La culpa nunca es de las víctimas. Esa consigna debe ser apropiada y comprendida por toda la ciudadanía. En especial, por las personas que prestan servicios de salud esenciales y de asistencia policial y legal, así como de atención psicológica. Comprender la violencia basada en género es precisamente abandonar prejuicios y estereotipos basados en género que influyen para que el foco de atención sea revictimizar cuando toda persona tiene derecho a vivir libre de violencia. En esta carta, Daniela Hernández le escribe a Liliana Mimou, italiana, víctima de feminicidio en el 2016, que no fue su culpa.
Por Daniela Hernández, 17 años
Hola Liliana, la verdad no sé qué decirte o cómo expresarme… desearía que de verdad pudieras leer esta carta: sé que fuiste fuerte en momentos difíciles, desconfiabas de David porque sabías que iba por ti, pero a pesar de eso lo ayudaste porque pensaste que eso era lo mejor, pero no fue así.
Me da miedo imaginarme lo que te pasó en solo segundos. El miedo que tenías de dejar todo lo que algún día quisiste: tu familia, tus amigos, las personas que realmente te amaban, dejabas eso por algo que tú no pudiste evitar.
Sé que fuiste fuerte hasta tus últimos momentos. Lo que pasó no es tu culpa.
A pesar de ya no estar con tu familia, seguro te recuerdan por lo fuerte que eras, a pesar de tener una vida corta y una despedida de este mundo antes de tiempo. A pesar de lo que te pasó, espero que hayas tenido una buena vida.