LA CACHIPORRISTA
Porque no puedo tomar una foto a través del vidrio blindado
cuando la camioneta se acerca al rincón de la carretera
donde una huesera exhibe su mercancía de carros desmantelados:
bumpers, rines, aletas, mataburros; tendré que recordar
los ojos encapuchados del hombre detrás de los diamantes de alambre
de la malla ciclón, que observa a una muchacha
que lleva una falda de tiras recortadas de papel periódico,
los flecos meciéndose con el vaivén de sus caderas,
mientras hace girar un bastón de palo de escoba
muñeca sobre muñeca, y lo lanza alto
para atraparlo a su espalda, abanicándolo; y la luz del sol
aplasta el parche cuadrado de un jardín a la orilla de la calle,
margaritas de ojos negros, zinnias y dalias en jarros
de plástico y en latas oxidadas, la media luna de un neumático que sirve
como zanja para evitar que los zompopos desnuden
un arbolito de limón en el transcurso de una noche de verano.
Traducción de Tania Pleitez Vela, Alexandra Lytton Regalado y Mario Zetino