Opinión

02.04 – Y si me duermo a las 3:00 AM, ¿qué ondas?

La vida en cuarentena retomará su curso normal, dije yo; tenía la esperanza de regular mis horas de sueño y finalizar esas cosas que tengo empezadas. Pero al mismo tiempo todo eso podía esperar.

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Ilustración por Natalia Franco

San Salvador, El Salvador

Jueves, 2 de abril de 2020

Hola hermanas,

Ayer
 fue un día raro. Terminé de ver Mad Men, es decir 91 episodios que me consumía. Era una adicción y ya me curé: puedo pasar la página y seguir adelante. La vida en cuarentena retomará su curso normal, dije yo; tenía la esperanza de regular mis horas de sueño y finalizar esas cosas que tengo empezadas: proyectos personales, escritura, colaboración y Papalota Negra. Pero al mismo tiempo todo eso podía esperar, y le dediqué mi día más que todo a cocinar. Fui al súper por primera vez en una semana, de nuevo a hacer mis compras tristes de soltera y a el súper de mi mamá. Esta vez me compré dos botellas de vino, anticipando una velada conmigo misma y alguna reunión virtual. Me sorprendió que no había huevos. Hice una pregunta pesada y retórica, mi método pasivo-agresivo: “¿Algún día van a haber más huevos?”… pero, honestamente, no fue malintencionado, solo de verdad quería saber si iba a poder volver por huevos otro día o no. Y también por curiosidad: ¿Quién se habrá llevado tantos huevos?

Una
 vez, en el parque de PriceMart mi papá se le quedó viendo a una pareja que llenaba el baúl de su camioneta con bolsas y bolsas de comida (tamaño consumo masivo) de perros. “Y estos como que tienen fábrica de perros”, dijo.

Mi
 papá ama PriceMart y creo que parte de su aflicción en esta pandemia es no poder ir a su lugar favorito libremente; aparte de los golpes bajo a la moral, el negocio, y sus gastos.

Me
 sorprendió aún más que no hubiera Marlboro Rojos. “Estamos en escasez, de verdad… solo hay LM y Pall Mall.” Cambiar de marca de cigarros es como cambiar de identidad, y no he llegado a ese punto.

Nos
 hice almuerzo a mí y a mi mamá, y cociné como otras 5 recetas. Canalizando mi energía de manera positiva, y es sobre todo porque mi modus operandi así es: me gusta cocinar de un solo, y abrir la refri cuando tengo hambre y encontrar comida. En este caso, dejarle a mi mamá comida ya hecha para que el proceso de cocinarnos y comer juntas sea más fácil. Hice un cheesecake de mora que llenará el vacío de antojo de postre. La verdad es que antes siempre que andaba en la calle, le compraba pan dulce o postre a mi mamá como desafiando mi hipoglicemia.

Javier,
 mi amigo, me dijo que qué tarde almorzaba y le dije que pues sí, no tengo a quién reportarle a ninguna hora, ni un lugar al cual ir. Y si me duermo a las 3:00 AM, ¿qué ondas?

Quizás
 hoy igual me desperté más tarde que nunca (9:42) no por el desvelo, pero por todo el sueño rezagado. ¿Debería sentirme culpable?

Nos
 hablamos al rato,

xo

PT

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