Opinión

mi cuerpo en diálogo con pizarnik (o el cuerpo del poema con mi cuerpo)

Alejandra Pizarnik ansiaba en su obra "vivir en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo". En este nuevo texto, Miroslava Rosales, escritora, académica salvadoreña y colaboradora de Alharaca, entra en diálogo con la poeta argentina, volcando su cuerpo a la poesía y reconstruyéndolo con palabras.

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mi/el cuerpo    

            centro de los estallidos 

                                                                sidra escanciada

volcán de dudas



escribo con el cuerpo —no hay de otra manera—cada día pese a la maquinaria de guerra


mi cuerpo del tamaño de un copo de nieve es la fuente de luciérnagas que fácilmente se filtran en la alegría de las trompetas 

campo de arándanos rojos del tamaño de su rabia

claridad y neblina en una melodía de azúcar

un amado espacio de revelaciones

y piedras preciosas

y licores furiosos

y dientes afilados


mi corazón

abre la ventana de la tempestad con una sílaba 

acumula serpientes cactus rocas cal

abraza los amaneceres de la miel cabreada

un lenguaje de auroras florales lo sucumbe


este corazón solo misterioso

este corazón en la celda de la ceniza

este cuerpo

                                                                                             amenazado por pesticidas plagas

                                                                    alfileres y cuchillos de desconocidos


he dejado mi cuerpo junto a la luz 

a la orilla de los huracanes de la sangre no tengo miedo a los cocodrilos manchados por el estiércol


¿qué sale de mi vientre?


mi cuerpo 

tan vasto como un árbol de cientos de años en medio de la duda

tan vasto como el desierto que cubrirá una ciudad 

un león frente al sol desconocedor de las fronteras de hierro

una caricia la convierte en arcoíris o en tormenta tóxica

en sueños de pelícanos y gaviotas en un puerto sin abandono

en canto de margaritas indomables


mi cuerpo con la música en su centro volcánico

baila baila baila baila baila baila desafiando las ambulancias los disparos la destrucción de la esperanza por termitas resistentes a los venenos y la sangre de los decapitados en las plazas herederos de una noche sin agotamiento 


¿adónde la paz para este cuerpo testigo de las sierras eléctricas y del ahogo?


los tanques vuelven a custodiar las entradas de la aurora

y

el odio como una pandemia se expande 


mi cuerpo

sin muros ni cercos eléctricos

tan vasto en su soledad

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