Opinión

13.03 – Ya no hay papel higiénico ni arroz

Mi pareja me dijo que solo utilizara una mano para tocar las cosas y que esa fuera mi mano “contaminada”. Cinco minutos más tarde, ya había usado mis dos manos más de cuatro veces y me di cuenta mientras me rascaba la nariz.

38
Ilustración por Natalia Franco

Londres, Inglaterra

Viernes, 13 de marzo de 2020

Día 1 de distanciamiento social

Hoy no fui a trabajar a LSE. La Universidad permanece abierta, pero les han pedido a todos los empleados que trabajen desde casa. También cancelaron clases y toda la enseñanza será impartida en línea, y, además, nos informaron que dos alumnos fueron diagnosticados con COVID-19.

Mis clases en UCL fueron canceladas y, al igual que muchas otras universidades en Londres, todas se darán por medio de Zoom y con apoyo de la plataforma de Moodle. Hemos recibido mensajes constantes de los Directores de Programa, el sindicato de estudiantes y el sindicato de las universidades de Londres. Supongo que el objetivo es mantenernos en casa y sin propagar el virus.

El día inició con dos idas al Sainsbury‘s (supermercado) que queda a 100 metros de mi departamento, pues se me olvidó comprar algunas cosas y también porque otras que necesitaba estaban agotadas. Ya no hay papel higiénico ni arroz.

Mi pareja me dijo que solo utilizara una mano para tocar las cosas y que esa fuera mi mano “contaminada”. Cinco minutos más tarde, ya había usado mis dos manos más de cuatro veces y me di cuenta mientras me rascaba la nariz.

La mamá alemana de 85 años de mi jefa la está visitando por su cumpleaños. Tiene problemas pulmonares y viajó a Londres para pasar con su familia y celebrar. Mi jefa está muy preocupada y también inició el distanciamiento social. Me parece fuertísimo que la vida de personas mayores e inmunocomprometidos está en las manos de sus comunidades, y que muchos no han entendido el verdadero peso de esta responsabilidad.

Por la tarde, me llegó un correo del lugar donde hago yoga. Nos informaron que iban a reducir el número de mats en las clases, iban a tener cantidades industriales de desinfectantes y les solicitaban a quienes se sientan enfermas que por favor se queden en casa. Yo decidí ir a la clase de las 12:15m a la que asistieron alrededor de 10 personas. Solo asistí para mantenerme cuerda porque me produce bastante estrés que la vida de muchas personas dependa de cuánto nos aislemos “al unísono”. Después me sentí bastante culpable por haber ido (el lugar queda a 700m de mi apartamento).

En la noche del viernes me quedé en casa viendo “The First Wives Club” y comprando Vitamina C en Amazon (la cual también estaba agotada). Suerte que vi la película porque me alivió. No incluí en este relato las horas que pasé en internet investigando sobre el virus ni las horas que pasé trabajando porque solo me produce ansiedad. Fueron alrededor de 8 horas en total de las cuales quizás el 12% fueron dedicadas al internet. Lo sé porque mi celular me avisó que mi tiempo de pantalla subió esta semana. Gracias, Coronavirus.

Londres, Reino Unido – Rocío

Artículos relacionados

Opinión

El neoliberalismo aumenta la violencia económica contra las mujeres

Las mujeres salvadoreñas viven diferentes formas de violencia económica en su cotidianidad....

Opinión

Las mujeres permanecemos inseguras en El Salvador

No se puede negar que la violencia homicida en El Salvador ha...

Opinión

Noche de víboras y estiércol

El libro "República del excremento / Repubblica dello sterco" recopila poemas de...

Opinión

Between Two Autocrats: Salvadoran Diaspora Grapples with Trump and Bukele

the support for President-Elect Donald Trump expressed by the so-called "Latino vote"...