Pasar consulta ginecológica u obstétrica es, para la mayoría, un momento de vulnerabilidad y hasta incomodidad: estar acostade con medio cuerpo desnudo, piernas abiertas, sobre una camilla, a la espera de un espéculo frío… Encima, es común que el personal que nos atiende no nos haga sentir en la confianza de hacer consultas, e incluso, que nos haga sentir juzgades.
Pero las prácticas de ginecología y obstetricia no tienen que ser así siempre. Hay otras formas de ejercerlas para que nos sintamos acompañades, acuerpades y en un espacio seguro para consultar y expresar nuestras preocupaciones. Hablamos con Loida Santana, médica salvadoreña especialista en ginecología y obstetricia, quien problematiza prácticas ginecológicas dominantes y nos comparte posibles caminos para mejorar y transformar las relaciones entre médicxs y pacientes.