Economía feminista

Marcha del 1M: Mujeres frente a un sistema laboral desigual

Cientos de personas se tomaron este 1 de mayo las calles de San Salvador para marchar en conmemoración del Día de la Clase Trabajadora. La manifestación tuvo como objetivo denunciar las irregularidades en los lugares de trabajo y exigir el cumplimiento de los derechos laborales. Las mujeres alzaron la voz para demandar el pago de sus prestaciones, condiciones laborales justas y empleos con salarios dignos. Su presencia y valentía reafirman la importancia de la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.

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«Resistimos para vivir, marchamos para transformar», decía una de las pancartas de la Asociación Movimiento Salvadoreño de Mujeres durante la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Clase Trabajadora. Sindicatos y colectivas de mujeres trabajadoras asistieron a la concentración que inició en el parque Cuscatlán, recorrió la alameda Juan Pablo II y finalizó en la plaza Gerardo Barrios, en el centro de San Salvador. 

Las organizaciones denunciaron que, tal y como ha sucedido cuando se han convocado otras marchas, el Gobierno colocó retenes con policías y soldados en diversos accesos a la capital. Aun así, decenas de organizaciones lograron llegar al punto de reunión. 



La Fuerza Estudiantil Salvadoreña (FES), integrada por estudiantes de la Universidad de El Salvador, se unió a la marcha. Los estudiantes protestaron contra el régimen de excepción, las detenciones arbitrarias y los abusos a los derechos humanos. Además, exigieron pagos justos para quienes realizan trabajos de cuidados no remunerados. 



La Asociación de Mujeres feministas «Las Mélidas» participaron de esta marcha para exigir políticas públicas que garanticen el cumplimiento de los derechos laborales de las mujeres en el sector laboral. «Nosotras luchamos por las trabajadoras del hogar, ellas no tienen sueldo fijo, no tienen seguro ni vacaciones pagadas. Además, muchas de ellas son vulneradas en su lugar de trabajo y sufren diferentes tipos de abusos», dice Altagracia Castillo, integrante de esta asociación. 



La Federación de Asociaciones o Sindicatos Independientes (FEASIES) marchó por segunda vez junto a colectivos de la población LGBTIQ+ y población afrodescendiente para visibilizar sus exigencias laborales, demandar empleos que les permitan tener autonomía económica, y acceso a formaciones profesionales. «El sindicalismo es un espacio muy masculinizado y necesitamos demostrar que las personas LGBTIQ+ existimos en estos espacios, que no contamos con los mismos derechos de las personas heterosexuales a nivel de seguridad social, pensiones, somos discriminados y sufrimos acoso laboral», menciona Henry Martínez, parte de FEASIES Diversa.  



El Sindicato de Trabajadoras de Bordado a Domicilio (SITRABORDO) lleva alrededor de 8 años marchando para exigir el reconocimiento de su trabajo en la industria textil del país y una legislación que garantice sus derechos laborales. «Este día hemos salido a las calles para exigir la ratificación del Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo, un contrato por escrito, un salario digno, seguridad social, vacaciones y aguinaldo. En el año 2018 se aprobó el salario mínimo para las bordadoras a domicilio, pero hasta la fecha no hay ninguna ley que haga cumplir esta medida», dijo Aurora Martínez, secretaria de relaciones laborales de SITRABORDO. «Según nuestros registros, hay más de 300 bordadoras en diferentes puntos del país, pero ninguna cuenta con prestaciones de ley», agregó.



Desde 1979, Juana Rivas acompaña a las diversas marchas. Es representante del Movimiento de Adultos Mayores en Nueva Granada, Usulután y del Foro de Salud del mismo municipio. En este 1 de mayo, Juana marchó por las diferentes desigualdades sociales que afectan a las mujeres, desde la falta de acceso a la salud, a educación de calidad, y viviendas dignas, hasta las carencias en las instituciones públicas que brindan atención específica para las mujeres. También pidió que el Estado brinde insumos agrícolas de calidad a bajo costo para las mujeres del área rural que se dedican a la agricultura. «Nosotras luchamos también por las mujeres rurales, para que ellas tengan beneficios por parte de instituciones públicas en áreas productivas agrícolas, en los huertos caseros, en sus granjas, para que ellas puedan sostener económicamente sus hogares», afirmó.  



Por primera vez en El Salvador, se unió a la marcha un colectivo de personas que laboran en “call centers” o centros de tercerización de llamadas, quienes denunciaron violaciones de sus derechos laborales, extensas jornadas de trabajo, ambientes hostiles y el impago de indemnizaciones por despidos injustificados. Días previos a la marcha realizaron una campaña en redes sociales bajo el hashtag #Mayo1NoMeLogueo, para exponer las diversas situaciones de vulneraciones laborales que enfrentan en estos centros de llamada. También colocaron carteles en las calles por las que pasó la manifestación, con las denuncias de los trabajadores. Uno de ellos decía: «Justo el día que me iban a operar, fui despedido por estar enfermo. Esto sucedió en Sykes». 



La comunidad Santa Marta llegó desde Cabañas para protestar contra las capturas de cinco de sus líderes ambientalistas comunitarios, detenidos desde enero de 2023. Vidalina Morales, integrante de la Asociación de Desarrollo Económico Social Santa Marta (ADES), denunció que encontraron cuatro retenes policiales durante el camino hacia la marcha. «Hoy más que nunca estamos convencidos de esta perversidad del Estado y el sistema judicial», expresó.  


Integrantes del Movimiento de Víctimas del Régimen (MOVIR) también participaron en la marcha para exigir justicia por sus familiares que han sido detenidos arbitrariamente desde la implementación del régimen de excepción. Organizaciones de la sociedad civil han documentado cerca de 6 mil casos de violaciones a los derechos humanos y detenciones injustificadas irrespetando el debido proceso.  

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