San Salvador, El Salvador
21 de mayo de 2020
Hola,
He pensado mucho en el derecho de nuestros niños a la educación. Cerraron el kínder el 11 de marzo, cinco días después de que llegara mi bebé a casa, luego de sus dos semanas en el hospital. Ese día se cerró todo el sistema educativo.
A mi pequeño esto le golpeó, después de casi 3 años de ser hijo único se quedó confinado en casa viendo como una nueva hermanita que le quitó la atención full time de sus papás. Como nuestra pequeña ha tenido algunas complicaciones, necesita más tiempo para sus cuidados, al igual que de ambos progenitores. Mi hijo pregunta con ansias todos los días por sus amigos del kínder y por sus profesoras.
Pensamos que esta situación iba a mejorar, pero no, el gobierno ha dicho que el sistema educativo reanudará sus clases presenciales hasta el próximo 2021. Mientras tanto, todos pueden seguir en el sistema de estudios por internet. Eso no funciona para los niños pequeños. Ellos necesitan jugar y hacer travesuras, aprender a hablar, hacer amigos. Sé que somos de los afortunados de las clases medias con acceso al internet. Con esto hemos tenido varias sesiones de Zoom con los de parvularia, organizada por el kindergarten. La maestra muy amable canta alguna canción, muestra algún muñeco, pero todas las demás pantallitas tienen niños haciendo cualquier cosa, desde comer, llorar, jugar, correr y a veces seguir la indicación de la profe. A veces solo se ve el sillón vacío o un perro.
Hablé hace pocos días con la directora del kínder. Me dijo que están muy tristes por la situación. Sé que son un equipo muy comprometido y que les duele no hacer las actividades que tenían planeadas con los niños, pero también me dijo que están prontos a quebrar como institución. Muchos padres no están pagando o han decidido desmatricular a sus hijos. Me contó que los entiende, pues varios han perdido sus empleos u otras fuentes de ingresos. Además, los que tenemos hijos en edad de kínder, no buscamos solo educación, buscamos cuidados de los niños y socialización. Eso no se logra realmente online.
La directora me comentó que han hablado con muchos kínderes, y todos están en situación de pronto ir a bancarrota, si es que así le podemos llamar a estos centros que normalmente no son bien pagados. Pienso en todas las maestras y equipos de trabajo que se quedan sin empleo. En los jardineros, en las nanitas, en el personal de limpieza. Pienso en la crisis del cuidado que se avecina, cuando las madres y padres volvamos a trabajar y no tengamos a dónde llevar a nuestros chiquis. Me duele pensar en las niñas y los niños encerrados en los que deberían ser los años más juguetones y traviesos de su vida.
Sofía