Opinión

Celina Escher: «Los grupos antiderechos lograron boicotear una proyección»

Grupos religiosos “provida” amenazaron a salas de cine salvadoreñas para detener la exhibición de un documental sobre derechos sexuales y reproductivos en El Salvador. En esta entrevista, la directora de la película, Celina Escher, nos explica la decisión de pausar su proyección en el país durante el régimen de excepción.

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Fly So Far, en español Nuestra Libertad, le ha dado la vuelta al mundo. El documental, producido por cineastas salvadoreñas, ha participado y recibido premios en decenas de festivales internacionales de cine, como el Seattle International Film Festival (SIFF, premio mejor película iberoamericana) y el Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC, premio mejor película centroamericana). Después de casi un año de su estreno original, el público salvadoreño por fin iba a poder ver la película en sus propias salas de cine el 18 de agosto. 

Pero a pocos días del estreno, pese a tener la autorización oficial para mostrarla en el país, la proyección debió cancelarse de golpe. El detonante: una carta firmada por trece organizaciones religiosas amenazando con denunciar a los cines por supuesta apología del delito. 


Póster en inglés de la película «Fly So Far», cortesía de Pråmfilm AB.

El documental cuenta la historia de Teodora Vásquez, una mujer salvadoreña condenada a 30 años de cárcel tras sufrir una emergencia obstétrica. La cinta sigue a Teodora desde que estaba en prisión hasta la conmutación de su pena en 2018, cuando pudo salir en libertad. Desde entonces, Teodora se ha convertido en activista y lucha por sus compañeras: las demás mujeres que están cumpliendo largas condenas tras ser criminalizadas en circunstancias similares, conocidas como Las17+. 

En El Salvador, el aborto está prohibido bajo cualquier circunstancia, y el sistema judicial se ensaña particularmente con las mujeres que viven en pobreza. Además, hay múltiples casos de mujeres, especialmente en el área rural, que han sufrido partos extrahospitalarios y pérdidas de embarazos y han sido condenadas por homicidio agravado, como Teodora. Algunas mujeres que protagonizan el documental han recibido penas de entre 30 y 50 años de cárcel.  

Alharaca conversó con su directora, la cineasta suiza y salvadoreña Celina Escher, sobre la decisión de poner en pausa el estreno de Fly So Far en los cines salvadoreños y las implicaciones del régimen de excepción sobre la libertad de expresión.  


El documental estaba previsto para estrenarse en cines en El Salvador el 18 de agosto, pero esto no ocurrió. ¿Por qué?


Celina Escher: Ya estaba todo listo con el cine, solo necesitábamos el aval del Gobierno, de la Dirección de Espectáculos Públicos, Radio y Televisión. Eso lo necesita cada película para poder mostrarse en el cine, es un procedimiento normal. Un día después de mandar la película, por sorpresa, recibimos una respuesta positiva del Gobierno diciendo que solo necesitaban darnos el documento oficial con el sello.

A pesar de tener el aval de Gobierno donde califica la película como excelente y a partir de 18 años, también un día después, los anti derechos, que se hacen llamar “provida” hicieron una carta en amenaza al cine. Si presentaban Fly So Far, iban a hacer una amenaza legal contra el cine por apología del delito. 

Como en El Salvador el aborto está totalmente penalizado, ellos lo interpretaron como apología del delito. Pero en nuestra película no hacemos un llamado a abortar ni decimos cómo abortar, solo nombramos las consecuencias de la total penalización del aborto; y consecutivo a esas consecuencias es que mujeres que viven en pobreza son criminalizadas por violencia obstétrica.

El cine analizó la amenaza con sus abogados y se dieron cuenta de que no tienen fundamento legal. No tendrían chance. No hay fundamento legal porque en la película, como digo, no hay apología del delito. 


Si la amenaza de estos grupos no tenía fundamento legal, ¿por qué decidieron cancelar la proyección de la película en cines?


Celina: Hay un gran pero: estamos en un contexto de Estado de excepción donde no hay garantías constitucionales, no hay seguridad jurídica. No hay presunción de inocencia. Pueden arrestarte sin que haya una investigación, en realidad. Entonces, mientras se investiga, te pueden arrestar y pierdes tu libertad aunque no seas culpable. Y hemos visto que en los últimos meses han arrestado a más de 50 mil personas, y muchas personas que han entrado a la cárcel no han salido vivas. Bueno, ese es el contexto en el que nos encontramos. Entonces el cine hizo una evaluación: vieron esta amenaza legal que no tiene fundamento jurídico, pero estamos en este contexto y por eso no vamos a presentar la película. Se pone en pausa, se suspende el estreno. 


¿De quién venía la amenaza? ¿Quiénes son estos grupos antiderechos?


Celina: Es una organización “provida” que se llama VIDA SV. Esa organización y otras 12 organizaciones hicieron la carta en amenaza al cine. 

El 11 de agosto mandamos la película al Gobierno, el 12 de agosto nos dicen que la van aprobar para mayores de 18 años. El día 13 de agosto se recibe la carta de amenaza, con fecha del 12 de agosto.


Pie: La cineasta compartió la carta de amenaza a Alharaca, pero pidió no mostrar el texto por contener argumentos difamatorios y revictimizadores sobre las protagonistas del documental.

Hay una recriminalización de las mujeres: estas amenazas las recriminalizan. Lo último que queremos es que la película las perjudique. Entonces lo pusimos en pausa. 


¿Entonces los grupos conservadores se dieron cuenta inmediatamente después de la aprobación del Gobierno? 


Celina: Sí, pero no sabemos cómo ellos obtuvieron la información. La cosa es que hicieron el boicot a la película y amenazaron al cine.


Alharaca contactó a Sara Larín, presidenta de la Fundación VIDA SV, para pedir su versión. Hasta el cierre de esta publicación no hubo respuesta de esta organización. 


¿Considerás lo que ocurrió como una forma de censura? ¿Lo nombrarías como tal? 


Celina: Es un precedente de coartar la libre expresión en El Salvador. Es complejo hablar de censura, porque tenemos el aval del Gobierno que dijo que sí, que podemos presentar la película. El cine sí quiere mostrar la película, pero por todas estas circunstancias decidió retirar la cartelera. Entonces, yo sí creo que los grupos antiderechos han logrado boicotear una proyección. Y es coartar la libre expresión, porque es no dejar que el público salvadoreño vea la película y decida qué les parece. Censura es una palabra compleja, pero todas estas circunstancias han hecho que no haya libre expresión en El Salvador. 


La película ha estado en decenas de festivales. ¿Ya se habían enfrentado a alguna situación similar en alguna proyección? 


Celina: No, para nada. Nosotros hemos tenido un recorrido de 50 festivales internacionales, hemos recibido 18 premios, hemos ido a un montón de proyecciones: festivales de cine, festivales de derechos humanos, festivales de mujeres con organizaciones… Siempre todo ha salido súper bien. Hemos tenido un alcance bastante amplio internacionalmente y nunca hemos tenido ninguna amenaza de esta manera. 


De hecho, uno de esos festivales donde la mostraron fue en El Salvador, ¿no? 


Celina: Sí, la proyectamos en el Festival Ícaro. Pero en ese momento no pasamos por el proceso de pedir aprobación en el comité de censura del Gobierno. Es diferente el procedimiento en un festival de cine que las salas de cine de exhibición comercial. 



¿Cuál es el futuro de la película en El Salvador después de esta amenaza? ¿Van a poder verla las audiencias salvadoreñas? 


Celina: Por el momento está en pausa el estreno en El Salvador. Vamos a seguir mandando la película a festivales internacionales, a seguir mostrando la película fuera del país. Estamos en un stand-by en El Salvador 


¿Por qué es importante que las audiencias salvadoreñas vean Fly So Far en el cine? 


Celina: Es importante que todos y todas las salvadoreñas tengan acceso a la película, que la puedan ver y sentir las injusticias que viven las mujeres en El Salvador: que mujeres que viven en pobreza sean criminalizadas por emergencias obstétricas y sentenciadas injustamente a 30 o 50 años de prisión. Esta es una de las consecuencias de la total penalización del aborto en El Salvador. Queremos que todo el mundo sepa que no solamente es una criminalización de las mujeres por ser mujeres, pero también es la criminalización de la pobreza, porque solo las mujeres que viven en pobreza son criminalizadas.  

Creemos que es importante abrir el debate en El Salvador para, a partir de eso, avanzar en los procedimientos democráticos que se tienen que hacer con la población para poder despenalizar el aborto. Queremos contribuir a un proceso cultural, para que luego la población salvadoreña sea parte del proceso democrático de cambiar estas leyes injustas que criminalizan a las mujeres. Solo queremos aportar a ese debate. 

Mucha gente no sabe lo que está sucediendo. Hay que quitarnos el velo de que todo está bien, ver la realidad directamente: cómo se afecta la vida y la salud de las niñas y las mujeres en El Salvador que están sobreviviendo violencia todos los días. 

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