Recorrido 2: Episodio 3 — El momento cuando el tiempo paró

27/06/2022

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Carmen Barrera, quien llegó al funeral acompañando a su madre, devota de Romero, estaba a un costado de la Catedral cuando las bombas empezaron. Hilda Trejo estaba en las gradas de Catedral, como parte del coro que acompañaba el servicio fúnebre y Patricia Morales, una joven de 17 años, estaba junto a la estatua de Gerardo Barrios en medio de la plaza. Ellas cuentan cómo sobrevivieron ese día.


Escuchá el episodio 3



Este episodio es parte del proyecto «Ciudad Perdida: el funeral de monseño Romero«, que fue diseñado originalmente como un recorrido en audio geolocalizado. Es decir, son audios que están pensados para que los escuchés en lugares específicos que están conectados a los eventos que narran.

Para hacerlo lo más accesible posible también lo estamos publicando como mapa virtual, como un podcast, y sus respectivas transcripciones.

Por ello, a veces los audios te darán indicaciones hacia dónde debes dirigir tu mirada. En esos momentos, si no estás en el centro histórico de San Salvador, observa las fotografías en el mapa, recuerda visitas pasadas o imagínate el lugar. Te recomendamos utilizar audífonos y buscar un lugar con pocos ruidos.


Leé la transcripción del episodio



Narradora: Si ves hacia la plaza, Carmen Barrera estaba con su esposo y su madre en la esquina hacia tu derecha. Hilda Trejo estaba sobre las gradas. Y Patricia Morales estaba junto a la estatua de Gerardo Barrios al centro de la plaza.


Carmen Barrera: Escuchamos la primera explosión. Después vino otra en otro punto y otra, y otra. Y empezó el desparpajo de gente. 


El esposo de Carmen la cargó hasta adentro de Catedral. Y luego regresó por su mamá.


Carmen Barrera: Entramos por ese costado derecho que queda enfrente de la Plaza San Martín.


En ese momento, Hilda Trejo estaba aquí atrás, en las gradas.


Hilda Trejo: Se llevaron el ataúd de Monseñor Romero para dentro de la Catedral.


Los sacerdotes y las delegaciones también entraron. La baranda que rodea la catedral estaba cerrada, pero el mar de personas que estaba ahí en la plaza buscaba refugio.


Hilda Trejo: Me quedé ayudando a la gente, sobre todo a los niños, a que saltaran para que pudieran entrar a la Catedral. Se fue un momento muy duro. Mucha gente murió realmente no por balas, sino aplastados por la multitud.


Cuando el mar de gente desapareció entre las calles del centro, Hilda finalmente entró a Catedral.


Hilda Trejo: Era un cuadro bien triste al interior. Yo me dediqué aayudar a los heridos. Había mucha gente que se le moría a unos brazos.


Los sacerdotes, obispos y cardenales trataban de calmar a la gente o daban santos óleos a quienes estaban en mal estado. Y Monseñor Romero…


Hilda Trejo: …fue enterrado rápidamente en medio de las balas


Carmen, su esposo y su mamá lograron entrar a la nave principal.


Carmen Barrera: Después llegó alguien a decirnos que teníamos que irnos para el sótano.


Temían que ametrallaran o pusieran una bomba en el edificio.


Carmen Barrera: Había gente que lloraba. Había gente que rezaba también. Y otra gente que un silencio de sepulcro, pues que no decía nada, que yo creo que el mismo impacto de lo que estábamos viviendo.


La primera bomba explotó a las 11:42 de la mañana. Salieron hasta las 3 ó 4 de la tarde cuando la Cruz Roja Internacional y la Iglesia mediaron la salida con el ejército.


Carmen Barrera: Siento como que soy sobreviviente. Con el tiempo, no ahora, sino que de muchos años atrás, comencé a dimensionar la figura de Monseñor… Si no conocemos de dónde venimos, qué es lo que pasó, entonces podemos volver a repetir esos mismos errores…


Al centro de la plaza, una joven de 17 años escuchó la bomba y el tiempo paró.


Patricia Morales: Es una cuestión como rara en mi memoria. Tengo como bien claros, como bien nítidos, como que fueran tomas fotográficas, como que fuera “pa, pa, pa”… me veo cerca del caballo… la sensación era de ola, un oleaje de gente. Y de repente es como que la ola se se viene así, como que se retrae, como que fuuuuh…


Cuando la explosión ocurrió cerca del Palacio la marea se movió hacia la Plaza Libertad y Patricia se quedó junto a la estatua.


Patricia Morales: Alcancé a ver la ventana, alcancé a ver la boquilla del del fusil que estaba disparando desde la ventana del palacio. La ola se había ido para el otro lado y yo estaba en la orilla, estaba en la espumita.  Era como una sensación de estar expuesta, de «hasta aquí llegue».


De repente pasó por el teatro. De repente apareció en su casa. Y la sensación de estar en medio de esta plaza la marcó tanto que escribió un poema sobre ese día.


“En nombre de Dios, pues, y el nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión” —Monseñor Óscar Arnulfo Romero, 23 de marzo de 1980.


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