Economía feminista

Mujeres emprendedoras: un motor de la economía en El Salvador 

Las mujeres constituyen el 54.2 % de la fuerza laboral en el sector informal de El Salvador; los hombres, el 45.8 %, de acuerdo con un estudio de 2023. Este sector, compuesto principalmente por micro y pequeñas empresas (MYPES), emplea a casi dos tercios de la población ocupada del país. En este texto, presentamos un breve perfil de seis emprendedoras salvadoreñas y los desafíos que enfrentan al no contar con prestaciones laborales ni seguridad social.

84

En un pequeño rincón de Santa Tecla, Elisa de Santamaría trabaja con paciencia en su mesa de diseño. Entre hilos de algodón crudo y cuentas diminutas, da vida a sus piezas de joyería artesanal. Para ella, cada accesorio es un homenaje a las raíces salvadoreñas y al trabajo hecho a mano. Tenía 36 años cuando fundó Tochin en 2006, un nombre inspirado en el náhuat y su amor por los conejos. Aunque las temporadas bajas y la competencia son desafíos constantes, persevera, motivada por su clientela, quienes valoran lo auténtico. Además de liderar su negocio, es cofundadora de la Red de Mujeres Emprendedoras en 2019. Para ella, la colaboración entre mujeres es clave para el crecimiento personal y profesional. 

En San Miguel, Margarita Constanza transforma su taller en un espacio lleno de creatividad. Su negocio, que comenzó entre 2017 y 2018 inspirado por su madre y abuela, ha evolucionado desde recuerdos personalizados y brigadeiros hasta convertirse en The Art, una marca dedicada a la creación de cajas y regalos únicos. A sus 27 años, Margarita enfrenta retos económicos, pero no permite que el miedo la detenga. Psicokids, una ludoteca móvil, es su más reciente emprendimiento. Lidera sus emprendimientos en su tiempo libre. Su empleo formal es con una organización de la sociedad civil, donde ejerce como psicóloga.  Su filosofía es sencilla, pero poderosa: empezar con lo que se tiene y trabajar con dedicación. 

El sector informal en El Salvador está lleno de historias como las de Elisa y Margarita. De acuerdo con el estudio El estado actual de la MYPE 2023: La otra cara de la economía” del Observatorio MYPE de FUSAI, cinco de cada diez mujeres laboran en este sector, compuesto principalmente por MYPES, que emplea a casi dos tercios de la población ocupada del país. Sin embargo, la falta de prestaciones laborales y seguridad social las deja en una situación de constante incertidumbre. Elisa, por ejemplo, tiene 54 años. Aunque está cerca de cumplir la edad mínima de retiro en El Salvador, no cuenta con los 25 años de cotización necesarios, continuos o discontinuos, para tramitar una pensión. Margarita, aunque se insertó en el sector laboral desde hace 8 años, comenzó a cotizar seguridad social hasta que fue contratada por la oenegé. 

Cautelosas con las tarjetas de crédito 

A pesar de las dificultades, las mujeres en el sector informal suelen ser más responsables con el uso de las tarjetas de crédito. El estudio revela que el 31 % de las mujeres emprendedoras teme caer en mora, frente al 25.4 % de los hombres, lo que demuestra una mayor prudencia en el manejo de las finanzas. Esta responsabilidad ha sido clave para que muchas mujeres sigan adelante con sus proyectos a pesar de los obstáculos. 

Existen programas y líneas de crédito dirigidos a apoyar a las mujeres emprendedoras. La Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype) ofrece acceso a financiamiento y acompañamiento técnico. A través de la Ley MYPE, las mujeres empresarias pueden acceder a fondos para el emprendimiento, facilitando la creación y fortalecimiento de sus negocios. También están disponibles iniciativas como el Fondo Mujer de UN Women y la Línea de Crédito Nacional Desarrollo Mujer, diseñada específicamente para apoyar a las mujeres propietarias de micro y pequeñas empresas. Sin embargo, a pesar de estas ayudas, el acceso a crédito sigue siendo limitado y muchas emprendedoras luchan por conseguir los recursos necesarios para expandir sus negocios. 

El Informe de la Desigualdad Multidimensional, elaborado por la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (Fudecen), Oxfam y el Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer (IMU), revela que el 16 % de las mujeres salvadoreñas que acceden a un crédito lo utilizan para invertir en sus negocios. 

El sector informal: un refugio con riesgos 

Las micro y pequeñas empresas (MYPES) son un pilar fundamental en las comunidades salvadoreñas, ya que generan empleo local y ofrecen oportunidades cercanas a los hogares. La mayoría de estas empresas se concentran en dos sectores principales: el 43.3 % en comercio y el 39.6 % en servicios, según el informe de FUSAL. 

En términos de ingresos, las MYPES tienen un promedio de ventas brutas diarias de $103. No obstante, las ventas varían según el sector. El sector servicios registra las cifras más bajas, con un promedio de $84.05 diarios, mientras que los sectores de comercio y producción alcanzan promedios de $106.72 y $119.41, respectivamente. 

El perfil educativo de quienes lideran estas empresas refleja los desafíos en el acceso a la educación. Según la encuesta, el 8 % no cuenta con estudios formales, el 20.8 % llegó hasta sexto grado, el 26.4 % completó el tercer ciclo, y el 35.3 % cursó al menos un año de bachillerato. Solo el 9.5 % logró alcanzar un nivel técnico o universitario. 

En Ilopango, Daniela Vichez lidera Daniela’s Gourmet, una línea de productos naturales y gourmet que incluye salsas caseras y adobos. A sus 50 años, y como madre de tres hijos mayores de edad, combina su formación como bachiller y técnica en electricidad, aires acondicionados, refrigeración y paneles solares con su pasión por la cocina. Inspirada por su madre, quien también era cocinera, y por su experiencia en la cocina en Estados Unidos, decidió emprender en 2011 con su negocio homónimo. 

Ha enfrentado retos como la falta de capital, problemas logísticos y las exigencias de etiquetado, pero el apoyo de redes de emprendedores y programas de capacitación han sido claves para superar estas barreras. Motivada por la satisfacción de sus clientes y el deseo de brindar productos de calidad, Daniela continúa expandiendo su negocio. “La clave está en la paciencia y en invertir en la calidad de lo que haces”, asegura mientras organiza sus pedidos desde su taller en Ilopango. 

Cada una de estas emprendedoras no solo enfrenta retos económicos, sino también el peso de equilibrar su vida personal, profesional y laboral. A sus 50 años, Cesiah Cabrera ha convertido su reinvención personal en un negocio que rinde homenaje a su mamá. Trabajó en el sector bancario desde los 18 hasta los 43 años, una experiencia que le proporcionó habilidades clave para su futuro. Tras renunciar, decidió retomar sus estudios universitarios en Administración de Empresas, combinando su aprendizaje con el inicio de un proyecto propio. En 2017 fundó Shatas, un negocio de accesorios cuyo nombre honra el apodo cariñoso de su madre, «Chata», a quien describe como una mujer valiente e independiente. 

También ofrece ventas al por mayor, con el objetivo de apoyar a otras mujeres emprendedoras. Su esfuerzo ha llevado los productos de Shatas a San Miguel, Chalatenango y Santa Ana, ampliando su alcance a nivel nacional. 

Aunque reconoce los desafíos del emprendimiento, como los días de bajas ventas, Cesiah valora la flexibilidad que este le ha dado para estar más presente con sus tres hijos, de quienes es madre autónoma. “La perseverancia y la paciencia son fundamentales. Cada negocio es único y requiere tiempo para crecer”, reflexiona. 

Sonia Medina, de 48 años, transformó su pasión por la cosmetología en el Salón Atenas, en San Miguel. Formada en cosmetología, desde 2010, ha cumplido su sueño de ser su propia jefa. Inspirada en la «ciudad de los dioses», creó un espacio donde cada cliente se siente renovado, ofreciendo servicios como cortes, maquillaje, masajes y limpiezas faciales. 

Como madre autónoma, encuentra su mayor motivación en brindar estabilidad a sus hijos. “Siempre he tenido claro que quería sacar adelante a mi familia y que mis hijos tuvieran las herramientas para defenderse en la vida”, afirma. Su meta es mejorar las instalaciones de su salón y alienta a otras mujeres emprendedoras a confiar en sí mismas y a no temer perseguir sus sueños. 

El estudio de FUSAI revela que el 31 % de las mujeres emprendedoras tiene miedo de caer en mora, lo que las hace más cautelosas al usar el crédito. Además, los ingresos diarios en el sector de servicios, como los que generan Sonia y Cesiah, son en promedio de $84.05, más bajos que en el comercio o la producción. 

A pesar de las adversidades, estas mujeres continúan construyendo sus sueños. Michelle Valencia, fundadora de Con Amoree, transformó su amor por los postres en un emprendimiento familiar que comparte con su madre y hermana desde diciembre 2021.  

Tras finalizar su licenciatura en Laboratorio Clínico y enfrentar dificultades para encontrar empleo, decidió convertir su pasión en una fuente de ingresos para su familia. A sus 31 años, está a punto de graduarse como pastelera profesional, un logro que celebra con orgullo: “Este año, Dios me dio la oportunidad de estudiar y ya estoy a dos meses de culminar mi carrera. Es un gran logro”, comenta, alegre. 

Los comienzos no fueron fáciles. “Al principio yo no tenía trabajo y solo mi mamá cubría todos los gastos, pero no se obtenía mucha ganancia. Además, no teníamos suficientes utensilios para avanzar con los pedidos”, recuerda. Sin embargo, con esfuerzo y el apoyo incondicional de su familia, poco a poco logró mejorar su espacio de trabajo, aumentar la visibilidad de su negocio y consolidar una clientela fiel. 

Estas historias reflejan la resiliencia y creatividad de las mujeres salvadoreñas en el sector informal. A pesar de los desafíos, como el acceso limitado a financiamiento y capacitación, su esfuerzo sostiene no solo a sus familias, sino también a sus comunidades. Son el motor silencioso de una economía que sigue sin brindarles garantías laborales ni seguridad social, con excepción de Margarita. 

*La información sobre el empleo formal de Margarita Constanza fue actualizada el 8 de enero.

Artículos relacionados

Economía feminista

El doble esfuerzo de las mujeres frente al aumento de precios de la canasta básica

Las mujeres que realizan tareas de cuidado no remunerado enfrentan una carga...

Economía feminista

Eternas damnificadas: dejar tu casa cada vez que llueve

En El Salvador, acceder a una vivienda digna es un sueño para...

Economía feminista

Carlos Argueta: «Las brechas salariales ponen en riesgo a las mujeres en su vejez»

Carlos Argueta es maestro en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de...