Opinión

Te invito a mis cuidados

El trabajo de cuidados le puede parecer invisible a quienes no tienen asignada la responsabilidad de cuidar. Reconocer este trabajo implica ver más allá de nosotrxs mismxs. En su texto, Lauri García Dueñas nos hace una invitación a hacer parte de sus cuidados y de los de todas y todos los que necesitan. A cuidar y a ver a quienes cuidan, a dejar de considerarlas invisibles.

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Te invito a mis cuidados. Te invito a hacer colecho con un bebé que gruñe, a levantarte antes de las siete de la mañana a cambiar el pañal de un bebé, a enfrentarte con tus extremidades y mente adormecidas a un montón de popó que pronto será otro montón de popó. Te invito a recuperarte y empezar a pensar si hay platos sin lavar y qué cosas hay que ir a comprar para el desayuno, si es que no te toca acompañarme a despertar, bañar y preparar al niño mayor para ir a la escuela. Yo sé que vos no los pariste ni los concebiste y te parecerá normal que el genitor no esté. Nadie quiere escuchar berrinches, algunos son muy intensos y enloquecedores, uno podría enloquecer, no es fácil, se trata de preservar la vida como alguien preservó la tuya, pero nos enseñaron que cada quien debe preocuparse solo por lo suyo, ganar su sueldo mensual y salir adelante por sí solo para así tener “éxito”.  Te parecerá descabellado pensar en la abolición del trabajo, una renta básica universal o en tierras comunales, si toda la vida te prepararon para pagar cuentas y, si lo logras, acumular bienes o dinero. Pero si todos nos quedamos en nuestros cubículos ganándonos la vida y preocupándonos solo por lo mío, mío, ¿quién va a cuidarnos o quién cuida a las que cuidan? Pedir ayuda no es malo, dice Myrell, cuidar el dolor, dice Maricarmen. Yo llevo este luto desde hace un año y no sé cuántos años más llevaré este luto. El luto de perder mi proyecto de familia a manos de la violencia intrafamiliar. Todos los días, cuando el bebé gruñe de madrugada pienso en el genitor que duerme a miles de kilómetros y le mando telepatía: “No, no era este el trato, deja de hacerte el suizo, ven a cuidar físicamente a tus hijos”.  Te invito a cuidar a tus hijas e hijos, a tus no hijos, a los que necesitan cuidados, te invito también a cuidar tu dolor y el dolor de otras y otros. Te invito a que veas (con todo lo que eso implica) a las que cuidan, porque no somos invisibles, aunque muchos quieran que sí, porque les es cómodo. 


*Gracias a todas las mujeres que participan los miércoles a las 4 p.m. San Salvador y 5 p.m. CDMX en nuestro conversatorio “Mamíferas” para hablar y escribir sobre maternidades y no maternidades. La cuota voluntaria por sesión es de 10 USD. Inscripciones en lauriluciernaga@gmail.com

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