mi/el cuerpo
centro de los estallidos
sidra escanciada
volcán de dudas
escribo con el cuerpo —no hay de otra manera—cada día pese a la maquinaria de guerra
mi cuerpo del tamaño de un copo de nieve es la fuente de luciérnagas que fácilmente se filtran en la alegría de las trompetas
campo de arándanos rojos del tamaño de su rabia
claridad y neblina en una melodía de azúcar
un amado espacio de revelaciones
y piedras preciosas
y licores furiosos
y dientes afilados
mi corazón
abre la ventana de la tempestad con una sílaba
acumula serpientes cactus rocas cal
abraza los amaneceres de la miel cabreada
un lenguaje de auroras florales lo sucumbe
este corazón solo misterioso
este corazón en la celda de la ceniza
este cuerpo
amenazado por pesticidas plagas
alfileres y cuchillos de desconocidos
he dejado mi cuerpo junto a la luz
a la orilla de los huracanes de la sangre no tengo miedo a los cocodrilos manchados por el estiércol
¿qué sale de mi vientre?
mi cuerpo
tan vasto como un árbol de cientos de años en medio de la duda
tan vasto como el desierto que cubrirá una ciudad
un león frente al sol desconocedor de las fronteras de hierro
una caricia la convierte en arcoíris o en tormenta tóxica
en sueños de pelícanos y gaviotas en un puerto sin abandono
en canto de margaritas indomables
mi cuerpo con la música en su centro volcánico
baila baila baila baila baila baila desafiando las ambulancias los disparos la destrucción de la esperanza por termitas resistentes a los venenos y la sangre de los decapitados en las plazas herederos de una noche sin agotamiento
¿adónde la paz para este cuerpo testigo de las sierras eléctricas y del ahogo?
los tanques vuelven a custodiar las entradas de la aurora
y
el odio como una pandemia se expande
mi cuerpo
sin muros ni cercos eléctricos
tan vasto en su soledad