Gabriela Bernal reconoce en esta carta que el amor no guarda relación con los celos ni con ningún tipo de violencia. Asimismo, que ninguna víctima de feminicidio debe ser responsabilizada ni revictimizada: la culpa siempre será del feminicida, del agresor.
Bernal reflexiona sobre la importancia de identificar las fases de la violencia; y, también nos habla sobre la denuncia. Hablar de denunciar no es fácil. La única Encuesta Nacional de Violencia contra la Mujer 2017, realizada en El Salvador, revela que 7 de cada 10 mujeres han experimentado cualquier tipo de violencia. Solo 3 de cada 10 han puesto una denuncia.
Las estadísticas sobre las violencias basadas en género representan un subregistro o cifra oscura porque no todas las sobrevivientes denuncian.
Los informes sobre Hechos de Violencia contra las Mujeres, ediciones 2016-2017 y 2018, del Ministerio de Justicia y Digestyc, reconocen que las causas de los subregistros -denuncias por delitos de violencia contra niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres- son: «la normalización de la violencia, la impunidad que prevalece, el miedo a sus agresores y sus cómplices, los obstáculos que enfrentan en el acceso a la justicia, el contexto de inseguridad a nivel comunitario, entre otras». Esas otras equivalen a represalias, temor a la estigmatización o revictimización, y la desconfianza en el sistema de justicia.
Por Gabriela Bernal, 16 años
Hola Graciela, no nos conocemos, pero yo sé una parte de tu historia, esa es una de las razones por las que decidí escribirte. [Quiero] decirte que lamento mucho que tu propio novio te haya matado; lamento demasiado el hecho de que él haya sido la persona a la que amabas y te haya matado, pero lamento aún más que en tu último momento aún amaras a una persona que te estaba maltratando, que te estaba matando, que te asesinó.
Puede que no entienda a la perfección qué es el amor; sin embargo, lo que tengo muy claro es que AMOR no es ODIO, no es maltrato ni físico ni verbal, no es celos, no es violencia, no es misoginia, entonces amor no era ÉL.
Tú no tienes la culpa de lo que él hizo, tampoco sé por lo que habías pasado antes, solo sé que esa frase, tus últimas palabras estaban equivocadas. Eso no es amor. Si hubo violencia mucho antes de que él te matara, podrías haber denunciado, pero eso no es amor.
