Por Agustina Ramos (Agencia Presentes)
El 8 de agosto es el Día del Orgasmo Femenino. La fecha se celebra hace trece años y tiene su origen en Esperantina, Brasil, donde detectaron que menos del 30% de las mujeres no sentían placer y que eso debería ser un tema de salud pública.
En la Argentina, especialistas en Sexología de la división de Ginecología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) registraron que el 30% de las mujeres tienen trastornos orgásmicos y que el 12% nunca llegó al clímax en sus relaciones sexuales, incluso entre aquellas que han parido hijos.
Según un estudio realizado en 2018 por el equipo de profesionales que integra, basado en entrevistas a 150 mujeres de entre 18 y 70 años que concurrieron a los Consultorios Externos de Ginecología, «el 30% no experimentan orgasmos y el 12% nunca tuvo uno, ni sola, ni con sus parejas».
Esta invisibilización de la sexualidad de las mujeres alcanza también a las personas trans, no binarias, intersex y a las adultas mayores.
¿Es suficiente hablar de “orgasmo femenino”?
Eróticas fluidas es un proyecto nómade y autogestionado que se dedica a promover los cuidados y placeres, desde una perspectiva crítica, encarnada y situada sobre las sexualidades. Realiza talleres grupales y asesorías personalizadas. Investiga y crea fanzines de forma autónoma y se dedica a la venta de juguetería erótica.
Quien le da vitalidad al proyecto es Andre, lesbiana no binaria, transfeminista, psicólogue y acompañante de personas sobrevivientes de violencia.
«Hay muchísimos mitos cuando hablamos de orgasmo en personas con vulva. Uno de los principales tiene que ver con las marcas de género. Es decir, asociar vulva a mujer y mujer a la idea de los femenino. Por lo tanto, se sigue hablando de orgasmo femenino, cuando la realidad es que podríamos pensar en tener prácticas menos cis sexista y llamarlo de muchísimas otras formas», analiza Andre.
«Otra cosa», agrega, «tiene que ver con la idea de que el orgasmo fuera la máxima expresión de placer para las personas, que todos lo buscamos, que es la culminación del deseo, que es la experiencia más deseable para todes. Cuando la realidad es que muchas personas no lo buscan y no lo desean», afirma.
¿Qué es el squirt?
Andre aclara los datos sobre la eyaculación de las personas con vulvas. «En algunas personas con vulvas, se produce lo que conocemos como eyaculación squirt o expulsión de fluidos. Tanto la eyaculación como el squirt pueden suceder antes durante o después de un orgasmo. Incluso puede suceder sin un orgasmo. Por lo tanto, no es lo mismo que el orgasmo y tampoco es lo mismo que eyacular que tener un squirt«, agrega.
La activista define qué es el squirt. «Se define como una expulsión abundante de fluidos que sale a través de nuestra uretra y se produce en la vejiga en conjunto con la próstata. Suele ser un líquido bien, abundante, transparente y de saborcito dulce. Ahora cuando hablamos de cómo obtener placer en la zona vulvo vaginal primero tenemos que tener clarísimo que las experiencias ligadas al placer no son generalizables. Al contrario, son tremendamente individuales y específicas”.
La clave en la educación
Conocer el cuerpo, explorarse, educarse. Estas parecen ser las claves a la hora de pensar en el orgasmo.
Norma Castillo fue pionera en la lucha por la aprobación de la ley del matrimonio igualitario y una de las integrantes de la primera pareja lesbiana que se casó en la Argentina. Ahora tiene 80 años y recuerda que durante su adolescencia jamás escuchó hablar del orgasmo de las mujeres.
«Cada uno tenía que decir y escuchar cosas que no eran ciertas» recuerda, «sobre todo, quitarle a la mujer su derecho a tener sexualidad. Cuando estaba creo que en el secundario todavía, la ciencia, —ni hablar de la religión porque la religión te castra la sexualidad de joven—, decía que la mujer termina su deseo sexual con la menopausia. Es algo realmente terrible. Por lo menos yo no puedo creer que te digan una mentira tan grande como esa».
Recuerda que hay directamente palabras que no se pronunciaban, como clítoris. «Durante 35 años viví equivocada, la ciencia decía que éramos enfermas. Que las mujeres muy ardientes o éramos ninfómanas o teníamos fiebre uterina. Si hay algo más cruel que eso…», agrega.
Hablar de orgasmos
Norma Castillo dice que la masturbación era su desahogo. «Siempre sentí que daba más de lo que recibía. Me gustaba, me excitaba, me entusiasmaba, me enamoré, tuve muchos novios. Pero nunca llegó ese momento de decir qué bien que estoy, hasta que descubrí mi verdadera sexualidad».
Los espacios con otras lesbianas no fueron para Norma un lugar donde pudiese despejar sus dudas. “Durante muchos años fui a reuniones de lesbianas y se hablaba de todo menos de eso. Hasta el día de hoy es difícil hablar del tema porque hay mucha cosa en contra como si fuera vergonzoso o algo así. Pero eso es normal y hay que intentar que adquiera ese carácter de normalidad”.
Y resalta, «las mujeres tenemos orgasmos hasta el último día de nuestra vida. Es el placer más intenso y la relajación más grande. Y es una inyección de salud».
Reconocer el placer
La educación es fundamental para conocerse, manifiesta Andre. «Cuando pensamos en cómo puedo obtener placer en esta zona de mi cuerpo, primero tenemos que preguntarnos qué le gusta a mi cuerpo. Una vez que sabemos eso podemos empezar a explorar a investigar cómo contesta mi cuerpo a ciertos estímulos que han sido obligados a lo erótico, a lo sexual o lo placentero. Y ver cómo contesto yo frente a esos estímulos».
Y recomienda. «También podemos poner énfasis en algunas zonas que suelen tener mayor sensibilidad, por ejemplo, clítoris, capuchón de clítoris, labios canal vaginal próstata etc, y así poder hacer nuestro propio viaje ligado a experiencias placenteras, soles o acompañades».
Este texto fue publicado originalmente en agosto por Agencia Presentes. Podés encontrar la versión original aquí.