Texto y fotografías: José Manuel Mayorga
La ciudad nos acogió en verano. Desde la llegada a La Guardia fue evidente que la presencia de los colores de la bandera del arcoíris rivalizaría con el rojo y verde de cualquier temporada navideña… Los seis colores inundaban la ciudad figurando en calles, edificios, establecimientos de toda índole, medios de transporte colectivo, espacios publicitarios… ¡hasta en la punta del Empire State Building! “La bandera de nuestros padres” estuvo presente en cada paso que dimos, nos saludó por doquier.
El domingo 30 de junio de 2019 aconteció la Pride March, el multitudinario desfile del orgullo por la diversidad sexual. El World Pride NYC fue el evento de referencia en la comunidad a nivel mundial y Nueva York su capital ese año. La ciudad recibió a millones de visitantes que compartimos, celebramos y consumimos. La ocasión conmemoró el levantamiento en el Stonewall Inn, edificación declarada monumento nacional, y los disturbios posteriores que sucedieron a mediados de 1969.
Exposiciones de referencia abrieron sus puertas en la Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) y en la Asociación Histórica de Nueva York (NYHS), por citar dos de un listado con cientos de actividades de todo tipo a lo largo del mes, de día y de noche, en lugares públicos y privados. Pride was in the air, y puede afirmarse que los cincuenta años fueron solo el inicio de lo que vendrá.
La coyuntura 50 años después procura el contexto oportuno para reflexionar sobre lo político y cultural del movimiento LGBTQ+. Los logros a la fecha entonces eran inimaginables, ha sido un largo recorrido entre adelantos y retrocesos al ritmo de la música disco. Retomo las palabras de Jason Baumann al decir que, indiscutiblemente, los cambios se han producido porque los y las miembros del colectivo se han organizado desde la base, se han involucrado políticamente con pasión y de manera personal, han protestado, han creado organizaciones de apoyo, han hecho publicaciones y películas, han argumentado de manera extensa. La lucha y el amor han sido una constante en el camino, y constituyen una motivación para participar en futuros movimientos que busquen la liberación y la justicia.
Entre lo relevante del penúltimo fin de semana ese mes destacó la 22 edición del Folsom Street East Festival, que concluyó el domingo 23 de junio, un día de cielo azul cuya calidez permitió la ligereza en el vestir. La actividad de clausura fue en un área sobreviviente de otros tiempos actualmente asediada por desarrollos arquitectónicos contemporáneos. La calle 27 entre la 10ª y la 12ª Avenida se acondicionó para la ocasión y permitió el flujo de una nutrida concurrencia entre el medio día y las seis de la tarde.
Cada edición de este festival celebra a las y los integrantes de la comunidad LBGTQ+ que gustan del comportamiento sexual no convencional, es decir, a quienes les agrada lo kinky y sus fetiches. El evento transcurrió en un entorno seguro para la expresión pública de las identidades sexuales, un ambiente libre de estigmas que procuró el auto-descubrimiento y la posibilidad de exploración para un despertar individual bajo el lema «S.L.U.T.S. (Sex, Love, Unity, Trust, Safety)»: sexo, amor, unidad, confianza y seguridad. Fue una vivencia estimulante.
La edición Folsom Street East Festival 2020 se canceló por motivos sanitarios ya que se vela por el bienestar de quienes participan. Para el 2021, se ha previsto celebrarla del 18 al 20 de junio. Augura una ocasión propicia para reunirse, compartir, sanar de la aflicción y encaminarse hacia una nueva realidad. La invitación está abierta.
José Manuel Mayorga Saravia (1961)
Abogado y notario, artista visual, amante del buen cine, apreciador de las manifestaciones culturales en toda su diversidad.