Por Sildania Murcia
El número de ataques digitales contra mujeres periodistas en El Salvador es alarmante. En los primeros diez días de enero 2024 se identificaron 123 agresiones. Es decir, aproximadamente 12 insultos diarios. De esos, un 17.5 % corresponden a violencia sexual, y los principales emisores son cuentas anónimas o troles y su funcionamiento es mediante ataques coordinados, según el Informe de Violencia Digital basado en Género realizado por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES).
Ante esto, me pregunto, ¿qué motiva a amenazar con violencia sexual a una mujer periodista detrás de una cuenta troll? La violencia instrumental es definida como aquella violencia que se ejerce como un medio para conseguir un objetivo. En este contexto, la motivación principal del acoso en línea es el silenciamiento de las mujeres periodistas en la esfera pública.
Y ahora es urgente preguntarse, ¿por qué pretenden acallar a las mujeres?, ¿qué temas están posicionando las periodistas para querer silenciarlas mediante ataques digitales coordinados? Según un informe realizado por la UNESCO, el 73 % de las mujeres periodistas encuestadas dijo haber sufrido violencia digital. Además, el estudio demostró que los temas que desencadenan altos niveles de abuso en línea contra mujeres periodistas son género (47 %), política y elecciones (44 %), derechos humanos y política social (31 %), entre otros. Casi la mitad de las mujeres periodistas encuestadas identificaron que hablar sobre temas de género o feminismos es el principal desencadenante de las agresiones en línea. Esto pone en evidencia el rol que juega la misoginia y otras formas de discurso de odio contra las voces críticas de las mujeres periodistas.
Aún hay mucha discusión sobre la definición de este tipo de violencia. Sin embargo, Reem Alsalem, relatora Especial sobre la Violencia contra las Mujeres de la ONU definió la violencia basada en género como “todo acto de violencia por razón de genero contra la mujer cometido con el uso de las tecnologías de la información”. Asimismo, es importante entender que la violencia en línea no es un fenómeno aislado, sino que responde a una estructura de desigualdad y discriminación contra las mujeres.
Los ataques digitales registrados en el informe de la APES evidencian narrativas lesbofóbicas y misóginas que pretenden silenciar a las mujeres periodistas. Parte de las palabras identificadas en los insultos que fueron dirigidas a mujeres periodistas fueron: “loca”, “chambrosa”, “dunda”, “gorda”, “chancha”, “fea”, “lesbiana”, “perra”, entre otras. Estas agresiones se manifiestan mediante comentarios coordinados de diferentes cuentas anónimas a las publicaciones que las periodistas realizan en sus cuentas personales en plataformas digitales como “X” (antes Twitter).
Ante ello, las mujeres periodistas enfrentan tres dimensiones de violencia cuando publican sus investigaciones periodísticas que sus colegas hombres en general no reciben. Primero, amenazas de violencia sexual; segundo, insultos contra su aspecto físico y tercero, comentarios lesbofóbicos o con relación a orientaciones sexuales no heteronormadas.
Los impactos de estos tipos de agresiones que recaen sobre las mujeres periodistas se engloban principalmente en los ámbitos emocional y laboral. Según el informe de UNESCO, los efectos más graves derivados de la violencia en línea son sobre la salud mental (26 %), sentirse físicamente insegura (17 %), necesidad de buscar apoyo psicológico (12 %), entre otras. Además, es importante visibilizar cómo este tipo de violencia afecta la práctica periodística y la participación en la discusión pública de las mujeres. Según esta investigación, se identificó autocensura en los medios digitales (30 %), limitarse a «retransmitir» (hacer retuit) en las plataformas digitales, evitando toda interacción (20 %), entre otras. Esto último representa un problema tanto de libertad de prensa como de seguridad periodística pues el silenciamiento de voces críticas dentro del periodismo independiente socava el derecho a la información de la ciudadanía.
Wendy Monterrosa, fundadora y directora del medio Voz Pública, fue la periodista más atacada según el informe de la APES. De 21 perfiles de mujeres periodistas estudiados para el informe, el perfil que recibió más ataques digitales fue Monterrosa con 326 de 655 agresiones entre octubre de 2023 y enero de 2024. En ese contexto, la periodista realizaba una cobertura preelectoral muy visible mediante entrevistas, investigaciones, y otros formatos. Este caso ilustra la gravedad del problema, cómo los ataques dirigidos a mujeres periodistas críticas tiene un impacto además de personal, también social sobre la ciudadanía.
Como parte de los factores que perpetúan la violencia digital dirigida a las mujeres periodistas se encuentra la falta de regulación en las plataformas digitales. Dos tercios de las mujeres periodistas encuestadas por UNESCO dijeron haber realizado denuncias en las plataformas Facebook y X. No obstante, no recibieron respuesta. Las empresas de comunicación tienen un rol fundamental para la protección de las y los usuarios de estas redes sociales. Hasta la fecha, ni Facebook ni X han aportado propuestas de soluciones eficaces.
Otra de las causas que profundiza la violencia digital basada en género es el contexto cultural y social en El Salvador. Los índices de violencia de género van en aumento. Según la Fiscalía General de la República (FGR) se tiene registro de 3,145 violaciones durante el último año. La injusticia e impunidad histórica normaliza este tipo de violencias dirigidas hacia mujeres. De esta manera, no solo agreden a las mujeres en el ámbito físico sino también en el ámbito digital.
Asimismo, las rápidas transformaciones tecnológicas influyen en la violencia en línea y surgen nuevas formas y diferentes manifestaciones de violencia basadas en género. Ejemplo de ello es el uso de inteligencia artificial para suplantar identidades, modificar cuerpos mediante fotografías, videos entre otros.
La libertad de expresión es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática, pero esta libertad está en constante amenaza, especialmente para las mujeres periodistas que, a menudo, enfrentan una violencia digital desproporcionada y sistemática. La violencia en línea no solo silencia a estas valientes profesionales, sino que también limita el acceso a información libre y veraz, crucial para una ciudadanía informada. Es esencial que la sociedad reconozca el papel vital de las mujeres en el periodismo y la necesidad de protegerlas de los ataques que buscan desacreditar su trabajo y socavar sus derechos.
Para abordar este problema, es urgente que se implementen políticas públicas robustas que combatan la violencia digital, brindando protección legal y recursos adecuados para las víctimas. Además, se deben fomentar iniciativas de sensibilización y educación que promuevan una cultura de respeto y equidad en el entorno digital. Las plataformas digitales también tienen una responsabilidad clave en este proceso, al implementar medidas efectivas para prevenir el acoso y sancionar a los agresores.
Sildania Murcia es feminista y defensora de derechos humanos con énfasis en los derechos de libertad de prensa y libertad de expresiüon. Asimismo, es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) e integrante del colectivo Salvadoreñas Construyendo Memoria. Su experiencia profesional se especializa en la incidencia política, gestión humanitaria de periodistas z dirección de proyectos en derechos humanos.