Opinión

18.05 – He visto cómo mi hijo de 3 años se ha puesto deprimido

Afuera hay un dron que, cuando nos ve, nos persigue. No sé si será algún vecino loco o si son realmente esas formas de control a las que ha llamado tanto la municipalidad como el gobierno nacional. Sea como sea, asusta.

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Ilustración por Natalia Franco

San Salvador, El Salvador

Lunes, 18 de mayo de 2020

Hola, chicas:

Ya saben que tengo un hijo de 3 años. Como típico niño de su edad es creativo, curioso, ruidoso y me siento orgullosa de él. Elegimos vivir en el centro de Antiguo Cuscatlán, en la parte que todavía es como pueblo. Como la zona es cara solo podemos pagar una casa pequeñita, pero lo que más nos ha importado aquí es tener acceso al derecho a la ciudad en una forma de vida peatonal. Renunciamos a la posibilidad de una casa mejor con tal de poder ir caminando al trabajo, tener varios parques hermosos y accesibles cerca, comprar sorbete en la calle, ir al super a pie, hacernos amigos de los bolos del parque, de las señoras que venden tortillas, de los bicicleteros que venden pan, de los meseros de las pupuserías. Desde bebé le hicimos una rutina de caminar en el alrededor y la gente nos conoce como familia, pero sobre todo a mi hijo, y me siento protegida y cuidada por mi comunidad.

Este pequeño, acostumbrado a salir, tiene más de dos meses de encierro por la cuarentena del COVID-19 y he visto cómo se ha puesto deprimido. Llora mucho, hace berrinches como nunca antes, grita con fuerza, boxea con los sillones, se cae todos los días después de chocar contra algún mueble. Tratamos de acompañarlo, abrazarlo y decirle que lo amamos, pero está muy frustrado. Ya van varios días que salimos solo a caminar un poco al pasaje, con este calor es necesario. Pero afuera hay un dron que, cuando nos ve, nos persigue. No sé si será algún vecino loco o si son realmente esas formas de control a las que ha llamado tanto la municipalidad como el gobierno nacional. Sea como sea, asusta, el chiqui me dice ya “mami el dron nos viene siguiendo”, y corre a esconderse en la casa. Me siento en una persecución.

Siento truncado nuestro derecho a la ciudad y al espacio público, pero para mi hijo explícitamente a su derecho al juego, a la movilidad (porque existen y son reales). Me duele muchísimo verlo tan triste y enojado, siento que lo estamos torturando, y no es justo. Tiene solo tres años.

Sofía

*Sofía solicitó mantener su identidad anónima por haber sufrido previamente acoso en redes sociales.

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