Colectiva Abayomi surgió entre 2021 y 2022 a partir de la creación y producción de la obra teatral «Negra me dicen». Este fue el inicio de su trabajo colectivo para crear arte desde un enfoque afrodescendiente, y también dio inicio a un espacio de hermandad y de cuidado.
“Negra me dicen” es una obra que cuenta la historia de los antepasados de Efigenia (protagonizada por Ana Alonso). Acompañada por el espíritu de Juana (protagonizada por Lorena Juárez), una de sus ancestras, Efigenia emprende un viaje a través de su pasado y explora sus raíces afrodescendientes.
Montaje de la obra teatral “Negra me dicen” el 16 de noviembre de 2022. Fotografía archivo: Kellys Portillo.
Tras coincidir en espacios de creación y largas pláticas, cinco mujeres afrodescendientes salvadoreñas decidieron nombrar su colectividad como «Abayomi», una palabra que significa encuentro precioso. «Cada vez que nos reunimos es mágico y siempre estamos soñando», describe Lorena Juárez, cofundadora de la colectiva.
Abayomi está integrada por Marielba Herrera Reina, antropóloga e investigadora; Ana Alonso, actriz y profesora de arte; María José Castillo, psicóloga y coreógrafa; y Lorena Juárez, comunicadora y productora; y Alejandra Gamero, psicóloga y encargada de comunicaciones.
De izquierda a derecha: María José Castillo, Marielba Herrera Reina, Lorena Juárez, Ana Alonso y Alejandra Gamero. Fotografías archivo: Kellys Portillo.
En esta entrevista, platicamos con Lorena Juárez sobre la creación del arte desde un enfoque afro y cómo sus obras han sido vehículos para contar las vivencias de las personas afrodescendientes en El Salvador.
Cada 25 de julio, se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. Esta fecha busca visibilizar a las mujeres afrodescendientes y promover políticas públicas para mejorar su calidad de vida, erradicar el racismo y la discriminación. La conmemoración rememora el encuentro de mujeres afrodescendientes de 32 países de América Latina y el Caribe en República Dominicana, celebrado el 25 de julio de 1992, durante el Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, donde surgió la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que existen más de 153 millones de personas afrodescendientes, de las cuales más del 50 % son mujeres.
¿Cómo influyen sus herencias afrodescendientes en la inspiración y la temática de sus obras artísticas, siendo nacidas en El Salvador?
Más que inspiración, es porque te atraviesa. Queríamos trabajar desde hace mucho tiempo con el tema de afrodescendencia, pero no habíamos dimensionado lo que implicaba ser afrodescendiente en este país. Nuestra compañera Marielba Herrera, antropóloga e investigadora sobre los elementos afros e indígenas en la cultura salvadoreña, nos contó nuestra historia. Te inspiran porque te duelen. Eso comentamos cuando hemos trabajado con niños. Siempre hay un niña o niño de la clase a la que le dicen «negra», ¿por qué eso tiene que ser bullying?, ¿por qué tener que estar luchando contra la identidad que tenés?, ¿por qué la gente no puede aceptar que naciste así? Entonces, en nuestras obras partimos del dolor compartido, como lo dijo una autora “partimos de la doloridad”.
¿De qué manera incorporan elementos específicos de la cultura afro en sus creaciones artísticas y cómo esto refleja su identidad multiétnica?
Muchas de las discusiones están encaminadas en cómo vamos a generar y transmitir este contenido de valor afrodescendiente. Pensamos en hacer actividades con aspectos que identifican a la cultura afrodescendiente. Por ejemplo, el año pasado hicimos el Quilombo Fest. El término Quilombo se utilizaba para describir los lugares de resistencia donde las personas afro se reunían tras huir del sistema esclavista, y fue una actividad que reunió la música y la experiencia culinaria de la comida afro. Estamos tratando de encontrar productos artísticos o formativos que nos permitan transmitir la historia, los colores y nuestros sentires. También buscamos que las personas tengan la experiencia, por ejemplo, con nuestras obras de teatro tienes una experiencia estética que incluye una selección de vestuario y música que son parte de nuestra construcción histórica.
Foto 1. Cortesía Colectiva Abayomi. Foto 2. Montaje de la obra teatral “Negra me dicen” el 16 de noviembre de 2022. Foto archivo: Kellys Portillo.
¿Qué papel ha jugado su identidad afrodescendiente en su desarrollo como artistas y en la elección de los temas y estilos de sus obras?
El artista parte de su esencia. Es decir, yo no puedo hablar de la verdad de nadie más; yo puedo hablar de mi verdad, de cómo yo entiendo y enfrento el mundo. Nuestros productos son más conscientes. Cada vez que hago un producto con las negras, estoy buscando mi espacio, ese espacio donde no me siento racializada y no se me ve como objeto por mi apariencia, o no me siento discriminada, como otros espacios profesionales. Tengo la historia que tengo y he llegado adonde he llegado por mis medios, con toda la experiencia agradable y desagradable que supone enfrentarse a muchas limitantes en este país siendo parte de un grupo invisibilizado. Hay mucha gente que no encuentra su lugar, pero nosotras tratamos de que las personas se sientan parte.
Actividades del “CimarronArte” en el 2023. Fotografías de archivo: Kellys Portillo.
¿Podrían compartir algunas de las obras más destacadas que han creado hasta ahora y cuáles son sus proyectos a largo plazo en términos de arte afro?
Tenemos la obra teatral “Negra me dicen”, que es nuestro proyecto más fuerte. Pero también tenemos “CimarronArte”, una serie de talleres formativos con enfoque afro orientados a la expresión corporal a través de la danza y la actuación, y el Quilombo Fest. Actualmente, estamos construyendo un performance, pero todavía está en proceso.
¿Cómo ha sido recibido su trabajo por las audiencias tanto locales como internacionales?
En general, la gente recibió muy bien la obra teatral “Negra me dicen”. Les gustó un montón, la gente mencionó que no sabía esto que ocurría en el país. La verdad es que hubo trabajo de gente muy profesional, porque fue una coproducción con personas de Colombia, y el proyecto brilló. En cuanto al Quilombo Fest, fue increíble, muchas personas participaron y las instalaciones se llenaron. El CimarronArte también fue bien recibido, aunque nos hubiese encantado que participaran más personas.