Opinión

Cuando sos promonumentos, pero no provida ni proderechos

El #25N se llevaron a cabo performances y pintadas en el Monumento a la Constitución para protestar contra la violencia machista y reclamar al Estado la protección de la vida de las mujeres. Muchas personas reaccionaron escandalizadas en redes sociales ante el supuesto daño al monumento. En su columna, Metzi Rosales Martel interpela a estas personas, quienes, para ella, parecen estar más dispuestxs a defender monumentos que a luchar por erradicar la violencia de género.

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Cuando circularon las fotos y la noticia del niño de 2 años abandonado en un barranco de la finca San José en Ataco, Ahuachapán, muchos se escandalizaron. El reclamo furioso contra esa supuesta “mala madre” que lo dejó en abandono retumbó en redes sociales. Ella fue comparada con las perras y sus crías. Cuando se supo que esa misma mujer era parte de las cifras de feminicidio de 2019(1), no, no generó el mismo repudio. Mucho menos el mismo reclamo. Ni en las redes sociales ni en los comentarios al final de las noticias digitales. 

Cuando se conoció del parto extrahospitalario de Imelda Cortez, el escarnio público contra ella, acusada de intento de homicidio, recorrió con la velocidad de quien dispara. Cuando se supo que fue violada sexualmente durante 7 años por su padrastro, y que quedó embarazada producto de esas violaciones, no se escandalizaron de la misma forma. Durante dos años, ella fue revictimizada una y otra vez por personas conocidas y desconocidas y por los medios de comunicación.

Esos muchos y muchas tampoco se escandalizan por las 19,190 inscripciones por embarazo de niñas y adolescentes registradas en el 2017(2). Por las 17,175 registradas durante el 2018 ni por las 15,207 de 2019(3). Tampoco se escandalizan ni se abre tremendo debate en redes sociales porque un delito sexual ocurre cada dos horas. Ni porque “entre 2016 y 2018, las denuncias de agresión sexual en menores e incapaces se incrementaron en 149.1 %, el acoso sexual en 93.4 % y el estupro en 69.7 %”.

Con suerte, reaccionaron cuando el magistrado Jaime Escalante agredió sexualmente a una niña de 10 años. Pero ojo, fueron las feministas quienes reaccionaron primero para convocar a las marchas, concentraciones y plantones. Cuando se conoció que Kathya Miranda fue violada y asesinada, también fueron las organizaciones feministas las primeras en acompañar a Hilda Jiménez en su lucha pública y privada. Fueron las que organizaron las campañas. Y, sí, se sumaron las que no se consideran feministas, las religiosas del colegio donde estudiaban Kathya y su hermana menor, por ejemplo.  

Salvo en estos dos hechos, nunca he visto a las personas que reniegan de las feministas indignadas, por ejemplo, por los matrimonios infantiles ni las uniones a temprana edad. Mucho menos por los feminicidios de niñas, adolescentes, jóvenes ni mujeres. De hecho, cuando se discutía en la Asamblea Legislativa la reforma para prohibir los matrimonios infantiles, una de las voceras provida, quien en realidad es pronacimiento, expresó que no le veía la utilidad a impedir que adultos, agresores y violadores sean casados con sus víctimas. Pero sí se escandalizan, y hay tremendos “debates”, cuando las feministas hacen “vandalismo”.  

Esos muchos y muchas le dan más valor a un trozo de cemento manchado, en lugar de comprender que, en su performance, las feministas acompañan a las madres de las desaparecidas, de las asesinadas, de todas a las que el Estado les ha negado la justicia. Quieren que escuchemos su reclamo, su llanto, que tengamos empatía ante su dolor. Quieren que las acompañemos también y que nos indignemos con ellas.

Quienes se quejan —hombres y mujeres— por ese performance no comprenden que estas madres ya agotaron las instancias legales y que buscan, en su desahogo, nuestra empatía, nuestra solidaridad, nuestro abrazo sororo, nuestro amor y comprensión ante su luto eterno.  

Quienes se indignan por el performance en el Monumento a la Constitución del #25N, desconocen la historia de la lucha por los derechos. Una lectura sobre las sufragistas y sobre cómo se abolió la esclavitud les podría ayudar. Estas personas son las mismas que no comprenden la desnudez de las feministas durante las marchas, protestas o plantones. Como no es para su consumo de la pornografía o de la cosificación que hacen de nosotras, se quejan y dicen que no está permitido. 

El día que le den más valor a sus derechos como personas, dejarán de darle valor a un trozo de cemento. Ese día comprenderán el simbolismo de manchar con pintura roja el Monumento a La Constitución y por qué las concentraciones feministas tienen su punto de encuentro allí en fechas clave para las mujeres como el 8M, el 28S y 25N. 

El día que quieran escuchar y mostrar empatía con el dolor de la mamá de Fernanda Nájera y de la hermana de Priscilla García, su cerebro y sus sentimientos se van a desgarrar tanto como el de ellas. La impotencia también les hará mella. Cuando tengan claridad de que, en este país, con suerte van a tener justicia para sus familiares, querrán que todo arda. Ese día dejarán de ser promonumentos y serán realmente provida y proderechos.

El día que comprendan que este no es un país seguro para ninguna niña, adolescente, joven, mujer ni adulta mayor van a querer “manchar”, “destruir”, “quemar” y botar monumentos, porque su dolor será tal que buscarán la forma en que se les escuche, que se les tome en serio, que se les respete. Que se haga justicia. Ese día van a buscar que las feministas les acompañemos. Ese día no dirán que nuestra lucha no les representa. Querrán que todo ruja, que todo tiemble.

La buena nueva para ustedes que han condenado el performance del #25N en el Monumento a La Constitución es que esas mismas mujeres que tanto rechazan, que tanto critican, son quienes pondrán la voz, el cuerpo y la vida cuando la violencia basada en género, no solo la feminicida, toque a la puerta de su familia. Ellas, nosotras, lucharemos con ustedes, cada una desde nuestra trinchera, para que alguna vez, con suerte, ustedes y sus familiares logren la justicia que esperan, la que merecen. Para que les escuchen. No será el Estado. En este solo encontrarán mercenarios y, por qué no, mercenarias de la violencia basada en género. Como lo escribí para el 28S, cuando sea necesario haremos arder este país para que se respeten los derechos de cada una. Y allí vamos a estar representándoles también. 




(1) En 2019, la Policía Nacional Civil registró que 230 mujeres fueron asesinadas. De esos 230 casos, la Fiscalía General de la República tipificó 120 como feminicidios. Fuente: Infosegura. (2020). La seguridad ciudadana en El Salvador. Disponible en: https://infosegura.org/seccion/el-salvador/

(2) Ministerio de Salud. (2020). Inscripciones maternas 2013-2019. 

(3) Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). (2019). Mapa de embarazos en niñas y adolescentes – El Salvador 2017. Disponible en: https://elsalvador.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/Mapa%20EmbarazosSV_%202017.pdf 

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