Opinión

Guía para escribir mejores personajes masculinos

Por Hernando Sandoval | La comedia tiene la oportunidad y la responsabilidad de ser un agente de cambio y un medio de educación. Hernando Sandoval analiza los personajes masculinos de las series con las que crecimos y las que consumimos actualmente, y propone guías para transformar las masculinidades desde los personajes que escribimos.

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Cada vez que vemos un episodio en un programa de comedia, aprendemos algo: un nuevo chiste, un nuevo punto de vista, podemos aprender sobre un tema del que no estábamos conscientes, o una tradición dentro de una cultura. Pero también, aprendemos y reflejamos comportamientos que después podríamos reproducir en nuestras propias vidas. Más aún, este reflejo se extiende a nuestras vidas sociales con tests de Buzzfeed, artículos de revistas e incluso conversaciones en las que la gente se compara con uno u otro personaje de un programa.

Un sinnúmero de personajes masculinos en los medios de comunicación retratan la masculinidad de maneras que son tóxicas y opresivas para otras personas. Históricamente, muchas veces estos personajes no han sido los villanos, sino los héroes y/o los personajes principales: Frasier avergonzando a Roz Doyle por su comportamiento “liberal”; los chistes sobre la «cultura varonil» y la incapacidad (falta de disposición) de Tim para entender a su esposa en Mejorando la Casa, la actitud machista de Nelson en Mi Bella Genio. Historias más viejas (libros, obras de teatro y películas) presentan el mismo problema: Jay Gatsby acosando, hostigando y mintiendo; los celos de Otelo o el maltrato de Heathcliff a Catherine en Cumbres Borrascosas. 

Es por esto que necesitamos otros tipos de personajes con masculinidades más sanas y mejores en nuestras historias, específicamente en nuestros shows de comedia. La comedia tiene la oportunidad y, francamente en tiempos como los que vivimos, la responsabilidad de ser un agente de cambio, y medio de educación.

Aquí hay nueve guías para escribir mejores personajes masculinos. Aunque estas guías no son la única forma de lograrlo, pueden ayudar a les escritores a desarrollar mejor sus proyectos.


1. Tomar como un dado esos rasgos de masculinidad más saludables.


Hal Wilkerson de Malcolm in the Middle. Foto: captura de pantalla de Malcolm in the Middle

Una de las mejores maneras de normalizar un comportamiento es precisamente eso: tratarlo como algo normal y corriente. Un gran ejemplo de esto es la serie Brooklyn 99 donde personajes diversos, queer y poco representados son interpretados sin pensarlo dos veces y masculinidades más sanas también: desde el principio de la serie, los dos oficiales de mayor rango son hombres negros y uno de ellos es gay. El truco es simple: el programa no se centra en mostrar esta pluralidad o comportamientos de masculinidad más sanos, sino que los trata como si siempre hubieran sido el statu quo, como siempre lo ha hecho con los personajes masculinos blancos (con comportamientos de masculinidad tóxicos). Esta pauta puede evitar que el escritor caiga en el «pozo del sermón». Muestra, no digas.


2. No evitar los problemas de masculinidad (masculinidad tóxica).


Ted Mosby de How I Met Your Mother. Foto: captura de pantalla de How I Met Your Mother

Es común que los programas traten de no abordar ciertas cuestiones que podrían ser sensibles o provocadoras. Pero, si la comedia nos ha mostrado algo, es que puede ser usada para abordar temas más difíciles.  Si nosotros, les escritores, vamos a cambiar ciertas nociones a través de la televisión, es una necesidad abordar lo que queremos cambiar. Como dice Lippman (2019): «el mayor error que pueden cometer [les escritores] es tratar de escribir encima de los problemas, esperando que nadie más los vea».


3. Reconocer la existencia de masculinidades tóxicas


Hitchcock de Brooklyn 99. Foto: captura de pantalla de Brooklyn 99

…y utilizarlas como herramienta de enseñanza (fábula con moraleja). Las masculinidades tóxicas pueden ser objeto de la burla en el que la comedia moderna se basa a menudo. Ha pasado mucho tiempo desde que nos reímos de los que son menos que nosotros. La comedia actualmente se esfuerza por reírse de quien oprime. La masculinidad tóxica puede ser usada como el hazmerreír de la comedia para mostrar por qué ya no es válida y ha fallado a los hombres, y a quienes interactúan con ellos.


4. No odiar a la masculinidad tóxica.


Red Forman de That 70’s Show. Foto: captura de pantalla de That 70’s Show

Esto podría sonar de alguna manera contradictorio, más bien podría decirse como la sabiduría popular lo hace: «Odia al pecado, no al pecador». Odiar a los personajes que muestran la masculinidad tóxica es fácil pero lleva exactamente al lado del opresor. Por regla general, los escritores no deberían odiar a sus personajes, sino que deberían comprenderlos profundamente, su pasado y sus motivaciones. Los personajes son multifacéticos, sus comportamientos y rasgos tóxicos son sólo una parte de ellos.


5. La importancia del arco del personaje y la redención.


Chandler Bing de Friends. Foto: captura de pantalla de Friends

Uno de los rasgos de la comedia moderna y las sitcoms es que los personajes tienden a tener arcos de personaje a través de las temporadas.

Ya pasó el tiempo en que las sitcoms hacían un círculo completo en cada episodio y volvían a la configuración inicial en cada episodio. Incluso Friends tenía arcos de personajes: Chandler pasó de ser un soltero sarcástico que odiaba su trabajo a ser un papá comprometido, que amaba a su esposa y hacía lo que quería en la vida, e incluso Ross terminó sobreponiéndose a sí mismo y pudo estar con Rachel (a Ross sólo lo tomamos como ejemplo de arco. Su masculinidad tóxica debe ser reconocida). Un personaje masculino con rasgos de masculinidad tóxica no tiene por qué permanecer así durante toda la serie. Una evolución hacia una versión más sana y mejor de sí mismo puede ser justo lo que la serie necesita. 


6. Pregunta a los que saben.


Foto: captura de pantalla de Sex Education

Cada persona es un universo y ninguna masculinidad es igual. Hay masculinidades queer, masculinidades gay, masculinidades asexuales, masculinidades latinoamericanas, masculinidades de las islas del Pacífico, masculinidades adolescentes, masculinidades de la tercera edad… Y dentro de cada una de ellas, hay miles de otras masculinidades. Eso no debería impedir a nadie escribir personajes, pero tampoco es una excusa para no investigar. Escribir es investigar y eso incluye hablar con gente que vive diferentes masculinidades para lograr que tus personajes sean los correctos. 


7. Cuestiona tus suposiciones.


Chidi Anagonye de The Good Place. Foto: captura de pantalla de The Good Place

Les escritores deben cuestionar todo lo que escriben, especialmente lo que dan por sentado y sus suposiciones, «es probable que esas suposiciones estén basadas en tu visión específica del mundo, y no se sostengan en ningún otro lugar.” (Black 2019) 


8. No estés a la defensiva.


Sheldon Cooper de The Big Bang Theory. Foto: captura de pantalla de The Big Bang Theory

Como regla general, les escritores deben ser capaces de aceptar las críticas y no dudar en matar a sus ideas cuando no están funcionando. Cada crítica en un ambiente profesional es valiosa. En lugar de estar a la defensiva, los escritores deben preguntarse «Si tienen razón en esto, ¿cómo es que tienen razón?”


9. Hazte responsable (rinde cuentas).


Dev de Master of None. Foto: captura de pantalla de Master of None

Las masculinidades más sanas y mejores no serán una realidad a menos que los escritores masculinos las vivan también. Es responsabilidad del escritor (masculino) luchar por una masculinidad más saludable en su propia vida privada también; y rendir cuentas de sus acciones y palabras incluso cuando están fuera del guión o del libro. También es responsabilidad de todos los hombres hacer que otros hombres rindan cuentas de sus acciones y palabras cuando adoptan comportamientos de masculinidad tóxica. Por demasiado tiempo los hombres hemos tenido libertad de acción y es hora de que nosotros rindamos cuentas.




Hernando Sandoval es un escritor y fotógrafo, postergador profesional y cínico natural que a los diez años decidió jamás dejar de jugar. Esta decisión lo ha llevado a desarrollarse profesionalmente en moda, comunicación y ha sido productor audiovisual y de teatro. Desde hace poco más de un año también se dedica a ser un inmigrante latino en Alemania, donde hace la maestría en Serial Storytelling en la IFS Internationale Filmschule Köln.


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