos ese día, son horas de preparación para armar un concepto, la coreografía, estilizar vestuario y maquillaje. Hay que tratar de pasar ese chip a las compañeras de que también entiendan y se empoderen, que el dueño del bar no es el jefe de su tiempo ni de su trabajo. Esos lugares se llenan cuando una llega a dar el show. Es un chiste que vengan y me digan que me van a pagar un porcentaje que ni siquiera cubre los días de preparación al show.  


En estos espacios también vienen dragas internacionales, ¿cómo se marcan las desigualdades con las dragas locales? 


Aquí entra mucho este hombre gay dueño de una discoteca que tiene suficiente dinero para traer a la draga de moda en México o de otro país para llenar su discoteca. No sé cuánto le pagan, pero hay muchos gastos que implica traer una draga de afuera. Pero a la draga local no se le entrega un pago justo.  

La Gale en su primera presentación del concurso “Nuestra Belleza Scape” el 10 de mayo de 2024. Foto: Kellys Portillo. 

¿Cómo ves el papel del transformismo en la deconstrucción de roles de género?  


En general, hay una binaria dentro del transformismo, porque todavía no hemos apreciado la diversidad y todas las maneras conceptuales en las que se puede construir una drag, una travesti, una transformista. Esto está relacionado con lo que consumimos, pues este sistema estructural está mermado de intereses hegemónicos, este que se burla y le pide que le demos gracias porque se le está dando el paso a que las entidades femeninas se empoderen. Hay poca conciencia de que estamos siendo utilizados en este imaginario que aparenta que estamos haciendo algo diferente. En El Salvador se están abriendo los espacios para transformismo, pero muchas veces no nos escuchamos a nosotras mismas. Nuestros discursos no tienen trascendencia si eres consciente de que son discursos premeditados por un sistema que ya sabe lo que vas a decir y cómo te vas a comportar. Todavía estamos cegados, pero somos quienes tenemos las riendas de manipular nuestro mercado.  


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