Derechos de las mujeres

¿“Cuatro babys” o “Felices los cuatro”? Desmitificando las relaciones abiertas

El amor y las relaciones también son políticas. Por eso, es vital repensar nuestros modelos de relación y deconstruir ciertas ideas dominantes que hemos aprendido. Johanna Fuchs nos invita a hacerlo y nos presenta una propuesta: las relaciones abiertas y el poliamor. En su texto, aclara malentendidos y nos cuenta de los retos y ventajas de estas constelaciones románticas.

72

El poliamor y las relaciones abiertas parecen estar de moda, pero a la vez son muy lejanas a la realidad de la gran mayoría de parejas. Desde la distancia, las imágenes comunes sobre conceptos alternativos de vivir el amor son dominadas, o por una idealización total, o por un rechazo fuerte. Ambas cosas suelen basarse en malentendidos.

El cuestionamiento y la deconstrucción de las formas hegemónicas del amor romántico son tan parte de una vida feminista como salir a la calle a manifestarse.

Sin embargo, en muchos casos nos dejamos cegar por el discurso clásico de izquierda, que nos hace creer que lo privado no es lo suficientemente político (aunque eso sea uno de los argumentos principales de la teoría feminista) o, en otros casos, nos asusta tocar temas sensibles, conectados con miedos e inseguridades que, a veces, parecen incluso más difíciles de cambiar que las grandes estructuras sociales.

Realmente no es un proceso fácil y, personalmente, siento que estoy apenas comenzando ese desaprendizaje de las ideas dominantes sobre lo que hace que una relación funcione. Pero si queremos que las próximas generaciones tengan también otros modelos de relaciones más sanas y menos patriarcales, pensar en otras formas de vida amorosa puede ser una apuesta valiosa.

La deconstrucción se puede asumir desde la soltería, como parte de una relación en pareja monógama o desde constelaciones amorosas distintas, como las relaciones abiertas o el poliamor. Esta última es la propuesta que quiero plantear, pues hace mayor énfasis en ciertos cuestionamientos que otros tipos de relaciones. 


Ilustración por Denisse Martínez

¿Por qué repensar las relaciones?


El amor y el sexo son, para la mayoría de las personas, fundamentales en la búsqueda de una vida plena. Aunque son parte esencial de lo político, todavía se consideran aspectos privados de la vida de cada quien. Pero las influencias entre las estructuras sociales y las formas en las que vivimos el amor y la sexualidad no se pueden negar y siempre han sido temas centrales de teorizaciones feministas.

Ya se ha escrito mucho sobre la función que tiene el modelo hegemónico de parejas heterosexuales y monógamas como base de la familia para la sociedad capitalista y patriarcal. Críticas y propuestas se han hecho desde diferentes perspectivas: desde las feministas comunitarias —para quienes una visión tan excluyente del amor no cobra sentido— hasta las feministas europeas y estadounidenses de los setenta que hacían propuestas sobre el lesbianismo político o el amor libre, rechazando las normas heteropatriarcales y burguesas de su tiempo. 

Aunque esas críticas se han venido haciendo por varias generaciones de feministas con diferentes trasfondos, siguen sin perder actualidad. Es sorprendente cuán tradicionalmente románticas son las relaciones —sobre todo las relaciones heterosexuales— en las que también muchas feministas reproducen la problemática de la educación heterosexista, que propone (sobre todo a las niñas) que su vida solo será plena con un novio o marido a su lado.

A la vez, se puede observar en nuestra generación una tendencia de neoliberalización del amor: la adaptación y aplicación de valores neoliberales y tradicionalmente masculinos a la esfera del amor y de las relaciones. Un individualismo extremo, que viene con la idealización de la libertad personal y la necesidad de autorrealización por la novedad constante, se hace vigente en las formas en las que muchas personas viven el dating hoy en día. Pareciera que, a través de estas dinámicas, se evita cada vez más la apertura emocional, esquivando cualquier tipo de compromiso y responsabilidad por los sentimientos que se construyen entre dos o más personas.


«Estoy enamorado de cuatro babys»


Muchas veces la interpretación general de lo que se entiende bajo “relación abierta” se conecta con esa forma de (no) relacionarse. Las imágenes que se vienen a la cabeza de muchas personas son fantasías neoliberales heteromachistas, a lo Maluma:

Estoy enamorado de 4 babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero”

Cuatro Babys (Maluma, 2015)

Tener muchas mujeres a disposición; no tener que cuidar las emociones de ninguna realmente y no tener sentimientos propios; ser 100% independiente. Esta es la versión de relación abierta que trata a las otras personas involucradas como objetos para satisfacer las ansias de novedad constante, implantadas por el neoliberalismo a un nivel antes desconocido. Este tipo de vínculo no se presenta como mejoría de ningún tipo desde una perspectiva crítica y feminista. Si la motivación de tener una relación abierta se basa ante todo en el deseo de nunca tener que conformarse con nadie o de prevenir cualquier involucramiento emocional real, termina resultando solo en la neoliberalización de otra esfera más de la vida.

Lo que propone el poliamor, y lo que yo entiendo bajo una “relación abierta”, es casi lo contrario. La diferenciación entre el poliamor y las relaciones abiertas es fluida y se interpreta de distintas maneras. Lo más común es separarlas dependiendo de la profundidad de las “otras” relaciones o de si existe una relación principal. Si bien es verdad que las relaciones abiertas y el poliamor implican muchas veces tener más de un vínculo amoroso, ese no es el núcleo fundamental de esta forma de relacionarse.

Para retomar un momento más en el marco heteronormativo de Maluma, (en este caso un poquito menos machista) digamos que unx podría acercarse a esa propuesta con las letras de otra canción: 

 “Si con otro pasas el rato, vamos a ser felices los cuatro, yo te acepto el trato”.

Felices los cuatro (Maluma, 2017)

Sin entrar en un análisis profundo sobre qué tan apta es la canción “Felices los cuatro” realmente para una mirada crítica hacia el tema —claramente no demasiado—, por lo menos se aclara que se trata de los deseos de ambos lados de la constelación y que ha habido comunicación sobre ciertas reglas comunes. Ahí tenemos uno de los puntos esenciales de lo que proponen el poliamor y las relaciones abiertas fuera del marco neoliberal: la comunicación honesta y el trabajo conjunto en las inseguridades y miedos que toda relación (sea monógama o no) conoce.  


¿Qué hago con los celos?


Trabajar los celos es central para las relaciones no monógamas, y es una de esas cosas que se maneja de forma muy distinta a lo que conocemos de las relaciones tradicionales. Usualmente, tendemos a proyectar nuestras inseguridades en la otra persona y esperar que esta nos reafirme que unx somos la única persona en su vida, la mejor de todas, la eternamente amada —una expectativa poco realista. En lugar de esto, en este modo diferente de ver las relaciones, se busca comunicar ante todo.

Clave aquí es la suposición básica que a todxs nos formaron las normas sociales y los entornos específicos en los que nos criamos y que, por lo tanto, para poder decidir activamente qué nos ayuda a tener relaciones sanas y qué lo impide, necesitamos hacer un trabajo de reflexión y de deconstrucción importante hacia adentro. Ese trabajo se puede hacer también en el marco de una relación monógama, pero una relación abierta o poliamorosa sugiere y requiere esas reflexiones con mayor urgencia y, dentro de ellas, es más probable que se haga más a profundidad.

Uno de los mayores retos es encontrar el balance entre el cuidado mutuo de las personas que hacen parte de una o varias relacion(es) y el trabajo individual de cada persona en sus inseguridades. Esto significa que, a diferencia de lo que muchas personas creen, el poliamor y/o las relaciones abiertas no implican necesariamente una inexistencia de reglas, ni tampoco que se puedan tener todas las relaciones sexuales o amorosas que unx quiera. Hay una gran variedad de acuerdos y opciones de cómo exactamente vivir esos conceptos, y pueden ser fluidos y cambiar cada cierto tiempo según los estados emocionales de los diferentes vínculos.

Es de probar, aprender y desaprender con cuidado y mirada crítica.


Esta columna fue publicada originalmente en Cronistas Latinoamericanos.

Artículos relacionados

Kamala o Trump: Dos piezas de ajedrez, una con la imagen de la candidata demócrata y la otra el candidato republicano. Al medio del tablero una bandera de Estados Unidos.
Derechos de las mujeres

¿Qué significa para El Salvador que gane Kamala o Trump? 

Hoy, los ojos de todo el mundo están puestos en las elecciones...

Derechos de las mujeres

Rita Segato: «No es poder lo que buscamos, sino el desmoronamiento de todos los poderes»

La antropóloga y activista feminista Rita Segato conversó con Presentes sobre la...

Derechos de las mujeres

Patricia Madrigal: «Las mujeres en menopausia tienen un riesgo elevado de padecer Alzheimer o demencia» 

Hablar abiertamente sobre la menopausia contribuye a que las mujeres puedan vivir...

Derechos de las mujeres

De la cárcel al exilio: la realidad de las mujeres salvadoreñas por la prohibición del aborto 

Siete de las 73 mujeres liberadas tras ser criminalizadas por emergencias obstétricas...