Escuchá el episodio 1
Este proyecto fue diseñado originalmente como un recorrido en audio geolocalizado. Es decir, son audios que están pensados para que los escuchés en lugares específicos que están conectados a los eventos que narran.
Para hacerlo lo más accesible posible también lo estamos publicando como mapa virtual, como un podcast, y sus respectivas transcripciones.
Por ello, a veces los audios te darán indicaciones hacia dónde debes dirigir tu mirada. En esos momentos, si no estás en el centro histórico de San Salvador, observa las fotografías en el mapa, recuerda visitas pasadas o imagínate el lugar. Te recomendamos utilizar audífonos y buscar un lugar con pocos ruidos.
Leé la transcripción del episodio
Narradora: No recuerdo la primera vez que escuché sobre Monseñor Romero. Sé que, en algún momento de mi niñez, mi papá y mi mamá empezaron contarnos por qué estuvieron exiliados durante 7 años, por qué regresaron cuando la guerra todavía continuaba, cómo la ofensiva final fue un mes después de que nací, cómo celebraron la firma de los Acuerdos de Paz en la plaza Barrios. El centro de San Salvador esconde esos fantasmas del pasado que no vivimos. Están desvanecidos, rasgados y empolvados bajo los escombros de los edificios que han caído.
La masacre ocurrida durante el funeral de Monseñor Óscar Arnulfo Romero es uno de esos eventos que todavía resuenan en estas calles.
Romero fue asesinado pasadas las 6 de la tarde del 24 de marzo de 1980. Su funeral se programó para el 30 de marzo, un domingo de ramos. Había entre 50 mil y 150 mil personas en la plaza Barrios y sus alrededores. Fueron recibidas con bombas y disparos. Estas son algunas de sus historias.
Yo soy Jimena Aguilar, y te voy a guiar por este recorrido en la memoria colectiva del centro histórico de San Salvador.
No son nuestros recuerdos. Pero tampoco los queremos olvidar.
Ahora estamos en una esquina de la plaza Barrios. A tu derecha, sobre la cuarta calle oriente, estaba la biblioteca nacional, enfrente está la segunda avenida sur. El día del funeral, Francisco Manzanares llegó a la terminal de oriente de San Salvador, pasó por la plaza Libertad y caminó sobre la 4ª calle oriente en dirección a esta esquina, pero no logró llegar hasta aquí y se quedó en la calle de enfrente, en medio de ambas plazas.
Francisco Manzanares: Subí, por donde estaba un Selectos y y traté de acercarme a la Catedral, pero no pude. No, porque eso estaba abarrotado.
Francisco vino desde Santiago de María, en Usulután. Ahí conoció a Monseñor Romero cuando fue obispo entre 1974 y 1977. Francisco era parte del coro de la diócesis.
Francisco Manzanares: teníamos una relación cordialísima y de respeto total, un respeto absoluto. Él ya en Santiago de María ya reflejaba para mí, en lo personal, reflejaba ya el espíritu de apoyo a los más desposeídos.
Desde entonces Francisco estaba vinculado a movimientos sociales.
Francisco Manzanares: los jóvenes no teníamos tranquilidad en ese lugar, porque todos los que estudiábamos, nos vinculaban al bloque popular revolucionario. No todos pertenecíamos al Bloque Popular Revolucionaria. No, algunos sí teníamos ya conciencia y estábamos vinculados, pero nadie nos obligó, pues. Había noches en que aparecían 10, 15 muertos… esa sangre monseñor la vio correr.
El día del funeral, cuando caminó por esas calles, Francisco observó algo que le preocupó.
Francisco Manzanares: vi que había elementos de la Guardia Nacional y del Ejército. Pues, dije yo, tengo que tomar medidas, porque esto se puede poner, se puede poner peligroso.
Y así fue.
«Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército, y en concreto a las bases de la guardia nacional, de la policía, de los cuarteles. Hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre, debe de prevalecer la Ley de Dios que dice: NO MATAR». —Monseñor Óscar Arnulfo Romero, 23 de marzo de 1980.