Organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos subrayan que el sistema penitenciario salvadoreño, que hasta el 2023 ocupaba el tercer lugar a nivel mundial en cuanto a la población de mujeres privadas de libertad, solo superado por Estados Unidos y Tailandia según World Prison Brief, no proporciona ninguna garantía de readaptación para las mujeres condenadas. Este sistema, por ende, no solo vulnera sus derechos fundamentales, sino que también las estigmatiza una vez que han cumplido sus penas.
Silvia Juárez, coordinadora del Programa «Hacia una vida libre de violencia para las mujeres» de la Organización de Mujeres para la Paz (Ormusa) define al sistema penitenciario salvadoreño como una figura de “padre castigador que tortura, que limita y que no enseña” y que, por lo tanto, condena a las mujeres que pasan por este a la pérdida de la mayoría de sus derechos.
Dora y Cinthya son dos mujeres salvadoreñas que cumplieron condenas de más de una década y que ahora, en libertad, enfrentan la estigmatización en una sociedad que no ofrece garantías de readaptación. Esta es la historia de cómo ellas hacen frente al abandono de un Estado que solo supo condenarlas y de cómo es resistir desde las redes de apoyo que hoy las sostienen.
Renacer en el país que solo sabe condenar
Ropa usada contra un sistema que estigmatiza
En 2021, Dora recuperó su libertad luego de 13 años de prisión en Cárcel de Mujeres, un recinto penitenciario que retrata con fidelidad la desidia y el abandono del sistema judicial salvadoreño. Ahora, con libertad, Dora se enfrenta a una segunda condena: la de la sociedad que estigmatiza a las personas exprivadas de libertad y al Estado que no garantiza ninguna oportunidad de readaptación para esta población. Leer más
Cynthia pasó 10 años en prisión acusada por homicidio luego de haber sufrido una emergencia obstétrica. La historia de Cynthia es similar a la de decenas de mujeres salvadoreñas, en el país más pequeño de América que todavía penaliza el aborto sin condiciones.
Ahora, fuera de la cárcel, Cynthia intenta reconstruir su vida y luchar contra un estigma doble. Lo hace a partir del apoyo de organizaciones civiles y de su entorno familiar ante la desidia estatal que, además de condenar a mujeres como Cynthia, las abandona a su suerte cuando salen de la prisión. Leer más