Por Natalia Guzmán
Edición: Gabriela Aquino
Marielba Herrera es antropóloga y dedica su trabajo a investigar los elementos afros e indígenas en la cultura salvadoreña. Su trabajo cubre los ejes de identidades étnicas, indígenas, afrodescendientes, religiosidad popular y patrimonio cultural inmaterial.
En el censo 2007 de la población salvadoreña, 7,441 personas, uno de cada diez salvadoreños censados en ese año, se identificaron como afrosalvadoreñas. La población afro salvadoreña ha sido invisibilizada en la historia del país, y su creciente reconocimiento no ha venido del Estado, sino del trabajo de la academia y el activismo. En esta entrevista, Marielba Herrera nos cuenta de su propio acercamiento al estudio, la investigación y la reivindicación de la afrodescendencia en El Salvador.
¿Por qué es importante investigar la afrodescendencia en El Salvador?
Desde el mestizaje en el siglo XIX, la afrodescendencia empezó a desaparecer del panorama geográfico, demográfico y cultural. Y en el siglo XX, a partir de diferentes políticas internacionales, empiezan a borrar todo aquello que pertenece a un pensamiento blanco, eso implica la negación de los pueblos indígenas o la invisibilización de los pueblos indígenas. En el caso de lo afro esto implica la negación total de lo afrodescendiente. Y trae como consecuencias que por ejemplo en los libros de historia y en la educación no encontrés información del tema afro.
Entonces, investigar sobre la afrodescendencia es importante porque vamos a visibilizar y a fortalecer de alguna manera la identidad que se nos ha sido negada durante tanto tiempo y sobre todo, reconocer que somos un país pluriétnico y multicultural.
¿Cómo comenzaste a investigar sobre el tema?
Una de mis líneas de investigación ha sido la religiosidad popular donde he trabajado mucho el Cristo negro, enfocado a la tradición indígena. Entonces, colegas en esta línea me dicen que hay un tema en específico que les llama la atención porque tiene como cierto matiz negro, no africano, sino negro. Hicimos la propuesta junto a otro colega de trabajar en la línea de religiosidad popular al santo San Benito de Palermo en Ereguayquín. Lo hicimos para entender ese universo afro en el país que había estado latente, pero que nosotros desconocíamos. Empezó a generarnos muchas preguntas en relación a estos ejemplos donde está la población afrodescendiente.
Además, hace más o menos diez años hubo un boom del tema afro en el país, y es la academia la que posiciona dentro del discurso general social, no a nivel de Estado, la posibilidad de tener descendientes de africanos en El Salvador. Grupos se conforman que lo trabajan desde diferentes líneas, desde la literatura, historia, arqueología, antropología y que dio las bases para entender este universo afro en el país.
También ya venía de un proceso de auto reconocimiento de ser afrodescendiente, así que las dos cosas fueron de la mano. Era un interés personal pero también un interés académico y fue bien chivo, porque cuando yo llegaba a entrevistar a la gente de la comunidad afro de San Alejo, la gente me preguntaba si yo era de ahí o que si yo era la hija de alguien de ahí. Ellos me veían afrodescendiente y yo era parte de ellos. Reafirmaba mi condición de mujer afro dentro de una sociedad que no me reconocía.
¿Cómo fue ese proceso de autodescubrimiento?
Sabés que sos diferente, que no encajás en lo indígena, en lo europeo, en lo asiático; que sos colocha y que tenés ciertos rasgos fenotípicos que no corresponden con el estándar o el reconocimiento general en el país. Pasa el tiempo en que se sufren diferentes tipos de violencia, el racismo a partir del fenotipo, pero como no somos personas conscientes de que hubo población negra vos decís no es conmigo el asunto.
Cuando empiezo a ver el tema de afrodescendientes digo: pues sí, yo soy de aquí. Es una lucha interesante porque hasta ese momento me alisaba el pelo, y era un conflicto eterno el querer encajar en el estándar común de ser mujeres desde la figura de lo corporal.
Soy una persona bajita, tengo un montón de curvas. Viví el conflicto de querer ser delgada, plancharme el pelo, no quería asolearme porque no quería verme morena. Buscás tonos de ropa que te ayuden a aclarar.
Entonces, de alguna manera empiezan a fluir pensamientos como: voy a dejar de alisarme el cabello, no voy a pelear con mi peso, mi cuerpo es así y por muy delgada que sea, siempre me voy a ver así. Fue un proceso interesante porque de alguna manera eso me liberó de lo que la sociedad estaba esperando.
¿Qué desafíos conllevan la investigación y el estudio de la afrodescendencia?
Visibilizar a la población afrodescendiente actual reconociéndonos como herederas y herederos de una tradición fuerte. No es que yo sea heredera de la África ancestral, sino heredera de una tradición, cultura y de mi identidad que se conforma en las Américas a partir de la fusión de elementos europeos indígenas. Esta diversidad es la que nos da una identidad muy particular a las y los salvadoreños.
Si se ve a nivel de territorio, es también esa diferencia, esa otredad de hacer que yo valore y reivindique las luchas y las resistencias de las y los ancestros. Desde que llegan al territorio americano quieren ser libres y esa libertad se ha ido transformando a través del tiempo. En algún momento fue una libertad física, corpórea. Ahora es una libertad de pensamiento, política, libertad de hablar. Será importante reeducarnos socialmente para entender o para abrir los ojos que hay una diversidad de grupos y personas en este país.
¿Por qué es importante el trabajo de los antropólogos?
Desde el punto social, nos ayuda a comprender esas problemáticas que nos atañen a cada uno de nosotros. A nivel cultural, identitario, el trabajo de los antropólogos fortalece la identidad colectiva e individual para entender que somos una fusión de muchos elementos, pero que a lo mejor alguna de estas identidades va a sobresalir, y es en la que yo voy a estar tranquila y voy a sentirme a gusto de poder interactuar con los demás compañeros y compañeras en colectividad.
¿Ha tenido obstáculos al momento de investigar sobre la afrodescendencia?
Crecimos en un mundo en el que se borró a los afrodescendientes de nuestra mente o nunca conocimos que existían. Era muy difícil encontrar las fuentes y encontrar a estos sujetos dentro de la historia. Cuando empezás a meterte en el tema, se te cae la venda: ahí han estado desde siempre, lo que pasa es que con la educación muy colonialista en la que hemos sido formados, no podemos verlo. Pero en la medida que te vas adentrando en la temática, las dificultades son menos. Encontrás más información, entendés más las situaciones, entendés que hubo poblados muy fuertes de gente afro en el país y entonces, claro, te cae el veinte de un montón de situaciones en relación a la cultura, la identidad, a los comportamientos que ves en cada territorio.
Luego surgen un montón de preguntas de las que todavía no tenemos las respuestas y ahí está la clave para saber que necesitamos tener más fondos. Necesitamos tener un apoyo institucional. Ese es otro problema grande, se plantea la posibilidad de abrir una mesa temática y dicen que no, porque no es un tema de moda. Las problemáticas de las mujeres negras no son un tema de moda. Las problemáticas de la infancia no son un tema de moda. El gremio te bloquea sin saber que lo está haciendo.