San Salvador, El Salvador
Jueves, 9 de abril de 2020
Hola,
Les cuento que hace calor en San Salvador, pero aún no está en nivel» sauna».
El otro día me tomé un trago frío en vez de ver la cadena nacional y me contaron por WhatsApp que habían prolongado la cuarentena domiciliaria obligatoria. “¡15 días más…!”
Yo tenía entendido que el Minsal había decretado 15 días de cuarentena no más, y que 15 días más significarían 30 días completos… “Según vos, ¿importa lo que dice la constitución?”
Creo que no se ha disuelto ese sentimiento de confusión y restricción. No sé muy bien cómo describir este sentimiento de estar, además de la aflicción colectiva frente a una crisis de salud, siendo gobernados con poca claridad y con una retórica tan autoritaria, con demagogia que nos condiciona; sin hablar de las consecuencias de las cosas que están sucediendo (o dejando de suceder.) Me preocupa qué tan sostenible sea no volver al país en el que vivo, cuánto más pagaré un alquiler que no uso; y así mismo me pregunto por quienes están en situaciones más críticas, lejos de sus familias; ¿en qué estado estaremos cuando esto termine?
Ayer fui al súper y fui hasta el Masferrer. Siempre me había mantenido más cerca de las casas de mis papás, entonces pienso que a lo mejor por eso vi más policías y militares con pasamontañas. Quiero creer que así han estado las calles todo estos días y que yo solo no lo había visto, que no es que las cosas están peor… Pero creo que puede tener que ver el hecho de que las medidas se han acentuado y el ambiente sigue tenso. Como que vivimos en estado de alerta, por si nos llevan a cuarentena de manera arbitraria.
En fin. Lo bueno es que a mi alrededor todos parecen vivir mejor esto del encierro y el pánico. La mayoría de mis amigos/conocidos parecen apaciguados por la costumbre; como que ya le van agarrando la onda. Mi papá, por ejemplo, de 76 años, se conectó a una fiesta en línea con sus amigos. Estaba feliz. Por otro lado, cuando la gente me habla de cómo se la está pasando de mal en casa, me doy cuenta de que yo vivo en un estado así todo el tiempo: la neurosis diaria y el grado de psicosis por trabajar sola es algo a lo que yo estoy acostumbrada ya desde hace años. Ya tenía comportamientos erráticos desde antes, como pensar tres veces en que si desayuno o me baño y/o ponerme outfits ridículos para ir al banco o al súper… y, poco a poco, perder noción del tiempo y de las normas sociales. Es feo vivir adentro de tu cabeza, pero así es la vida.
Quizás esta fase de aceptación es lo que me ha tenido con buen humor, viendo hacia adelante. Hoy tuve una llamada con Brodmann, un estudio de diseño de servicio que ofrece media hora de consulta para que replantees tu negocio. Te podés apuntar a una llamada gratis. En mi caso, era hablar de mis consultorías y el por qué de la vida. Me encantó desde que lo anunciaron: contenido relevante y útil, ese llamado a pensar juntos.
Ánimos, hermanas.
xo
PT