Por Mónica Campos, Angélica Ramírez y Vilma Laínez
A casi un año y medio de la tragedia, quienes no fueron reubicados por el gobierno y siguen viviendo en la zona, que está declarada como inhabitable, se las arreglan cuidándose entre todos para sobrevivir a las lluvias. Gloria se ha convertido, en esta nueva dinámica y a falta de un seguimiento cercano de parte de las autoridades, en la guardiana que da las alertas tempranas.
Tan solo unas gotas generan angustia en los habitantes, pero la comunidad, Gloria y su familia no se paralizan por el terror. Cada vez que llueve, se equipan con botas, capas y celular en mano para recorrer la quebrada en busca de señales de alerta para difundirlas entre los vecinos. Con esta acción de supervivencia, ante la falta de alertas tempranas por parte de las autoridades, los pobladores resisten para permanecer en las tierras que consideran su hogar.