San Salvador, El Salvador
Sábado, 21 de marzo de 2020
A la Jime, qué dolor que te venga así la regla. Yo he pasado jugando con mi mente. Pensando cabal en cómo van a ser las cosas “después” y, ¿cuándo es ese después? Ponen las dos curvas en las noticias: la curva de propagación de una población que no tomó las medidas de alejamiento social y cuarentena, y la de una población que sí las tuvo. El famoso “Aplanar la Curva”. La parte de que la curva se aplana, es decir, si las medidas no detienen la propagación eventual del virus, es la que me preocupa. La propagación se va a dar, la población en mayor riesgo no va a tener un descanso, porque por más camas y ventiladores que logren conseguir, y por la mejor atención que tengás, no es dengue este volado, pues. Y el dengue nos ha doblado como país en el pasado. Ay, pero otras realidades también están. Yo me siento feliz en mi casa cuando logro apagar mis proyecciones mentales de Hollywood. No estamos en cuarentena porque mi papá viene y va, y la chava que nos ayuda en la casa también viene. Nuestras vidas están demasiado unidas. Su hija vive en la casa y va al instituto de aquí. Ella tiene tareas y trabajos y la vida sigue, niña. Yo me digo: es el momento de demostrar que, si se quiere, se puede, y no solo en los anuncios de los bancos, el Selectos y aquel del Mágico. Que, cabal como pone la Lya, tenemos chance de hacer cosas lindas y solidarias que “íbamos a hacer después” o para las que decimos “no tengo tiempo”. Yo creo que todxs nos podemos sentir identificadxs con eso. Hoy más que nunca: es ahora, mañana no existe.
Gabi