Prudencia Ayala fue una escritora, costurera, indígena, sibila (mujer sabia a quien los antiguos atribuyeron espíritu profético), hija «ilegítima» y mujer divorciada que se postuló a la presidencia de El Salvador en 1930. «Hija de la centella», pues su madre la parió después de haber recibido un rayo. Nació el 28 de abril de 1855 en Sonzacate, Sonsonate, y falleció el 11 de julio de 1936 en San Salvador.
En octubre de 1919, junto con su amiga, también poeta y periodista, Rosa Amelia Guzmán, viajó a caballo para conocer «la situación moral de las hijas del istmo» y explorar sus ideales de unión de los países de Centroamérica.
Su libro Escible: aventuras de un viaje a Guatemala ha sido reeditado por la editorial Amate Vos y el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), más de cien años después de haber sido escrito a mano en papeles de viaje, junto con los comentarios de Elena Salamanca, Luis Melgar Brizuela, Carlos Henríquez Consalvi y Miguel Ángel Chinchilla; quienes generosamente acompañan a las y los lectores en la comprensión la importancia histórica y literaria. Este texto híbrido es crónica en primera persona, diario, poema, diálogo y ensayo político.
Este libro posee un valor incalculable por diversas razones, algunas de las cuales son resultado de circunstancias fortuitas. Fue en 1996 cuando el MUPI comenzó su tarea de dar a conocer la vida de Prudencia Ayala. Este proceso incluyó un hallazgo inesperado y afortunado: la exposición en una feria internacional permitió el encuentro con su hijo Ángel, quien falleció poco tiempo después, pero pudo proporcionar acceso al archivo de su madre.
Este libro, que se espera llegue a los catorce departamentos de El Salvador y se integre en los programas educativos, fue descubierto en la biblioteca César Brañas de la Universidad San Carlos de Guatemala. Es el primero publicado por su autora y que ha permanecido completo en los archivos. De sus otros escritos, sólo se conocen fragmentos.
Las personas que lean este libro se verán conmovidas por la determinación de dos mujeres que viajaron solas a caballo en una época en que ni siquiera se les permitía poseer documento de identidad o migratorio, y mucho menos votar. Estaban acompañadas sólo por el joven Lorenzo, quien cuidaba a sus caballos y también fue arrestado junto a ellas por órdenes del dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, a principios del siglo XX. Su viaje estaba impulsado por su deseo de comprender la realidad y por su firme creencia en que Centroamérica podría unirse para mejorar las condiciones de vida de las mujeres y todos sus habitantes.
Prudencia se autodenominaba vidente y creía en su capacidad para predecir el futuro político de la nación. En tiempos en los que varios estados centroamericanos violan sistemáticamente los derechos humanos y los gobernantes encarcelan a sus opositores sin pruebas, las palabras de Ayala adquieren un carácter premonitorio.
Desde 1919, Prudencia Ayala exclamaba: “¡Cuántas injusticias ha cometido, oh Dios! ¡Cuántas vidas han sido víctimas por la furiosa ambición de esos espíritus infernales que han venido del averno para caminar en este mundo bajo la influencia de Caín, obedeciendo a sus negros instintos; sin preocuparse que tienen que ser llamados por la poderosa voz de la justicia y sentenciados al castigo eterno del remordimiento”, (página 27).
“(…) porque político es doble, es cauteloso, es criminal, es traicionero, es competente en todo el ramo que abarca la política, no tiene corazón, pierde la conciencia, según la practican los que no comprenden lo que significa la política en la buena manera para gobernar en armonía con la sociedad”, (página 40).
Para la escritora e historiadora salvadoreña Elena Salamanca, la publicación y lectura de este libro adquieren una importancia fundamental, ya que nos permite ir más allá de la imagen «presidenciable» que hasta ahora teníamos de la autora. «Son mujeres y viajan solas. La frase es a la vez consigna», subraya.
El literato Melgar Brizuela destaca de este libro “esa tónica dialógica, esa voluntad de polémica y de concienciación que se mantiene en la totalidad del texto, desde las primeras páginas hasta el final, como para involucrar a su público frente a la injusticia y la insensatez patriarcales. Se trata de una conminación a través del juego de pronombres, implicando al lector contundentemente. Así de centellante es la fuerza comunicacional de Prudencia en Escible”, (página 92).
Recomiendo a todas las personas, ya sean feministas o no, leer “Escible: aventuras de un viaje a Guatemala” ya que experimentarán “el contento que saben gozar las almas que se comprenden cuando se juntan” (página 13). En este libro, descubrirán la impresionante expresión de una mujer excepcional que anhelaba la unión, la libertad y la prosperidad de Centroamérica, esa patria lírica, a la que se refiere Salamanca.
Elena Salamanca, en un mensaje de texto, enviado desde México, me comentó: “Es como que nosotras hace unos años hubiéramos agarrado viaje a caballo”. Eso me hizo sonreír, imaginando la determinación, la amistad y las posibilidades que se desatan cuando dos o más mujeres se unen en busca de la libertad.