Por: Equipa editorial
En El Salvador existe una alianza entre el oficialismo, encabezado por el presidente Nayib Bukele, y el sector más conservador del cristianismo. Los funcionarios oficialistas gobiernan y legislan con discursos religiosos y justifican con él cualquier decisión, aunque perjudique a los derechos humanos. En la práctica, este discurso tiene más poder incluso que la misma Constitución: tres diputados son predicadores, a pesar de una prohibición expresa en ese cuerpo legal. También tiene más poder que las leyes medioambientales, un megaproyecto conocido como «Ciudad Luz Del Mundo» es prueba de ello. En este especial, Alharaca cuenta el impacto de la alianza entre Estado e iglesia en las políticas públicas sobre mujeres, diversidad y medio ambiente.
Las elecciones de 2019 fueron determinantes para la vida de las mujeres y la población de la diversidad sexual salvadoreña. Nayib Bukele, el candidato presidencial que se mostró abierto a la defensa de los derechos de estos sectores ascendió al poder de la mano de las iglesias evangélicas.
Dos meses antes de las elecciones, el 10 de diciembre de 2018, Bukele fue ungido por un grupo de pastores que lo declararon «el hombre que Dios ha buscado para este país», según dijo ese día el pastor evangélico Romel Guadrón. Ese día Bukele se comprometió a «trabajar de la mano con la iglesia», y como presidente eliminó proyectos e instituciones que las organizaciones sociales consideraban como avances en derechos humanos, y que habían costado años de trabajo coordinado entre sociedad civil y Estado.
Pero este cambio de acción y discurso no fue exclusivo del presidente. Pronto, todo aquel que decidió acompañarlo en la construcción de su Gobierno siguió la ruta del discurso antiderechos de Bukele. Por ejemplo, las ahora diputadas Suecy Callejas y Marcela Pineda defendían públicamente el derecho a la interrupción del embarazo antes de obtener una curul. Tras su elección, cambiaron radicalmente su posicionamiento e incluso votaron en contra de una reforma para la despenalización del aborto por tres causales.
Más allá del cambio de ruta, cada discusión efectuada en el Salón Azul donde sesiona la Asamblea Legislativa está impregnada del discurso religioso. Los análisis técnicos y las largas discusiones se han cambiado por dispensas de trámite y la obediencia a Bukele.
El poder de este discurso religioso es tal que incluso tres diputados de Nuevas Ideas son predicadores, aun cuando la Constitución lo prohíbe: Aronette Mencía, Caleb Navarro y Rubén Flores fueron electos y siguen en funciones a pesar de esta prohibición constitucional.
Pero la llegada de estos predicadores al Congreso tampoco es casualidad. Los diputados afines a La Luz del Mundo recibieron el respaldo de su iglesia, e incluso de un diputado mexicano también miembro de esa entidad, que hizo propaganda política a favor de ellos en grupos de Facebook con la feligresía de la congregación. El congresista mexicano Emmanuel Reyes Carmona incluso viajó a El Salvador y se fotografió con Nayib Bukele para mostrarse como un aliado en las elecciones de diputados de 2021.
En este especial Alharaca explora la alianza entre la iglesia La Luz del Mundo, el Gobierno y el Legislativo salvadoreño. Muestra una relación de beneficio mutuo en la que los políticos ganan electores y la iglesia vía libre para la realización de sus proyectos millonarios.